Nuestro último día completo en CHiang Mai comenzaba diluviando. Llovía a mares así que estábamos a la espera de si nos vendrían a buscar o no para ir a Doi Ithanon.

Mientras desayunábamos, revisé el mail pero no tenía ningún aviso. Esta vez desayunamos en la misma guesthouse unas tortitas, un té y un zumo por 100 baths.

A las 8.30 puntuales, nos pasan a recoger y nos vamos hacia el Parque Nacional Doi Ithanon. Llovía muchísimo y había una niebla espesa en muchos puntos… (por eso no tengo tantas fotos como en otros lugares…).

La primera parada fue la Catarata Sirawan a la que hay se lleva paseando entre un bosque húmedo precioso (y tan húmedo… qué manera de llover ¡!!).

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El entorno es muy bonito e incluso esa neblina le daba una atmósfera más especial…

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La siguiente parada fueron los jardines reales, un sitio muy bonito y desde el que se tienen unas vistas espectaculares a los campos de opio… Estuvimos dando un paseo aprovechando que la lluvia nos dio una tregua de 15 minutos.

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Empezó a llover de nuevo intensamente y estábamos calados la verdad… pero aun así nos lo tomamos con humor… (¿Qué más se puede hacer en estos casos?) y volvimos de nuevo a la furgoneta con el resto del grupo.

Llegaba el plato fuerte de la excursión… la zona de las Pagodas Reales… bueno o eso dicen … muchos recordaréis nuestros relatos por la costa oeste de USA en los que tras dos visitas a San Francisco la niebla tapaba el Golden Gate… Pues eso… aquí tenéis lo que pudimos ver…

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No se veía prácticamente nada ¡!!! Fue un chasco tremendo porque tenía ganas de ver bien esa zona y poder hacer buenas fotos…

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Menos mal que llevaba la cámara con la carcasa acuática que compré en Bangkok… al menos alguna foto pude hacer…

Era la hora de comer así que fuimos a comer a la zona de la segunda cascada, la verdad que la comida que incluía la excursión fue muy completa a base de Pad Thai, arroz, pollo frito y tortillas.

Estuvimos un rato por la zona y el guía nos llevó a ver un poblado Karem (no de las mujeres jirafa evidentemente) que viven de los cultivos y de vender unas pashminas preciosas que ves como las fabrican ahí mismo (y muy caras por cierto).

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Me gustó mucho ver cómo trabajaban los campos y sobre todo la tranquilidad con la que fabricaban las pashminas.

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El camino de vuelta a Chiang Mai fue algo más lento porque llovía bastante, pero por suerte al llegar a Chiang Mai dejó de llover así que aprovechamos a comprar algo en el 7Eleven y nos relajamos un rato en la piscina…

Nuestra última noche en Chiang Mai decidimos que la terminaríamos paseando por el Night Market donde aprovechamos para hacer alguna pequeña compra (imitaciones bastante cutrecillas la verdad) y tomarnos unas cervezas.

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No buscamos sitio donde cenar ya que de camino a la guesthouse paramos en la pizzería que habíamos probado una de las noches anteriores y ahí estuvimos tranquilamente hasta que se hizo tarde y ya fuimos al hotel a preparar las mochilas para tenerlo todo listo para el día siguiente… Vigilando muchísimo el tiempo… ya que las siguientes etapas eran en la playa.
Chiang Mai nos ha dejado muy muy buen sabor de boca, nos ha parecido una ciudad encantadora, tranquila, sin el bullicio agotador de Bangkok, perfecta para pasearla a todas horas y perfecta también para tenerla como una base de actividades… Sin duda alguna, la rosa del norte no defrauda.