Tras pasar una primera noche en el kotlok en medio de las selvas de Borneo escuchando los sonidos nocturnos de la naturaleza, amanecimos temprano. Alrededor de las 6 de la mañana ya estábamos en pie (despertados por los chillidos de los narigudos) desayunando y dispuestos a comenzar otra aventura. Teníamos por delante dos vistas a dos campamentos de recuperación.

Tras un copioso desayuno el barco se puso de nuevo a navegar por el río cada vez más estrechos y con las selvas alrededor más frondosas.

Tras un buen rato de navegación llegamos al segundo campamento; Pondok Tangguy, al cual se accede a través de una larga plataforma y varios senderos por medio de la selva.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Nada más escuchar a los guardas, ya se ve movimiento en los árboles y vemos aparecer tímidos a los primeros orangutanes, que observan a su alrededor muy atentos a ver si se pueden acercar o no a la plataforma.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Pronto entendemos el porqué están tan sigilosos y es porque de la nada aparece un enorme macho alfa que hace que todos los que estaban en la plataforma salgan corriendo de allí.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Esta vez estamos más que cerca que en el campamento anterior que explicamos aquí, y el macho impresiona mucho más aun. Es impresionante el tamaño que tienen; y no solo eso, si no el miedo que infunde a sus similares… Creo que más que escribir, es que os mostremos las fotos que pudimos hacer (era imposible soltar del dedo del disparador !!!).

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Tras un buen rato comiendo, el primer macho grande se fue y apareció otro macho alfa aun más enorme, y con algo más de genio… de hecho desaparecieron incluso los ejemplares que había alrededor.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Cuando de repente llegó uno de los momentazos del día… no solo apareció ese gran macho en la plataforma… poco a poco vimos aparecer a una madre con su pequeñín. Un pequeñín que nos enamoró a todos los presentes desde el primer día.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Aquí la cámara si que echaba humo y pudimos conseguir fotos muy bonitas de la «estampa familiar».

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Cuando ya se fueron marchando los orangutanes, volvimos al Kotlok donde nos sirvieron un abundante comida a base de gambas, arroz, seitán, pollo…

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Tras otro rato de navegación, llegamos a los que ellos llaman el campamento más importante: Camp Leakey, un antiguo centro de recuperación que desde 1971 ha recuperado a más de 300 ejemplares y que sigue estudiando el comportamiento de estos animales tan inteligentes.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Tras un pequeño paseo por la plataforma, llegamos al centro de recuperación donde hay una pequeña exposición permamente en la que te muestran fotos y la historia del parque nacional, así como unas fotos del gran macho alfa más conocido: Tom.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Por cierto, nosotros no vimos a Tom, nos comentaron que llevaba varios meses sin aparecer y que se cree que ahora el gran macho alfa es Carlos.

Nada más llegar vimos un par de jabalíes; pero lo que más nos impresionó fue bajar rápidamente por los árboles a un macho enorme, haciendo mucho ruido hasta llegar a la plataforma.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Allí se plantó de nuevo y los demás que estaban allí, se fueron rápidamente temerosos de que les hiciese algo.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

De nuevo aparecieron una madre con su bebé y se quedaron comiendo junto al macho que incluso parecía que posaban para nosotros.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Después de esta fabulosa experiencia, nos despedimos de estos preciosos animales y regresamos bajo una intensa lluvia al kotlok, donde después de secarnos un poco navegamos ya emprendiendo la vuelta hacia Kumai.

Tenemos que decir que en este segundo día; en los dos campamentos, el guía que supuestamente habíamos contratado (Ary Widy) se nos acercó UNA SOLA VEZ a decirme «¿Has visto David?, habéis visto varios machos». Punto. No nos preguntó en ningún momento, que tal el barco, que tal el guía que nos había asignado… nada.

Una vez había anochecido, estuvimos cenando y charlando con el guía, que nos hablaba de sus sueños de conocer España y quizá algún día montar su propia empresa… No tenemos su teléfono porque no nos lo quiso dar; creemos que por precaución.

Tras otra noche durmiendo con los sonidos de la selva, a la mañana siguiente nos pusimos en marcha de nuevo ya para llegar hacia el puerto de Kumai. Una vez en el puerto, un taxi nos llevó al interior del pueblo donde salió Ary a recibirnos (para cobrar evidentemente). Aquí fue cuando vino el momento más incómodo de todo el tour. Le dije que no estaba nada conforme con su comportamiento y que creía que puesto que el no había cumplido con lo acordado (que era que el fuese nuestro guía) que tendríamos que renegociar el precio. Ahí fue cuando ya se puso serio, borde y contestándonos de muy malas maneras. Nos decía » ¿Así que la culpa es mía? o ¿Qué queréis que haga si tengo clientes?» en fin… como le pagamos algo menos de lo acordado por teléfono meses antes, se cabreó y nos soltó en el aeropuerto 3 horas antes casi sin despedirse (nos consta que a otros grupos les dio un paseo en lancha y un paseo por el pueblo).

Repetimos, todo esto es lo que nos pasó a nosotros; de hecho, a los pocos días unos conocidos hicieron el tour con el (eran una familia de 4) y les fue bien. Con esto no queremos decir que no se contrate con él, contamos lo que nos pasó a nosotros. A día de hoy este mal trago con el guía se olvida y lo que queda es lo bonito de la experiencia, pero si que es cierto que cuando estás allí pues te sienta como una patada en el estómago.

Aun así, la experiencia de ver Orangutanes en Borneo es una de las mejores cosas del viaje por Indonesia. La experiencia de la navegación por el río es una pasada y el tener a esos animales en libertad tan cerca de ti es algo inolvidable.

Esperamos que nuestra experiencia en Borneo pueda ser de utilidad a futuros viajeros que se animen a vivir este sueño tan fantástico.