Como muchas veces que viajamos por Europa, nuestros  viajes comienzan viajando desde Zaragoza a Barcelona o Madrid por la noche, para intentar coger los primeros vuelos de la mañana como en este caso.

Tras un tranquilo vuelo con Ryanair, llegamos al aeropuerto de Pisa a la hora prevista y salimos en busca del autobús que nos llevaría directos a Florencia. Compramos los billetes en la cola de entrada al embarque en Madrid; nos costaron 12 euros por persona ida y vuelta.

Llovía muchísimo y la forma de conducir italiana no hacen que te sientas muy tranquilo en el autobús.

Llegamos a la Estación Santa Maria Novella (realmente el autobús te deja por detrás y lo coges para la vuelta en el mismo sitio que te deja) y nos compramos un pequeño paraguas pegable ya que llovía a mares en ese momento.

Antes de ir a buscar nuestro hotel, aprovechamos para ir a la oficina de turismo cerca a la estación para comprar las dos tarjetas Firenze Card que nos servirían durante 72 horas y que sirven para visitar 72 monumentos incluidos en la tarjeta que cuesta 72 euros.

Pasamos con las maletas por la Piazza Santa Maria Novella donde ya que nos quedamos maravillados al ver la bonita fachada de la iglesia.

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Como os contamos, nos alojamos en el Hotel Unicorno que reservamos a través de centraldereservas.com porque aprovechamos un buen descuento que tenían cuando lo reservamos y nos incluía el desayuno. En el post de preparación del viaje os contamos más detalles del hotel, por nuestra parte lo recomendamos totalmente, no solo por la ubicación sino también por la amabilidad del personal.

Después de hacer el check y dejar las maletas en la habitación, ya era hora de comer. Preguntamos en recepción por alguna recomendación cercana (por si el que llevábamos apuntado estaba cerrado, como fue el caso) y nos recomendaron uno de los mejores sitios para comer de todo el viaje, sino el que más: la Osteria dei Centopoveri en la Via Palazzuolo 31r.

Fuimos para allí; y al llegar, vimos que el dueño del hotel estaba comiendo allí. Como os contamos en el post de restaurantes en Florencia, fue todo un acierto: precio más que ajustado y comida abundante y buenísima.

Después de comer; decidimos visitar la iglesia Santa Maria Novella. Se ve preciosa dominando la plaza, y además había dejado de llover…

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Su horario es el siguiente: Desde abril hasta septiembre, de lunes a viernes: de 9:00 a 19:00 horas (los viernes desde las 11:00) y desde octubre hasta marzo: de lunes a viernes: de 9:00 a 17:30 horas ( los viernes desde las 11:00). El precio es de 5 euros (nosotros lo teníamos incluido en la Firenze Card) aunque si tienes entre 18 y 25 años o más de 65, os costará 3’50 euros (los niños menores de 5 años entran gratis).

El interior nos pareció precioso y tiene unos frescos fabulosos que cuentan la vida cotidiana de Florencia en la Edad Media. Esta iglesia contiene un crucifijo magnífico en madera de Brunelleschi (su única escultura en madera).

Pero si el interior nos pareció muy bonito, el Claustro nos pareció fabuloso. Llamado Chiostro Verde (claustro verde), fue construido y diseñado en el siglo XIV por Paolo Ucello.

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Las capillas del claustro son muy interesantes sobre todo destaca la Capilla de los Españoles o Sala Capitular con los magníficos frescos de Andrea Bonaiuto.

Por cierto, Santa Maria Novella es el templo principal de los dominicos en Florencia.

Cuando salimos, estuvimos unos minutos más disfrutando de la plaza y nos fuimos dando un paseo hasta el Ponte alla Carraia para probar un helado exquisito en la Gelateria alla Carraia.

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Volvimos paseando de nuevo a la zona de Santa Maria Novella y entramos a visitar la famosa Farmacia Santa Maria Novella. Con un interior cuidadísimo es casi como un viaje en el tiempo… Eso sí, muy complicado que nos atendiesen bien porque había un grupo ENORME de chinos que lo copaban todo.

Estuvimos echando un vistazo por toda la farmacia y conseguimos que nos atendiesen y comprar un par de cosas, además de coger el listado de productos que tienen en varios idiomas y en un formato muy bonito.

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Ya iba cayendo la tarde así que después de tomarnos unas cervezas en un bar cercano al hotel; entramos al Palazzo Strozzi a ver la exposición de Ai Wei Wei pero estaban cerrando así que solo pudimos ver el patio central del Palazzo.

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Continuamos paseando por la Piazza della Reppublica llegando hasta la Piazza del Duomo donde estuvimos un rato disfrutando de toda su grandeza y de lo bonita que se ve también de noche.

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Nuestro paseo nocturno continuó hasta la Piazza della Signoria y nos llevó hasta el Mercato Nuovo donde hicimos unas fotos (y echamos una monedilla) al famoso porcellino.

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Ya era hora de cenar, así que fuimos a una trattoria que nos había recomendado la camarera de un bar: Trattoria Mamma Mia. Realmente la comida estaba buena, pero nos pareció muy caro en comparación con el resto de lugares que probamos durante el viaje ya que además cobraban muy caro el «coperto».

Después de cenar el cansancio era ya muy evidente ya que había sido un día muy largo. Volvimos paseando hacia el hotel para bajar un poco la cena, paseando por el Ponte Vecchio y tomándonos un par de cafés antes de llegar al hotel y descansar.

Para ser solo una tarde en la capital toscana, habíamos podido aprovecharla muy bien.