Hoy os traemos un post muy especial ya que os vamos a relatar una de las experiencias más maravillosas que hemos podido vivir durante nuestro viaje por Tailandia.
Antes de comenzar a relataros nuestra experiencia quiero explicar por qué elegimos este campo…
Mi primera idea era ir al Elephant Nature ya que después de leer muchísimo e informarme muy bien (hablando incluso con varias asociaciones de protección de animales) me recomendaron este, pero dio la casualidad que para todos los días que estaríamos en Chiang Mai no nos daban sitio… me pareció un poco raro, pero como queríamos pasar un día con elefantes me puse a buscar otro y después de mucho pensar y no sin muchísimo miedo me decidí a reservar en Woody. Lo que si tuvimos claro desde el primer momento era que no quería que fuese ningún tipo de circo, ningún show de estos en los que juegan con una pelota o pintan con la trompa.
La furgoneta nos pasó a buscar los primeros y fuimos recogiendo al resto del grupo: una pareja de australianos y dos jóvenes norteamericanos.
El día amaneció lloviendo y así continuó todo el día…
De camino paramos en la carretera a coger un montón de kilos de bananas para los elefantes, y después de un buen rato de carretera llegamos al campo de elefantes de Woody que por cierto está en un sitio muy bonito.
Yo iba muy nervioso, con mucho miedo ante lo que me iba a encontrar allí, no quería ver ningún signo de maltrato con los animales, y no estaba seguro de que no fuera a ver algo así…
Nos recibieron muy amablemente desde el primer momento, y nos explicaron cómo se iba a desarrollar el día… y al rato, llegaron 4 elefantes… uno de ellos pequeño que se llamaba Chang del que me prendé desde el principio…
Mis miedos se empezaron a disipar casi al instante al ver el cariño con el que tratan a estos animales…
La cuidadora que estaba con nosotros tenía verdadera pasión por ellos, incluso nos explicó que uno de los cuatro elefantes había sido rescatado de un circo en un muy mal estado y que aún se estaba recuperando…
Mientras nos explicaban cuánto comían o lo poco que dormían, les dábamos bananas y empezábamos a interactuar con ellos. Me quedé alucinado con la inteligencia emocional que tienen estos animales; digamos que son ellos los que te eligen a ti, y no tu a ellos.
Nos fuimos a una especie de poza, o piscina que tienen allí para que bebiesen agua y allí estuvimos poniéndonos pingando… era una experiencia increíble, y eso que nos dijeron que no eran de los elefantes más grandes…
Después de estar un buen rato con ellos, los dejamos un rato para ir a comer. Una comida casera a base de arroz y pollo, y plátano con coco que estaba delicioso.
Llegaba la hora de bajar hacia la zona del río, con alguna que otra caída y resbalón porque no paraba de llover y estaba todo embarrado… (incluso un elefante se resbaló por un terraplén ¡!!!).
Nos dirigimos a cortar caña de azúcar para seguir dándoles de comer y después de cortar un montón de trozos y prepararlos, de nuevo a darles de comer…
De ahí nos fuimos al río… madre mía… increíble la experiencia de estar bañándote con elefantes ¡!! Y cómo disfrutaban ellos…
Pasamos un buen rato con ellos, cepillándolos, limpiándolos un poco y ellos poniéndonos como sopas echándonos agua con sus trompas… Ya os digo que fue sensacional disfrutar de esos momentos.
De vuelta a la zona del principio, ellos siguieron comiendo bajo nuestra atenta mirada y ya nos despedimos de ellos…
Se había hecho tarde porque a la cuidadora también se le olvidó la hora… Al final pasamos casi hora y media más de lo normal en el campo.
Después de darnos una ducha y cambiarnos de ropa, nos despedimos de todos y volvimos a Chiang Mai.
Quiero decir, que al menos nosotros solo tenemos buenas palabras para Woody, no sé si fue que tuvimos suerte, o siempre será así, pero fue una experiencia fabulosa… los elefantes están perfectamente, campando a sus anchas y eres tú el que se adapta a ellos no al contrario. Además de que no veréis ningún tipo de shows, ni elefantes jugando al futbol, ni pintando ni haciendo equilibrios…
Por cierto que nosotros no nos subimos sobre ellos… Así que nosotros nos fuimos más que satisfechos de allí.
Cuando llegamos a Chiang Mai echamos un vistazo los precios de alguna actividad para el último que aún estaba por planificar y nos tomamos una cerveza mientras hacíamos tiempo para cenar. Y como estábamos cansados, cenamos al lado del hotel en un sitio que nos encantó, una pizzería rollo chill-out con un horno de leña que lo tenían en el exterior del local; el día había sido agotador así que ni siquiera nos planteamos ir a dar una vuelta. Después de cenar nos fuimos directos a dormir, pero os repito, muy pero que muy satisfechos con la experiencia vivida.
Yo estuve en Baanchang Elephant Park, donde sí que te enseñan a subirte al elefante y algunos estaban encadenados a suelo… una pena.
Un saludo
Qué pena Diana, yo ya te digo que estuve muchos meses leyendo sobre el tema…
Qué genial!, nosotros lo teníamos en agenda pero … no sé, … nos dio por pensar que de ir favoreceríamos a la explotación animal y … bueno, finalmente no lo hicimos …
quiero pensar que se les trata más o menos bien … 🙂
Un saludo.
Al menos, el día que estuvimos no vimos nada raro, y estuvimos muy atentos… Hablo siempre desde nuestra experiencia. Un abrazo !
Una pena, David y Alberto. Soy una gran seguidora vuestra, tanto del blog como de facebook, y me encuentro con este lamentable post. Para haber leído tanto sobre el tema, parece que no te enteraste de que en Woody hay maltrato al elefante, es vox populi. Me apena leer estos post, al igual que el de los tigres. Dejaré de leeros, me habeis decepcionado.
Siento haberte decepcionado, y como explico bien una y otra vez nosotros no vimos maltrato en Woody; de hecho no nos subimos a pasear con ellos. Y al menos en el tiempo que estuvimos allí no vimos ningún tipo de maltrato.
Un saludo