Moverse por Bélgica en tren es una idea excelente además de económica. Nosotros compramos una rail pass de 10 viajes (lo pueden utilizar varias personas) por unos 72 euros, que nos sirvió para ir a Gante, Brujas y coger el tren para ir al aeropuerto de Charleroi.

Cogimos el tren en la estación central a eso de las 9 y media y en una media hora te plantas en Gante. Al llegar a Gante estábamos un poco perdidos porque me había olvidado el mapa y las indicaciones de la estación no son del todo buenas digamos.Y que se hace en estos casos? Pues seguir a todos los turistas jeje, y así hicimos hasta coger el tranvía número 1. Ni siquiera sabíamos dónde teníamos que bajar, pero eso no era lo peor, lo peor era que llovía. No hay nada que me ponga de más leche que la lluvia, no la soporto.

Nos bajamos en el centro y aunque la lluvia era fina, calaba que daba gusto…

Yo en algún sitio había leído que Gante era la ciudad más peatonal de europa… Sinceramente… no sé por dónde, porque no hacían más que pasar coches y tranvías por todas partes (si que es verdad que el centro está muy limitado al tráfico) pero allí hay que ir con mil ojos por los tranvías.

Al llegar a la Plaza de San Bavón me quedé horrorizado al ver que estaba completamente en obras. Me habían dicho que irían muy avanzadas pero de eso nada, estaban levantando la estructura metálica de una especie de edificio en medio de la plaza.

Nos dirigimos a la Catedral en la que nos quedamos sin palabras al ver el maravisollo púlpito rococó (muy rococó) del XVIII. También se puede ver un cuadro de Rubens y la joya de la corona: La adoración del cordero místico, de los hermanos Van Eyck. Cuadro del que solo vimos la copia ya que para ver el original (y solamente ese cuadro) te hacían pagar 4 euros por persona para entrar a verlo. Me pareció abusivo que te cobrasen 4 euros por ver un solo cuadro.

Decir que de la antigua iglesia románica solo queda la cripta.

Al salir de la catedral nos fuimos a ver la Torre Belford, coronada por el dragón (tercera copia del original del XIV). Os recomiendo que entréis a su planta baja, donde se encuentra la oficina de turismo; nos dieron un mapa buenísimo con un itinerario circular perfecto para ver lo más represantivo de Gante.

Como al salir la verdad que hacía bastante frío por la humedad, pasamos por la plaza (hay que ver lo que le gusta una obra a un jubilado…) y nos fuimos a tomar un buen café caliente y de paso aprovechamos para mirar el mapa y decidir un poco el itinerario a seguir.

Al lado de San Bavón tenéis el Teatro Nacional Flamenco (al parecer con bastante fama).

Iniciamos nuestro camino callejeando y pasando por el conservatorio de música, y llegando a la Corte de San Jorge (el hotel más antiguo de Europa occidental) y frente a él, un precioso edificio, el Ayuntamiento. Me sorprendió lo claro que se distinguían los dos estilos arquitectónicos del edificio (el gótico flamígero y el renacentista italiano).

La lluvia seguía de manera intermitente pero eso no hizo que parásemos, así que continuamos callejeando por Gante pasando por la iglesia de Santiago (que estaba cerrada) y llegando así a la PlazaVrijdagmarkt, una plaza que me gustó muchísimo y que antiguamente llegó a ser la plaza más importante de la ciudad (por cierto que allí hay un baño público, limpio. Nota importante ¡!).

Y caminando siguiendo el mapa, llegamos a lo que los ganteses llaman “Margarita la Loca” un cañón imponente y que es uno de los símbolos de la ciudad (a nosotros… pues la verdad que ni frío ni calor) y que tenía la boca tapada para evitar que se metieran dentro vagabundos o borrachos.

La lluvia parecía que paraba un poco, e incluso se veía algún que otro rayo de sol… Ibamos de camino a una de las zonas que más me gustó de Gante sin duda alguna: el barrio Patershol, pero antes pasamos por una casa original del siglo XVII reconvertida en tienda de gominolas, donde compramos una especie de gominolas muy típicas de Gante llamadas Cuberdons, rellenas de una especie de jarabe de frambuesa, que estaban exquisitas ¡!!

El barrio de Patershol es una zona preciosa que conserva el trazado medieval y que esta sí que es casi completamente peatonal. Es un sitio perfecto para pasear tranquilamente, y perderse sin rumbo por las callecitas. Debe ser un sitio que ahora debe estar de moda, porque vimos bastantes restaurantes tipo gourmet, algunos con unos precios que daban miedo.

Cuando salimos al canal principal, la verdad que nos quedamos con la boca abierta, porque el contraste de colores, la forma de las casas… la verdad que todo el conjunto es muy muy bonito (lástima que el día no estuviese más despejado).

El siguiente punto de interés era el Castillo de los Condes de Flandes (Gravensteen). Se dice que es el único castillo de estas dimensiones que se encuentra en el centro de una ciudad. Y la verdad que según te vas acercando impresiona porque si que tiene unas dimensiones importantes. Nosotros finalmente decidimos no hacer la visita interior, porque preferimos seguir paseando.

Y ya por fin nos fuimos acercando a uno de los platos fuertes de Gante: los Muelles de las Hierbas y el Trigo, donde podrás ver quizá las imágenes más fotografiadas de Gante. La verdad que es un sitio precioso, sobre todo las casas de un lado de la orilla, además parecía que asomaba un poco el sol y los reflejos de las casas en el agua eran preciosos.
Paseamos por una de las orillas hasta llegar al Puente de San Miguel (Sint-Michielsbrug). Las vistas que se tienen desde el magníficas: las preciosas casas en el canal, las Torres de la ciudad… No sé el tiempo que estuvimos admirando la zona…

Cruzamos el puente y salimos a la Koren Markt y decidimos comer por allí. Nos metimos en uno de los restaurantes que ofrecían menús asequibles y pedimos dos platos combinados: uno con frites, ensalada, pechuga de pollo asada y una salsa de pimienta y champiñones exquisita, y el otro con una especie de solomillo de ternera con frites y ensalada. Un agua, una caña y un trozo de pastel de manzana, creo que fueron 36 euros en total.

Cuando volvimos a la calle, volvía a llover un poco; nos dirigimos de nuevo a San Bavón para ver el Castillo del Demonio y la Casa de los Albañiles por fuera. Pero lo que más nos llamaba era volver a pasear por Patershol; de verdad que nos os arrepentiréis si os perdéis un rato por aquí porque es una verdadera maravilla. Antes de llegar, pasamos por la calle de los grafittis; una calle en la que el ayuntamiento permite que los jóvenes pinten sus grafittis libremente para así salvaguardar otras zonas de la ciudad.

Después de hacer algunas fotos, nos fuimos a tomar una cerveza en una de las cervecerías que dicen que es más típica y a tomar una cerveza que ahora no recuerdo el nombre… solo sé que es de las que más graduación tiene porque dicen que solo servían 3 por persona…

Después, y más contentos que unas pascuas (casi mareados diría yo ¡!) nos fuimos a una fritería que recomendaban en la guía a merendarnos una buena ración de patatas fritas.

Había dejado de llover y el día se había despejado así que poco a poco iba cayendo la luz y la zona del muelle estaba espectacular. Nos quedamos un buen rato y haciendo fotos paseando por los muelles de un lado a otro mientras se hacía de noche.

Fue una gozada la verdad, una suerte que se aclarara el día y poder tener algunos fotos preciosas.

 

 

Ya de noche, tocaba regresar a Bruselas, así que nos cojimos de nuevo el tranvía hasta la estación y allí el tren a Bruselas; donde de camino al apartamento nos tomamos unos buenos mojitos y unas buenas cerveza en A la Mort Subite con una buena ración de queso.

Gante; totalmente recomendable, y nada de ir medio día, a mi casi me faltó tiempo; me hubiese quedado un día más, es una ciudad con un ambiente universitario total, muy muy bonita, y perfecta para pasear, tomarte unas cervezas y ver pasar las horas en los muelles.

Sin duda un sitio para repetir. De diez.