Tras llegar a la hora prevista desde Bérgamo a Milano Centrale, me fui a la consigna a dejar la maleta para pasar algunas horas paseando por Milán; exactamente para ver el Duomo.

Desde el Milano Centrale se coge sin pérdida el metro, que además para exactamente en la plaza del Duomo.

Podría haberme quedado más tiempo por Bérgamo, pero ya que mi tren a Turín salía de Milán, no quería perderme la oportunidad de ver aunque fuese solo de pasada el Duomo.

Una vez sales del metro, te pasa exactamente lo mismo que cuando en Roma te bajas en la parada del Colosseo… Increíble esa imagen al subir las escaleras y encontrártelo de frente…

21 Imponente la Catedral e imponente también la plaza.

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Como era hora de comer, me puse a buscar algún sitio cercano, y entre lo lleno que estaba todo, y lo caro que era en esa zona, opté por una comida con vistas al Duomo… ¿dónde?, pues en Mcdonald’s, justo en frente del Duomo (abarrotadísimo de gente).

Después de comer y tomarme un buen café, era hora de visitar el Duomo.

El Duomo es una imponente catedral gótica que tiene unos 157 metros de largo y que en su interior pueden entrar hasta 40.000 personas (casi nada…).

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Una vez en la cola para entrar (vigilada por militares) me dicen que está prohibido hacer fotos en el interior, pero que si pago 2€ me ponen una pulsera y se me permite fotografiar. Ya claro… está prohibido, pero si pago no? Esto es algo que me molesta bastante, porque soy muy respetuoso con los lugares en los que no se puede hacer fotos. Pero o se puede o no se puede, yo ni corto ni perezoso, no pagué los 2€ y fotografié lo que quise.

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El interior la verdad que me dejó un poco frío, me esperaba algo tan espectacular como el exterior; es enorme eso sí, y te impresionan las dimensiones.

Sí que me gustó mucho la escultura realista de Bartolomé el Apostol.

Estuve paseando un poco por el interior, evitando a la gente que se agolpaba para bajar a la cripta.

Cuando salí me dispuse a buscar el ascensor para subir a la zona superior, pero estaba cerrado (no sé si porque era el día del trabajo o es que estaban haciendo algún tipo de trabajo de restauración…).

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Así que me fui a dar un paseo por la Galleria Vittorio Emanuele y darme cuenta de lo pobre que soy al ver esos precios ¡!!!

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Algunas de las tiendas merecen una visita, y las vidrieras son también muy bonitas.

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Volví a salir a la plaza a comprarme un helado y comérmelo maravillándome con la visión espectacular del Duomo…

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Y así, se me hizo la hora de volver a la estación de tren, para coger el tren rumbo a Turín…

Como veis fue una visita más que express, pero solamente por ver el Duomo, ya merece la pena un viaje a Milán. Además, tengo que volver, porque tengo que darle una oportunidad a la ciudad y visitar otros atractivos que tiene (que sé que son más de los que pensamos en un primer vistazo).