Nuestro segundo día en Budapest lo dedicaríamos a visitar la zona de Pest y a conocer y probar (bien probados además) los baños más concurridos de la ciudad.

Aunque teníamos alguna cosa básica en el B&B para desayunar (microondas, kettle, algo de pan); salimos a buscar algún sitio para desayunar bien y lo hicimos en la calle Raday Utca por unos 1920 florines. Es curioso pero notamos que los bares y cafeterías abrían bastante tarde (en comparación con España) y eso que era viernes, no veíamos el mismo movimiento que en otras grandes ciudades.

Decidimos que la primera parada del día sería el Mercado Central de Budapest. Como ya sabéis nos gustan mucho los mercados locales y si podemos, siempre compramos o probamos alguna cosilla en ellos.

Ya solo el edificio en sí, merece una visita ya que es el mercado más grande de la ciudad. Después de la Segunda Guerra Mundial su estructura quedó muy dañada y digamos que en los años posteriores fue perdiendo esplendor; de hecho, en 1991 el edificio se declaró en ruinas y lo cerraron hasta 1994 año en que fue restaurado.

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Tenéis todo tipo de puesto como en cualquier otro mercado de la ciudad y es perfecto para comprar paprika o exquisitos patés; así como todo tipo de artesanías. Nosotros compramos unas latas de paté que estaban riquísimas.

Al salir del mercado, cogimos el metro para ir hacia la zona en la que estaríamos ya todo el día; otro de los símbolos de la ciudad: la Avenida Andrassy.

La Avenida Andrassy es quizá la avenida más importante y emblemática de todo Budapest (quizá junto con Vaci Utca) ya que además en el año 2002 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y una vez que empiezas a caminar por ella no te extraña ya que la arquitectura de sus edificios es sublime y llena de edificios renacentistas.

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Recorrer esta avenida es recorrer tiendas y restaurantes de lujo pero además, bonitos cafés como por ejemplo el Café Muketszc Kelez; uno de esos preciosos cafés que uno tiene en la cabeza cuando piensa en las cafeterías de finales del XIX o principios del XIX.

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Eso sí, recordad que si queréis daros el capricho, este tipo de cafeterías en comparación con otros precios de la ciudad: 2 cafés y una pasta nos costaron 2050 florines (6’60 euros), que no es que sea caro pero teniendo en cuenta que se puede comer bien abundante por no mucho más…

Ya con un buen café en el cuerpo seguimos paseando mirando tiendas y admirando los edificios (que son realmente preciosos) llegamos a otro de los símbolos de la ciudad: la Ópera de Budapest. Es increíble la cultura musical que existe en esta ciudad.

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Nosotros intentamos comprar entradas para el Cascanueces pero llevaban agotadas semanas. Si podéis no perdáis la oportunidad de ver un espectáculo en la ópera. Nosotros como queríamos visitar la Ópera por dentro aprovechamos para comprar las entradas para una visita guiada en Español que había a las 15.00 pm (con el descuento de la Budapest Card pagamos 2300 florines por persona más 500 florines del permiso para sacar fotos).

Por cierto que otro de los atractivos de esta gran avenida es la línea 1 de metro, una antigua línea de metro que recorre muchos puntos turísticos (como la Ópera o la Plaza de los Héroes) y cuyas estaciones son además de bonitas, muy curiosas.

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Continuamos nuestra visita y llegamos a otro de los puntos fuertes del día: la visita a la Casa del Terror.

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No penséis que estamos hablando de una atracción de feria sino de un museo. Una exposición permanente inaugurada en 2002 que relata todo el proceso desde la ocupación Nazi hasta la ocupación comunista a la posterior liberación e independencia.

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Pone los pelos de punta… la ambientación, la iluminación, los sonidos de las salas, los videos y documentos reales… Efectivamente es una verdadera casa del terror porque una vez más, no somos conscientes de los que el ser humano es capaz de hacer contra sus semejantes.

Aterradora es toda la planta baja donde estaban situadas todas las zonas de torturas; de verdad que es espeluznante estar visitando aquello y pensar en cómo todo aquello pasaba a solo unos metros de la calle donde estaba pasando la gente sin parar…

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La exposición consta de 3 plantas: podréis ver algunas salas secretas, propaganda comunista… Pero lo mejor de todo es llegar al final y ver todos esos nombres…

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Por cierto os recomendamos encarecidamente que cojáis la audio guía porque a no ser que estés muy puesto en esta parte de la historia apenas entenderás mucho de lo que se ve allí.

Con un poco de mal cuerpo pero satisfechos, porque seguimos diciendo que este tipo de visitas debería ser obligatorio para todo el mundo porque NO HAY QUE OLVIDAR, nos dirigimos en metro a la Plaza de los Héroes.

Esta plaza es la más grande de Budapest y conmemora a las tribus fundadoras de la ciudad. Durante la época socialista; este monumento se transformó para corresponderse con las ideas políticas del momento.

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Realmente la plaza es enorme y está flanqueada a un lado por el Museo de Bellas Artes (que no tuvimos tiempo de visitar).

Una vez cruzas la plaza, te encuentras con el enorme Parque de la Ciudad (Varósliget) donde estuvimos un rato pensando si bajar a patinar sobre hielo en ese entorno tan bonito… Finalmente optamos por dar un paseo tranquilo por el parque.

255El parque constituye uno de los pulmones verdes de la ciudad y es tan grande que tiene un castillo que a su vez tiene una preciosa iglesia en su recinto.

257El Parque está lleno de pasarelas y bonitos rincones para pasear y relajarse; estuvimos un rato viendo como unos recién casados hacían unas posturas imposibles durante su sesión de fotos.

Puedes tirar horas paseando por ahí y disfrutando del poco ruido que hay por allí. Además podéis alquilar bicicletas o dar un paseo en barca (depende de la época) en su lago.

258Aunque era un poco tempran, decidimos ir a comer a un sitio que teníamos muy cerca y que llevaba apuntado por recomendación de Carlos de Los Viajes de Ark; el restaurante Paprika en la calle Dozsagy. Y fue todo un acierto, y nosotros también os lo recomendamos encarecidamente. No solo el sitio en sí es curioso en su decoración, la comida es tradicional, RIQUISIMA Y MUY BARATA. Nosotros tomamos dos platos principales (enormes, con patatas y ensalada) una cerveza de medio litro y un agua por 16 euros !!!! Vamos salimos de allí rodando, como os decimos todo un acierto.

Se acercaban las 15.00 así que volvemos al metro y nos bajamos en la Ópera, y rápidamente accedemos al interior para comenzar la visita guiada.

El edificio de la Ópera es una las obras cumbres del neorrenacentismo en Budapest y fue financiada en su totalidad por el Rey Francisco José I que era un gran amante de la música; eso si, puso una condición: que no fuese más grande que la ópera de Viena.

La visita dura 40 minutos y te cuentan curiosidades como el funcionamiento de la tramoya, el peso de la lámpara… Te enseñan los accesos por donde entraba la realeza…

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La verdad que si como nosotros, no conseguís entradas para algún espectáculo es una buena manera de verla por dentro; merece la pena ver esa opulencia; o por ejemplo el bar interior que nos pareció muy bonito.

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Nos tomamos un café después de la visita en un café junto a la ópera (algo caro para qué nos vamos a engañar) y nos dirigimos de nuevo al metro para volver en dirección contraria de nuevo hacia la Plaza de los Héroes, tocaba el momento relax del día y otro de los puntos fuertes de nuestra visita a Budapest: visitar los baños Szechenyi.

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El balneario termal Szechenyi es el más turístico de Budapest (junto con los Gellert) y es uno de los balnearios terapéuticos más grandes de Europa. El complejo es muy bonito arquitectónicamente hablando; como curiosidad os diré que está construido en estilo renacentista moderno, y que sus aguas termales vienen del segundo pozo más profundo de Budapest.

Hay varios tipos de entradas, con diferentes precios y modalidades; en esta página encontraréis todos los precios actualizados en enero 2016:

Precios Szechenyi

Una vez cambiados y con la ropa en las cabinas, nos dirigimos al mayor atractivo del balneario; sus piscinas exteriores.

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Una vez allí, comprobamos que la fama del balnerario es bien merecida aunque si que notamos aquí muchísimo más bullicio que en los Gellert y un ambiente muchísimo más turístico y juvenil. Eso sí, relajación a tope…

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Probamos también algunas instalaciones interiores pero antes de irnos aun estuvimos un buen rato de nuevo en las zonas exteriores, que además de terapéuticas son muy bonitas.

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Cuando casi estábamos arrugados ya pusimos fin a nuestra visita a estos baños y asegurándonos que en nuestra siguiente visita a la ciudad (que esperamos hacerla claro que sí) volveríamos a visitar este balneario. Totalmente recomendable (a pesar de haber mucha más gente que en los Gellert).

Cogimos el metro de nuevo y nos fuimos a disfrutar del ambiente de los mercados navideños. Estuvimos en el Mercado de San Esteban donde además de tomar algo caliente estuvimos viendo el espectáculo de luz y sonido que hacen en la fachada de la catedral y paseando entre los puestos del mercadillo.

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Estuvimos un ratillo también por la zona de Derek Fer y nos fuimos a buscar el Szimpla Kert, un ruin bar (quizá el más conocido) al que le teníamos muchas ganas.

Y no decepcionó, además de no ser cara la cerveza, el bar en sí mismo se merece todas las visitas del mundo: buen ambiente y con toda la decoración de cualquier tipo que os podáis imaginar; estuvimos un buen rato mirando a todas partes porque cualquier rincón que observéis merece la pena un vistazo.

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Cenamos algo en un sitio cercano una especie de fajita y volvimos paseando al hotel planeando ya el día siguiente… Terminaba de nuevo otro día en el que no podíamos quejarnos; eso sí, seguíamos muy sorprendido con todo lo que ofrece Budapest.