En el post anterior os dábamos algo de información así como el presupuesto general para visitar Berlín en 3 días (algo más realmente); y en este post nos centramos ya en el primer día, el día de la llegada.
Una vez instalados en el hotel nos dirigimos al punto de recogida de las bicicletas para realizar un tour de toma de contacto con la ciudad. Como os habíamos contado, escogimos la empresa Berlin on Bike por la cercanía a nuestro hotel, y después de equivocarnos de calles y perder algo de tiempo llegamos al punto de encuentro.
El depósito de bicicletas y oficinas de Berlin On Bike se encuentra en la Kulturbrauerei en Prenzlauer Berg, una antigua fábrica de cerveza que ahora se ha convertido en un centro cultural alternativo y con mucho ambiente nocturno.
Allí nos estaba esperando Martin, el guía que nos acompañaría durante 4 horas por varios puntos de la ciudad.
Comenzamos a pedalear y enseguida nos damos cuenta de lo fácil que es moverse en Berlín en bicicleta y el respeto que se tienen a ellas, conviviendo perfectamente con coches y motos.
La primera parada la hacemos en unos antiguos bloques de viviendas que fueron reformados tras la caida del muro (fueron construidos en 1900) y Martin nos cuenta como ha cambiado la vida desde 1989; nos explica como era la vida en esos patios de vecinos al otro lado del muro.
De ahí nos dirigimos a Mauerpark ; un bonito parque en una colina que aun conserva trozos originales del muro y donde aprovechamos para hacer alguna foto mientras Martin nos contaba más curiosidades.
Nos dirigimos a un punto fuerte en la visita: el Centro de documentacion del muro de Berlin en la Bernauerstraße; donde dejamos aparcadas las bicicletas mientras escuchábamos las historias de gente que saltaba por las ventanas, o intentaba huir en túneles para escapar de la situación en los primeros días del levantamiento del muro de Berlín.
Hoy, el muro ha dado paso a unos barrotes que nos recuerdan el trayecto del muro; además frente a esta zona hay una zona donde además de ver la exposición gratuita con todo tipo de imágenes y testimonios, se pueden disfrutar de manera gratuíta de unas bonitas vistas panorámicas tanto de la ciudad como de la reconstrucción de una zona del muro.
Además, podemos visitar una curiosa capilla que se llama «Kapelle der Versöhnung» (anteriormente, una igleasia, la «Versöhnungskirche» que significa reconciliación)
Vista esta zona; Martin nos llevó a ver el monumento a los judíos «Der verlassene Raum» en Koppenplatz; un monumento muy original que simboliza como quedaron algunas casas (o la mayoría de ellas) cuando empezaron las persecuciones a este colectivo; de hecho a mucha gente (a nuestro guía por ejemplo, y a Alberto también) les gusta más este monumento que el otro que veríamos más tarde.
Paramos a tomar cervezas en un sitio muy peculiar donde aprovechamos para descansar; el Clärchens Ballhaus» el sitio era una antigua sala de baile de los años 20 ahora reconvertida en restaurante.
Después del merecido descanso, nos dirigimos por varios puntos de la ciudad visitando complejos de patios y antiguos centros culturales; además de un antiguo bunker que ahora es propiedad de un galerista que además tiene su vivienda en la zona superior: el Boros Bunker.
Cruzamos todo el Charité, el hospital más antiguo de la ciudad llegando hasta el Parlamento de los Árboles, un monumento que conmemora a los 258 fallecidos en el Muro.
Ya estábamos en la zona del meollo político de la ciudad, y paseamos entre los edificios administrativos; una zona muy moderna, con edificios con grandes ventanales. Martin nos contaba que estas grandes cristaleras estaban así para que la gente viene como sus políticos, representantes, funcionarios, etc, trabajaban de «cara a la galería».
Pasamos ya por delante del Reichstag y nos dirigimos a visitar el Monumento al Holocausto pasando por la Puerta de Brandenburgo.
Una de las cosas que yo personalmente tenía más ganas era visitar el Monumento al Holocausto; un conjunto de 2.711 bloques de hormigón de diferentes alturas, a modo de «laberinto», la visita a este lugar de 19.000 metros cuadrados es diferente para cada persona.
Sus creadores el arquitecto Peter Eisenman y el ingeniero Buro Happold, buscaban crear confusión y sensación de incomodez; y sin duda lo consiguen.
A pesar de que a mucha gente le resulta un monumento feo y sin sustancia; a mí me gustó mucho y realmente me sentí mal entre los bloques de hormigón. El guía me preguntó qué sentía allí, y lo primero que se me vino a la cabeza es frío al tocar los bloques… A pesar de que había bastante gente en ese momento, nos perdimos varios minutos paseando entre los bloques.
Si a alguien le interesa el tema, también existe un centro de información y dicen que si leyésemos todos los nombres y biografía tardaríamos años en hacerlo. Caminando entre los bloques de hormigón pensaba en toda esa gente perseguida, asesinada y repudiada; y sigo pensando lo mismo de siempre, es necesario y obligatorio no olvidar, porque desgraciadamente la historia puede volver a repetirse.
Del Monumento al Holocausto nos fuimos a ver la Puerta de Brandenburgo, una de las antiguas puertas de la ciudad y hoy en día, símbolo de Berlín. Fue inaugurada en 1791 y su estilo neoclásico nos recuerda a las antiguas construcciones de la Acrópolis de Atenas.
Algo curioso es que aunque la puerta tiene 5 entradas; desde su construcción, tan solo la realeza (y alguna persona contada…) podía utilizar el paso central. Con la construcción del muro, quedó «atrapada» entre el este y el oeste de la ciudad.
Después de pasar por la Puerta, bajamos por la Avenida «Unter den Linden» para llegar a la Isla de los Museos y echar un vistazo a la Catedral y a alguno de los edificios que componen esta genialidad arquitectónica y paisajista como como es la Isla de los Museos (de la que os hablaremos con detalle en los siguientes post).
Nos ofrecieron la posibilidad de quedarnos con las bicicletas pero decidimos volver a la Kulturbrauerei a devolverlas y así aprovechar a comer algo antes de visitar el Reichstag.
Una vez devueltas las bicicletas; comimos cerca; en el Konnopke, dos Currywurst muy buenos con dos cervezas por 11 euros en total. Cogimos el metro, y nos dirigimos directamente a visitar la cúpula del Reichstag que habíamos reservado previamente (muy recomendable el reservar, porque además de encontraros con colas muy considerables, os podéis encontrar con que no haya sitio…) en la web oficial de manera gratuita.
El edificio original del Reichstag alemán es la sede del actual parlamento. Su construcción se finalizó en 1894. Ocupado varias veces, víctima de incendios y destruido casi por completo durante la II Guerra Mundial; finalmente y tras muchos debates y discusiones muy tensas, se optó por su reconstrucción.
La cúpula actual; a la que se accede en ascensor y en la que te dan una audioguía de manera gratuita, ha sido diseñada por Norman Foster.
Una maravilla acristalada con un sistema de velas que dotan de luz natural a las sesiones del parlamento (que se pueden ver desde la cúpula).
Las vistas que se tienen desde la terraza son relativamente buenas; digo relativamente porque hemos leído que son mejores desde la Torre de la Televisión y la Catedral, pero nosotros no subimos a ninguna de estas dos.
La visita completa (escuchando toda la audioguía) os llevará unos 30 minutos más o menos y merece mucho la pena; es un sitio que nos ha gustado mucho y arquitectónicamente hablando es muy interesante.
Cuando salimos del Reichstag comenzaba a anochecer así que fuimos caminando para ir a Postdamer Platz y justo frente al Monumento al Holocausto nos encontramos con un Monumento a los homosexuales perseguidos durante el nazismo; un monumento extraño, con una pantalla de televisión en su interior que proyecta imágenes de una pareja de chicos besándose.
De ahí llegamos en un pequeño paseo a Postdamer Platz, en la que estuvimos unos minutos parados mirando el contraste entre los grandes rascacielos y el trozo de muro.
Cogimos el metro para ir a cenar al Hard Rock Hotel ( ya sabéis, todo un clásico en nuestros viajes y escapadas) pero antes para hacer algo de tiempo nos metimos en un centro comercial de lujo; el KaDeWe (Kaufhaus des Westens; Centro comercial del oeste), para flipar con algunos de sus precios.
Después de cenar, tan sólo queríamos llegar al hotel; apenas habíamos dormido el día anterior, y el agotamiento y las horas del bici comenzaban a pasar factura, y la pasarían de hecho los días siguientes…
No recuerdo el momento en que dormí pero la verdad que quedamos muy satisfechos con el tour en bicicleta, ya que nos permitió abarcar bastante más y zonas que seguramente no hubiésemos visitado a pie…
Veo que con ese tour en bici se ven muuuuchas cosas. Todo lo que visteis en la primera parte de este día me lo he dejado atrás, aunque da igual, Berlín me ha gustado tanto que intuyo que volveremos (y más de una vez). El monumento a los homosexuales perseguidos lo buscamos y nada, no dimos con él. Muy chulas las fotos. Un besote!!
Pepa, la verdad que si que vimos cosillas con la bici… pero madre mía acabamos agotados !!!!
La verdad que a pesar de ser una ciudad un tanto extraña también me gustó mucho y volveré porque me quedaron muchas cosas por hacer.