Después de despedirnos de nuestro conductor Suk Noi y pagarle lo acordado, y ya en el aeropuerto de Siem Reap, esperamos pacientemente la salida (puntualísima) de Air Asia .
Hicimos tiempo en el aeropuerto de Bangkok mientras esperábamos el enlace a Chiang Mai comiendo en Mcdonalds, que por cierto no son nada baratos en comparación con la comida asiática.
Después de un vuelo sin incidencias, llegamos puntuales a l aeropuerto de Chiang Mai donde al salir a buscar un taxi, una pareja canaria se nos acercó a ver si queríamos compartir taxi al centro de Chiang Mai, así que por 60 baths cada pareja nos plantamos en la puerta de nuestra Guest House.
Tenía reservada la Top Garden guest house, y tenía muchas ganas de ir después de leer todos los comentarios en el foro y en tripadvisor, pero no tenía piscina, y Alberto decía que prefería algo con piscina, así que en Camboya buscamos otra… y elegimos una que no se disparaba demasiado de nuestro presupuesto inicial: Manee House, una guest house, básica, pero suficiente, con una piscina que tuvimos prácticamente para nosotros solos casi todos los días… Tengo que ponerle una pega y es que el baño… no tiene puerta… con la falta de intimidad que eso conlleva como os podéis imaginar…
Chiang Mai es la ciudad más grande del norte de Tailandia, y no sólo en extensión o población, sino también culturalmente.
A pesar de que ha ido creciendo con los años y modernizándose también, Chiang Mai conserva ese encanto cultural que hace las delicias de todo el mundo que pasa por allí.
Podemos decir que Chiang Mai es la ciudad de los templos (Wat en tailandés) ya que cuenta con más de 300 templos budistas en toda la ciudad !!!!
Además de eso, es la base perfecta para visitar el norte y moverte por un radio no muy extenso para disfrutar de todo lo que Chiang Mai ofrece: visita a parques nacionales, visita a determinadas tribus, espectáculos varios (ya hablaremos largo y tendido del tema), actividades de aventura como rafting o tirolinas, combates de Muai Thai…
Nosotros estuvimos 4 días y medio en total (5 noches) y os aseguro que no nos sobró nada de tiempo… En este post y en los siguientes dedicados a Chiang Mai o la rosa del norte como también es conocida, os relataremos todas las actividades que hicimos que no fueron pocas y como poco a poco nos enamoramos de estas maravillosa ciudad.
Después de hacer el check in y dejar las mochilas salimos dejar la ropa sucia en una lavandería donde por 60 baths nos lavaron toda la ropa de los dos de los días anteriores.
Como era sábado aprovechamos para ir al Saturday Market y de camino entramos en un templo que aunque estaba cerrado unos monjes muy amables nos dejaron entrar al recinto a echar un vistazo.
Desde ese instante en el que entramos en ese recinto, yo personalmente supe que me encantaría la ciudad… No sé muy bien explicaros el motivo, no se si por la sensación de paz y tranquilidad que tanto me hace falta a mí al ser una persona tan activa.
Los detalles de los templos tan diferentes unos de otros (aunque en un primer momento no lo parezcan) me parecieron fabulosos.
El Saturday Market nos encantó, sobre todo por su ambiente, porque además cuando
llegamos no había aun mucha gente… eso sí, estaba lleno a rebosar cuando nos fuimos, de hecho nos fuimos porque era tal la cantidad de gente que nos agobiamos un montón.
Decidimos ir a visitar el famoso night market, pero tengo que deciros que esta
primera toma de contacto con el mercado nocturno de Chiang Mai nos dejó un poco…
fríos…
Las imitaciones nos parecieron de una calidad pésima y no a tan buenos
precios como pensábamos…Encontramos mejor calidad y mejores precios en Kao Sao Road en Bangkok.
Así que después de dar una vuelta, nos paramos a cenar en un sitio bastante normal que se llama “The Kitchen” y pedimos unos rollitos de primavera 6 alitas de pollo, 1 agua 1 cerveza grande y una pequeña: 370 baths… muy caro para lo que es Tailandia y para la escasa calidad de la cena…
Dimos otro pequeño paseo por algunos puestos y ya cansados, nos volvimos paseando hacia el
hotel para coger el día siguiente con energía.
Solo habíamos pasado unas horas en Chiang Mai pero ya nos habían bastado para saber que nos encantaría la ciudad.