Eran las 8 de la mañana cuando pusimos el coche en marcha.

Nos esperaban más de 800 kilómetros. Una locura… No me arrepiento de esta etapa, pero os aseguro que no volvería hacerla, y más conduciendo una sola persona… Pero no nos adelantemos.Nuestro destino era un pueblo a las puertas del Tioga Pass y en Mono Lake: Lee Vining.

El inicio de la ruta fue muy relajada, pasando por pueblos realmente bonitos, como Panwitch (un pueblecito típico del oeste, con salones de película incluido) o Cedar City.

Nos plantamos de nuevo en el estado de Nevada, y el paisaje cambió bruscamente. Pasamos en cuestión de 5 minutos de tener un bonito color verde, a ver de nuevo todo árido y desértico.

Cuando llegamos a Caliente, paramos en una farmacia en medio de la carretera (al lado de una especie de clínica) a comprar ibuprofenos o algo similar.

Hasta ahí todo bien, el depósito de gasolina estaba casi lleno (le faltaba un cuarto), así que tranquilidad.

Cogemos el desvío que nos marcaba el tom tom y vemos un cartel que pone que en muchísimas millas no había gasolineras. Bueno no hay problema, el depósito va bien cargado…

Y al poco rato vemos otro cartel con el nombre de la carretera, y ahí es cuando empiezo a alucinar: EXTRATERRESTRIAL HWY 375. O como yo preferí llamarla, la carretera del infierno.

Esto es lo que vimos durante cientos de millas.

No había nada, absolutamente nada, no nos cruzábamos con nadie… de película de terror os lo aseguro.

Cuando me da por mirar el indicador del depósito veo que está bajando peligrosamente… allí no había una gasolinera cerca. Bueno es que no había nada… pasamos por un pueblo abandonado que se llama Rachel; si sí, el típico pueblo donde de repente te puede aparecer el asesino de la matanza de Texas…

Comencé a ponerme muy nervioso, no sabía qué hacer, me faltaba hasta el aire… un cuarto de depósito, en esa carretera recta, sin nada a la vista. Decido quitar el aire acondicionado… Como os podéis imaginar, el calor era horroroso en medio del desierto… Tenía hasta ganas de llorar…

Y aquella carretera que no se terminaba ¡!!!

Y pasó lo que me temía, saltó la reserva… Ufff de verdad que mal rato, cada vez que lo recuerdo. Paramos en un lado de la carretera, y tuve una bronca con mi compañero de aventuras, una bronca monumental. Estaba tan nervioso, con tal estado de ansiedad que lloraba sin parar y me costaba respirar. Yo no dejaba de pensar: estamos tirados en medio de la nada… no había cobertura ¡!!!!!!!!!! Que vamos a hacer ¡!!!!

Bueno pues decidimos seguir por lo menos hasta que se parase el coche y ya veríamos que haríamos, cuando de repente, uffff, milagro ¡!!!!!! Llegamos a un pueblo llamado Tonopah ¡!! Vamos el pueblo nada del otro mundo, pero a mí me pareció encantador jajajaja.

Con deciros que el coche, se paró en el surtidor de gasolina ¡!!!

Llenamos el depósito a tope, respiramos hondo, bebimos agua (nos pedimos disculpas por haber perdido los papeles de aquella manera…)

Os aseguro que fue uno de los momentos más angustiosos de mi vida. Ahora lo recuerdo y sonrío pero en aquellos momentos…

SI podéis, hacer la ruta de otra manera, mejor… o casi mejor, en el último pueblo antes de entrar en la carretera extraterrestre, aunque os falte solo un cuarto de depósito, volved a echar gasolina…

Bueno pues poco a poco, íbamos llegando a las carreteras de Sierra Nevada. El paisaje cambiaba de nuevo y ya veíamos las montañas con nieve aún.

Recordé que allí era una hora menos. Así que con el cambio de hora, llegamos a Lee Vining a las 16:00.

Lee Vining tiene poca oferta hotelera, y se aprovechan mucho de ello, porque el precio del alojamiento allí es muy caro…

Hicimos el Check-in rápidamente y como teníamos tiempo, y a mí me hacía muchísima ilusión. Cogimos de nuevo el coche, y nos fuimos a visitar el pueblo fantasma de Bodie. (A unos 40 minutos en coche desde Lee Vining; en verano cierra a las 18:00).

Bodie, fue la ciudad más poblada de California después de San Francisco durante la fiebre del oro hasta 1859. En 1870 la ciudad estaba en todo su apogeo, pero contaba con muy mala fama debido a los 45 saloons y a la cantidad de prostitución y delitos que allí se cometían. Según pude leer, se cometían multitud de crímenes pasionales y el consumo excesivo de opio estaba a la orden del día.

El declive y comienzo del abandono de la ciudad comenzó en 1882 y poco a poco fue convirtiéndose en un pueblo fantasma…(declarado así en 1960).

Es un sitio muy auténtico, (en Calico, no paramos porque ya me habían advertido que es demasiado turístico y a tope de tiendas). Estar allí es como trasladarte al pasado y vivir en un auténtico pueblo de la fiebre del oro americana.

Ojo que para llegar hay que ir por un camino de tierra durante unos 20 minutos…

Nos pusimos camino de regreso a Lee Vining. Pero antes, paramos en Mono Lake, un sitio precioso al lado del pueblo. Un lago con un color espectacularmente bonito

Mono Lake es un lago conocido mundialmente en la comunidad científica debido a la alta salinidad de sus aguas que hace que lo único que pueda sobrevivir en ellas es el placton y un solo tipo de crustáceo.

Aún había mucho agua, por lo que las asombrosas formaciones calcáreas (que hacen que parezca un sitio de otro planeta) no estaban del todo a la vista.

Estuvimos un buen rato allí, descansando. Cuando llegamos se iban de allí los últimos turistas y nos pudimos quedar solos disfrutando de aquella maravilla.

Volvimos al pueblo, y fuimos a cenar tranquilamente porque queríamos acostarnos temprano.

Cenamos en uno de los restaurantes del pueblo. De nuevo una cena muy abundante y con el pastel de zanahoria más exquisito que he probado nunca.

Y nos fuimos a dormir (caí rendido literalmente en la cama). Había sido la etapa más dura (sin duda alguna de todo el viaje). Pero, había merecido muchísimo la pena.