Comenzaba otro nuevo día en la Isla de los Dioses. Esta vez, tendríamos nuevo conductor y guía que nos acompañaría durante dos días para enseñarnos lo más representativo de la isla.
A las 9 muy puntual; nos estaba esperando Wayan Adi, de todobali.com para comenzar las visitas del día.
Después de hablar unos minutos acerca de las visitas y ponernos de acuerdo, la ruta del día quedó de la siguiente manera:
Batubulan (danzas balinesas) – casa típica balinesa – Goa Gajah – Café Luwak -Ubud.
La primera parada del día sería en la zona de Batubulan para ver la danzas balinesas tan típicas de la zona. Pagamos 100.000 rupias por persona. La danza en cuestión era la danza del Barong, una lucha entre el bien y el mal.
El espectáculo duró algo más de una hora, y a pesar de ser algo totalmente dirigido al turista, a nosotros nos gustó mucho. La historia gira en torno a la lucha entre el Barong, una especie de león mitológico que representa a los buenos espíritus y ñucha contra Rangda que representa al mal.
Los trajes, la historia y las alegorías, pero sobre todo las dos chicas bailando con esos movimientos y miradas tan típicas fue lo que más nos gustó del espectáculo.
Cuando salimos del recinto donde se escenificaban las danzas, nos dirigimos a visitar una casa típica balinesa.
Uno de los ancianos nos explicó que el templo que hay en las casas debe estar orientado hacia el noreste (norte por la montaña o volcán y este por la salida del sol) o el sureste.
Estuvimos un rato charlando con unos niños tímidos a los que enseñamos las fotos que les hicimos y tras eso, visitamos el interior de la zona de dormitorios y cocina.
Le dimos una donación a un anciano que había en la entrada; bueno más que donación fue que el guía nos dijo que le diésemos unas 20.000 rupias para ayudar a la conservación de la casa.
El siguiente punto de la ruta era el famoso templo Goa Gajah o «La cueva del Elefante».
Este templo, construido en el siglo IX es un importante centro de meditación para monjes que vienen desde otros templos.
Estuvimos viendo un rato los restos del antiguo templo (lo que mejor se conserva son algunas de sus fuentes sagradas) y bajamos a echar un vistazo a la famosa cueva que da nombre al templo.
En su interior, se puede ver una reproducción de Ganesh (hijo de Shiva).
Pero si hay algo que nos gustó del templo además de la llamativa entrada a la cueva fueron los alrededores del templo (un antiguo monasterio ocupaba todo lo que ahora se ha «tragado» la naturaleza).
Es de una exuberancia apabullante; y a pesar de la humedad que había y la cantidad mosquitos, mereció muchísimo la pena darse un paseo por ese lugar tan bonito.
Cuando salimos de Goa Gajah; nos dirigimos a otra de las visitas imprescindibles en Bali: Pura Tirta Empul, el templo sagrado.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2012; este templo construido en el año 962 es uno de los templos más visitados de Bali, y según las creencias, sus aguas poseen poderes curativos ya que el según cuenta la tradición el rey Indra consiguió curar a muchos fieles que habían sido envenenados.
Pagamos 15.000 rupias de entrada más las 5.000 de parking, y nos dirigimos a que nos dejasen el sharong obligatorio para entrar a la zona de las fuentes.
Hay que aclarar que este templo no es una piscina para el uso y disfrute de los turistas, hay que ser muy respetuoso y si quieres meterte en el agua debes de seguir sus normas y ponerte la ropa que ellos establecen.
La piscina principal del templo tiene 12 fuentes sagradas que se usan para purificarse. El ritual sería el siguiente: hay que mojarse la cara (3 veces) y enjaguarse la cara otras 3 veces (si no queréis beber, aclarar la boca) y sumergir la cabeza bajo el chorro de la fuente. Esto hay que hacerlo en 10 de las 12 fuentes (allí veréis en cuáles no se debe, pero además tienen el símbolo de una esvástica hindú.
Repetimos que no es una piscina, e insistimos tanto porque es un lugar muy sagrado para ellos y vimos allí alguna escena de mal gusto por parte de los turistas. Yo me metí dentro e hice el rito tal y como establecían las normas.
Tras esto seguimos visitando el resto del templo y viendo como en otros lugares del mismo, seguían rezando o haciendo ofrendas y viendo sobre todo el gran estanque de origen volcánico.
Hablamos con el guía para que nos llevase a comer a algún warung local pero al que nos llevó no nos convenció nada, porque las condiciones higiénicas (varios gatos y gallinas encima de la mesa donde íbamos a comer) no eran lo más indicado así que fuimos al Warung Koi: caro en comparación otros, pero comimos de maravilla y el sitio era realmente precioso. 3 platos a compartir, cerveza grande y un zumo de vainilla 310.000 rupias.
Cuando terminamos de comer nos dirigimos a una zona donde producen el famoso café Kopi Luwak. Ya sabéis que está considerado como el café más caro del mundo y que proviene de los excrementos de las civetas.
Nos enseñaron cómo «procesaban» los granos de café y nos aseguraron que no hay maltrato animal… aunque yo vi un par de civetas en una jaula (me dijeron que era para enseñarlas…) así que nos limitamos a probar otro tipo de infusiones y cafés.
Compramos unas infusiones de lemongrass que nos habían gustado mucho y aprovechamos para comprar un par de regalos antes de volver al coche.
Dimos por finalizadas las visitas del día y volvimos a Ubud pasando por unos arrozales preciosos.
Ya en el hotel estuvimos tomándonos un par de cervezas mientras nos relajábamos en la piscina del hotel; pero además, aproveché a darme un masaje estupendo por 60.000 rupias (baratísimo !!!).
A mitad de tarde nos fuimos a pasear por las calles de Ubud, entrando en algunas de sus bonitas tiendas y haciendo tiempo para cenar. Escogimos un restaurante estilo italiano, con unas pizzas muy buenas: Mamma Mia. Muy recomendable. Pedimos una lasagna, una pizza, una cerveza y agua grandes: 250.000 rupias.