Qué decir de Sevilla que no se haya dicho ya… probablemente nada…
Yo ya había tenido la oportunidad de conocerla y sobre todo de saborearla, pero siempre es una buena ocasión para volver a una de las ciudades que más me gustan.
En este post no creo que vaya a descubriros nada nuevo, pero os daré mi punto de vista, y quizá alguna idea para una pequeña escapada de fin de semana.
El alojamiento elegido (después de algunos cambios de planes) fue el “Hostal Museo” y fue todo un acierto tanto en ubicación como en trato, su precio (a través de Booking.com) 105 € dos noches (sin desayuno), lo que consideramos un precio estupendo teniendo en cuenta la oferta de la ciudad; al lado del Museo de Bellas Artes y a un paso de todo…
Como ya os comenté en otros post, últimamente nuestras visitas además de culturales, las dedicamos más a disfrutar de la gastronomía pero sobre todo a perdernos también un poco sin rumbo y empaparnos de la esencia de la ciudad y esta vez no iba a ser menos.
A través de estas líneas descubriréis algunos monumentos pero también algunas recomendaciones gastronómicas que ya os especifiqué en el post anterior.
Nada más llegar y registrarnos en el hostal, nos fuimos a comer la Taberna Coloniales de la calle Fernández y González 36, para mi uno de los imprescindibles, no podéis dejar de ir… Comimos mejor que bien por menos de 19 € los dos (con 3 cañas).
Al terminar, decidimos ir a la Catedral, donde había una cola como muy desordenada y con mucho jaleo.
Al llegar a la taquilla nos dicen que podemos comprar la entrada en la iglesia del Salvador (Pza. S. Salvador) y utilizarla al día siguiente así que lo hicimos de esa manera y aprovechamos para ver como la Pza. San Salvador tenía un ambientazo de cañas increíble.
Decidimos entonces dejar la Catedral e ir directos a visitar el Alcázar (a mi parecer un pelín cara la entrada… 9’50€).
A pesar del precio, merece la pena ya que sin duda y a mi parecer es una de las joyas de la ciudad.
El Real Alcázar realmente son un conjunto de palacios que están rodeados por una muralla y que alberga diferentes estilos: desde el islámico y mudéjar al gótico y renancentista…
Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.
Es realmente grande y no solo alberga Palacios, sino que los jardines son una maravilla, puedes pasar horas paseando y además te sirven como un pequeño descanso tras la visita por todos los palacios.
Nosotros nos orientamos con un pequeño mapa que cogimos en la entrada y nos vino muy bien porque realmente podrías pasar todo el día allí.
Nosotros optamos por una visita más o menos rápida ya que queríamos terminar la tarde paseando.
Y así lo hicimos, al salir del Alcázar nos fuimos a tomar una caña por el barrio de Santa Cruz, uno de los barrios más bonitos de la ciudad y con un ambiente muy bueno para tomarse algo y relajarse después de una jornada de pateo, y descubriendo algunos rincones maravillosos que ofrece la ciudad.
El siguiente punto de interés sería la zona que la han rebautizado como SoHo Benita, que no son más que un conjunto de calles con tiendas “alternativas” y “vintage” o como yo lo llamo, zona de “modernas”.
Estuvimos paseando por allí para ir a las ya famosas y controvertidas “Setas” de la Plaza de la Encarnación, una estructura de madera que cubre toda la plaza y en la que por 3€ podéis subir arriba del todo y tomaros una consumición con vistas a toda Sevilla (la consumición va incluida en el precio) y viendo como iba cayendo la tarde…
Se acercaba la hora de la cena así que nos fuimos a otro de los sitios que me habían recomendado y que yo os recomiendo a vosotros, el restaurante San Marco, un restaurante italiano con una comida correcta, pero donde lo más atractivo es que eran unos antiguos baños árabes. Un sitio con mucho gusto y donde si tenéis suerte como nosotros, disfrutaréis de un chico que toca la guitarra con un gusto exquisito.
Ya de vuelta hacia el hotel, volvimos a pasear tranquilamente disfrutando de la visión nocturna y mágica que ofrece La Giralda.
Como véis la tarde sevillana nos cundió muchísimo, pero más nos cundiría el día siguiente…
La mañana del sábado comenzó con un desayuno por el SoHo Benita en el bar “La Cacharrería” en la Calle Regina (recomendadísimo), donde dimos cuenta de unas buenas tostadas con jamón y pavo y un par de capuchinos (de hecho ya habíamos estado la tarde anterior tomando un par de mojitos).
Nos fuimos ya a visitar la Catedral (una de las más grandes del mundo, junto con San Pedro en Roma y San Pablo en Londres) y tras una visita rápida porque empezaron a llegar grupos enormes, nos fuimos a subir a la giralda para disfrutar un rato de las vistas.
Esta visita a mi particularmente no me gustó demasiado porque no esperaba tantísima gente a primera hora, y no la pudimos disfrutar como se merece (aun así era mediodía ya).
Así que nos fuimos de nuevo a disfrutar de las calles sevillanas y camino de la calle Sierpes nos tomamos una caña y un serranito.
Después de dejar unas pequeñas compras en el hotel, decidimos que era hora de cruzar el río e irnos directos a pasear por Triana, donde tras meternos un rato en el Mercado de Triana nos metimos por la Calle Alfarería para llegar hasta la Calle Numancia.
Nuestro punto de interés era el “Puratasca” un bar-restaurante, que sin duda fue una de las sorpresas de la escapada (C/ Numancia 5); mantiene la estética “Cutre” de los bares de los años 70 pero con una cocina renovada y totalmente sorprendente, combinando y reinventando lo andaluz con lo oriental. RECOMENDADÍSIMO
Volvimos paseando sobre nuestros pasos hasta llegar a la Calle San Jacinto donde nos compramos un helado que fuimos comiendo mientras paseábamos por la Calle Pureza hasta llegar a la famosa Calle Betis, donde nos sentamos tranquilamente a tomar un café en el “Café de la Prensa”.
Tras descansar un poco, nos dirigimos paseando por la ribera hacia la Torre del Oro para dirigirnos después hacia la Plaza de España, otra de las joyas de la ciudad, construida como edificio principal de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 y en la que en sus bancos aparecen representadas las provincias españolas; además está ubicada en el Parque de Maria Luisa, un buen sitio para descansar a la sombra tras una buena jornada de turisteo, o de trabajo…
Esa tarde habíamos quedado con una amiga para ir de tapeo así que para hacer tiempo nos volvimos al Barrio de Santa Cruz a tomarnos una caña (Sevilla estaba en plena ebullición ya que fuimos el fin de semana después de Semana Santa y antes de Feria de Abril).
Ya nos encontramos con nuestra amiga y ahí ya nos dejamos llevar, estuvimos tomando algo en una terraza en la plaza del ayuntamiento y de ahí nos fuimos a cenar al antiguo Coloniales donde volvimos a comer unas tapas estupendas a un precio increíble.
Y ya antes de despedirnos, decidimos hacerlos en un sitio que a mí me parece de los más curiosos y kitsch que yo he visto: el Garlochí (sin duda merece una visita) en la calle Boteros, 26.
Nos fuimos ya paseando tranquilamente hasta el hotel, despidiéndonos de nuestra amiga y prometiendo volver a vernos muy pronto.
La mañana del domingo la pasamos muy tranquilos paseando hasta la capilla de la Macarena, pasando por el Palacio de las Dueñas y volviendo por la Alameda.
Y tras recoger la maleta en el hostal, nos fuimos a buscar “El Rinconcillo”, el bar más antiguo de Sevilla donde ya nos quedamos a comer unas buenas tapas antes de volver a la estación de Santa Justa para coger nuestro AVE de vuelta.
Como véis, no ha sido una visita excesivamente cultural ya que se nos quedaron muchas cosas en el tintero como el Museo de Bellas Artes, el Archivo de Indias o la Fábrica de Tabacos… pero sin duda disfrutamos de la esencia de la ciudad.
Espero que alguna de nuestras rutas os sea de utilidad y no dudéis en visitar esta maravillosa ciudad porque si no lo sabéis aun: Sevilla tiene un color especial.
Muy bueno el post!! y Sevilla espectacular!! 🙂
http://viviendolavieenrose.blogspot.fr/2014/06/hoy-de-merienda-laduree.html
Muchas gracias por tu comentario !
Y preciosa que es Sevilla! Cuando fui no vi esas setas de la Plaza de la Encarnación, no sé si es que me las perdí o que no estaban en 2009… Sea como sea, es una ciudad preciosa que no disfruté del todo porque me pasé más tiempo muriendo de calor que siendo persona humana! Un saludo y nos vamos leyendo, te esperamos en nuestro blog!
La verdad es que tuvimos suerte con el tiem
Con el tiempo… Pues ya sabes, siempre es una buena ocasión para volver a Sevilla! Un saludo (las setas creo que en 2009 aún no estaban terminadas)
Aunque he estado varias veces, hace años que no vuelvo por Sevilla y leyéndote y viendo tus fotos me han entrado ganas de volver y seguir todos tus consejos.
Un abrazo
Siempre es un gustazo poder volver a Sevilla !!
Qué preciosidad de ciudad y yo sin conocerla! Me voy a miles de kms y no conozco el país, así que tengo que ponerle remedio cuanto antes. Este post me ha seducido completamente!
Muchas gracias Belén, Sevilla es una ciudad maravillosa, no te defraudará!