Después del día que pasamos en Kamakura y Yokohama, el día siguiente lo teníamos reservado para ir a ver el Monte Fuji pero el tiempo no acompañaba y todas las probabilidades apuntaban a que estuviese cubierto así que hicimos un cambio de planes y nos fuimos a pasar el día en otro de los parques Disney. Podéis leer toda la información de Disney Tokio en este post-guía que publicamos hace unas semanas.

Llegamos así a nuestro último día en Japón, el último día de nuestros 20 por el país.

Una de las cosas que nos llamaba mucho la atención cuando empezamos a preparar el viaje, era la cantidad de fotos que veíamos del Maneki-neko; el famoso gato de la suerte que hasta hace poco pensábamos que era chino. Pero no, este amuleto de la suerte es japonés y digamos que tiene su propio templo.

Comenzamos así con la primera visita del día cogiendo el metro en nuestro barrio hasta Shinjuku y de ahí en la línea Odakyu hasta Gotokuji.

Visitar el templo Gotokiji queda fuera de las rutas más conocidas (está en la zona de Otagaya).

Cuidado no os pase como a nosotros que nos equivocamos al salir de la estación y caminamos casi media hora en una dirección que no era.

Una vez encontramos el camino correcto ya se ven por la calle algunos carteles en tiendas y miles de souvenirs en forma del famoso gato.

El templo Gotokuji es un templo budista en el que nace el Maneki-neko. Se cuenta que en la época Edo este templo era muy pobre y el monje que vivía en él compartía el templo con una gata blanca y marrón. Un día; un rico señor feudal llegó al templo para refugiarse de una tormenta, y mientras estaba bajo un árbol vio a la gata que; moviendo su pata, le indicaba que se acercase al templo. El hombre se acercó a ver a la gata y en ese momento, un rayo cayó en el árbol por lo que, la gata había salvado la vida a aquel hombre que agradecido, reparó el templo y donó tierras y cultivos. El templo prosperó mucho y cuando la gata murió fue enterrada en el templo y se creó el Maneki-Neko.

1Nosotros llegamos con lluvia también, lo que hacía un poco desagradable el paseo; pero el templo nos pareció un lugar muy bonito y tranquilo. Estuvimos solos todo el tiempo que estuvimos allí.

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3Entramos a la pequeña tienda que tienen allí y compramos algunos gatos para traernos a España e incluso compramos uno para dejarlo allí a modo de ofrenda. Es muy curioso ver la cantidad de gatos que hay allí y yo no hacía más que pensar que en España probablemente, la gente se los hubiese llevado ya… Nos encantó ver tantos gatos juntos ! Y ya tenemos el nuestro en casa bien colocado para que nos traiga buena suerte y muchos viajes.

Tras esto, volvimos hacia la estación. Esta zona sin turistas nos gustó mucho porque además estaba llena de tiendas y pequeños locales con mucho encanto. Nos paramos en una pequeña cafetería a tomarnos un café y seguimos nuestra ruta.

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Cogimos de nuevo el tren y nos fuimos a pasear por la zona de Yanaka; una zona que nos encantó pero de la que no tenemos apenas fotos porque la visitamos bajo una intensa lluvia.

Paseamos por sus calles que estaba totalmente vacías; pero sobre todo nos encantó el sabor añejo del barrio, como parece parado en el tiempo y las tiendas tan bonitas que tiene. Tiendas de artesanía tradicional o tiendas modernas pero conservando ese aire antiguo.

Como os decía tan solo tenemos 4 o 5 fotos pero el paseo; a pesar de la lluvia y la incomodidad de ir con la cámara grande y el paraguas, fue de lo más agradable.

De Yanaka cogimos el metro para ir a la zona de Omotesando donde aprovechamos para comer en el famoso local de gyozas en el que estuvimos en la primera parte del viaje donde comimos una buena ración de gyozas con arroz, agua y cerveza por 1000 yenes.

Después de comer estuvimos paseando un buen rato por Harajuku viendo el ambientillo, mirando tiendas de nuevo y paseando entre la gente y algún que otro personaje. Esta zona ya nos había gustado el primer día, pero este día nos gustó más aun, más si acaso porque callejeamos por las calles aledañas y descubrimos algún local con mucho encanto, tiendas con mucho gusto y algún que otro bar más que recomendable.

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Iba cayendo la tarde y nos fuimos a la zona de Shinjuku ya que queríamos ir al mirador TOCHO, el efidifio del Gobierno Metropolitano.

Seguía lloviendo a ratos así que nos fuimos directos paseando hacia el mirador.

Este edificio fue construido en 1991 tiene 243 metros de altura y es la sede del Gobierno Metropolitano de Tokio.

Tiene dos miradores, pero la ventaja es que el mirador de la Torre Norte está abierto hasta las 23 horas; no solo eso, los miradores son totalmente gratuitos.

Estuvimos un buen rato arriba disfrutando de las vistas que por cierto son fabulosas y aprovechamos para comprar un par de últimos souvenirs.

Cuando bajamos nos fuimos a pasear por la zona de Kabukicho; había un mucho ambiente, pero curiosamente nos costó mucho encontrar una conocida zona de «tapas» y no encontramos ningún sitio para cenar ya que muchos estaban completos, otros eran una especie de buffet libre que no terminamos de entender bien e incluso de un bar me echaron señalando mis tatuajes (y esto es totalmente verídico).

20Terminamos el día cenando cerca de la estación de Shinjuku porque nos apetecía despedirnos de Japón cenando la tempura que tanto nos gusta. Encontramos un restaurante de camino a la estación y cenamos unos platos de tempura variada muy rica y bastante abundante, con cerveza y agua por 1850 yenes.

Y ahora sí, nos fuimos hacia el hotel a terminar de hacer las maletas, terminaba nuestra aventura de 20 días por el país del sol naciente.