Era sábado y estaba en Nueva York y no… no era un sueño ¡!!! Bueno sí, era un sueño hecho realidad…
Después de desayunar en el apartamento (creedme parece que no, pero dólar a dólar se ahorra un pico haciendo los desayunos y alguna cena en el apartamento), cogimos el metro en dirección a la primera parada del día: el teleférico a Roosevelt Island.
El viaje en teleférico cruza de Manhattan la isla Roosevelt, y el viaje es válido con la metrocard, dura 5 minutos o menos incluso y las vistas son fabulosas; así que si tenéis tiempo… (nosotros fuimos muy temprano, como a las 9).
Si se va justo de tiempo, una vez te bajas del teleférico puedes volver a subirte para coger el de vuelta. Nosotros optamos por dar una vuelta a la isla.
Es realmente pequeña ya que tiene una extensión de 0.59 km2 y una población censada de alrededor de 9000 personas, la mayoría de edificios son residenciales de renta, aunque también hay una cooperativa y un antiguo hospital. Deciros que en su origen se utilizó para albergar un hospital para enfermos de viruela, un manicomio y una cárcel; es decir, lo que no querían en Manhattan lo mandaban a Roosevelt Island.
Merece la pena un paseo a la orilla del río, como era muy temprano estábamos prácticamente solos. Tan solo nos encontramos con un corredor y una persona que leía el periódico tranquilamente.
Además las vistas son fabulosas y diferentes a lo que se ve desde otros miradores de la ciudad.
Volvimos de nuevo a coger el teleférico de vuelta a Manhattan y nos y fuimos a coger el metro para ir al Metropolitan (MET); antes paseamos un rato por la zona del Upper East Side… Si el resto de Manhattan huele a comida, a mezcla, a culturas… El Upper East Side huele a dinero; a mucho dinero… Allí es donde vive la gente “guapa” de Manhattan, las grandes fortunas… Y eso se nota en sus edificios, y la gente que ves por la zona.
Llegamos a las escaleras del MET y ya sabéis que todo NYC es un show, pues nos encontramos a este grupo cantando frente al Museo. Espectacular, mira que hay gente buena por ahí… Nos quedamos escuchando un rato porque eran realmente buenos.
Os aconsejo que antes de ir al MET leáis en alguna guía, en su web y demás, las salas u obras que os interesa ver porque perderéis menos además no es un museo “sencillo” de ver porque hay obras “desperdigadas” por todas partes.
A pesar de que habíamos decidido visitar sólo algunas salas al final nos perdimos gustosamente por las salas egipcias, la zona de artes decorativas, escultura barroca… Me parecieron muy curiosos los huevos Fabergé, que a pesar de ser una cosa horrorosa, me llamaron la atención porque nunca había visto uno.
Además pude contemplar otra escultura de mi escultor preferido Bernini, y de Migual Angel.
Y aquí va otro consejo; si se tiene poco tiempo, una cosa que no podéis dejar de hacer en el MET es subir a la terraza porque hay unas vistas de nuevo fabulosas desde allí, y de manera gratuita; porque os recuerdo que aunque en la web del museo ponga el precio de las entradas; os cuento, el precio de la entrada no es obligatorio, es de donación sugerida. Así que podéis ir sin entrada, y una vez que llegáis allí podéis echar un dólar en la caja, o 5 o los que queráis, incluso no dar nada (que no os de vergüenza porque hay mucha gente que lo hace). A nosotros nos entraba con la citypass.
Sin darnos cuenta fue pasando el tiempo pasando por salas de armaduras, pinturas de Dalí, Rembrandt, Vermeer o Warhol o viendo esta copia de la maravillosa escultura de Canova (pocos meses después pude ver la original en el Louvre).
Cuando decidimos salir del museo, eran como las dos de la tarde. Habían pasado casi 4 horas sin darnos cuenta, por eso siempre recomiendo, no ir con una hora fija en la cabeza, o ir sólo a lo que se quiere ver. Pero vamos, a mi me encantó todo el museo, no tiene desperdicio alguno. Y espero en un futuro viaje a NYC (que seguro que lo hay algún día) poder verlo más tranquilamente.
Salimos y fuimos paseando por la 5ª bajando hacia abajo y paramos a comer algo. Pasando por el Rockefeller Center, llegamos a la zona de times y decidimos hacer cola para sacar entradas para algún musical.
Nos decidimos por Mary Poppins, por varias razones: ya sabéis lo fan que soy de Disney, y además el musical tenía unas críticas muy muy buenas y podríamos seguir bien el hilo de la historia.
No hicimos mucha cola, creo que no llegó a media hora, y conseguimos dos entradas para las 8 de la tarde por 132$ las dos. Es decir; a mitad de precio.
Si queréis ver El rey León o Wicked, llevad las entradas desde España porque en TKTS es casi seguro que no salgan, ya que llenan todos los días.
Nuestra idea era haber comido algo por Central Park y pasear un poco por allí, pero se empezaron a formar unos nubarrones bastantes feos y por si acaso llovía y nos pillaba, decidimos visitar el Moma, el museo de arte moderno.
No iba con muchas expectativas y sin embargo me encantó, ya sabéis que tenéis las obras más conocidas de Warholl (excepto la lata de tomate que en ese momento estaba creo que cedida en Australia.
Yo no soy muy fan del arte moderno, pero la verdad es que merece la pena la visita porque hay cosas muy interesantes y curiosas de ver (me pasó lo mismo que con la TATE de Londres).
Además de ver obras de Pollock, Warholl o las conocidas Señoritas de Avignon…
Pero el mejor momento fue poder ver una de mis obras de uno de mis artistas preferidos: “La persistencia de la memoria” de Salvador Dalí…
Me quedé allí pasmado, observando, como una estatua.
El museo es totalmente recomendable, y no es demasiado grande, así que se puede ver perfectamente en un rato.
Cuando salimos del Museo, habían desaparecido las nubes. Nos paramos en una especie de cafetería que decía que tenía la mejor NY Cheesecake de la ciudad. Es curioso, pero antes del viaje me leí el libro de Elvira Lindo, “Lugares que no quiero compartir con nadie” que habla de su experiencia como residente en la ciudad (altamente recomendable este libro por cierto); y en el libro decía que en muchos restaurantes o pubs, etc, hay carteles que ponen, la mejor tarta de NY, la mejor hamburguesa de NY ¡! Y pude comprobar que es cierto, que tienen muchos carteles de ese tipo jeje.
La tarta estaba de muerte la verdad.
Continuamos nuestro paseo hasta la 6ª avenida, a la altura entre la 53 y la 54; donde se encuentra la que ya es una de las atracciones de la ciudad, la escultura LOVE.
Después de hacernos varias fotos, y mosquearnos con una familia de neoyorkinos con niños maleducados fuimos bajando hacia el teatro, nos íbamos a ver Mary Poppins ¡!!!!!! Y callejeando un poco no muy lejos de esa zona, nos encontramos con la escultura homenaje a los bomberos. Si no recuerdo mal está a los pies del edificio Emigrant Saving Bank en la east 43 (entre Madison y la 5º).
Llegamos de nuevo a la siempre animada y concurrida zona de Times Square (siempre pasan cosas en Times Square ¡!!!) y nos fuimos en dirección al teatro (antes nos paramos en el mcdonald’s a por dos buenos refrescos); yo estaba como un crío emocionado antes de entrar al musical ¡!!!
Deciros que el musical de Mary Poppins, es absolutamente fantástico; el montaje es espectacular con unos efectos muy buenos y los actores son increíbles. Además como os podéis imaginar la historia se sigue perfectamente. Así que de nuevo, otro sueño cumplido: ver un musical en la cuna de los musicales ¡!!
No se podía pedir más para terminar un sábado neoyorquino…
Grrrrr¡¡ A pesar de la envidia que me corroe…he de admitir que me encanta¡
Muchas gracias Inma !! me alegro que a pesar «de que te corroe la envidia» disfrutes con mi relato.
Un saludo
Gracias por el consejo sobre el teleferico ^_^ lo tenía anotado como ¿? pero me acaba de convencer ^_^
Si tienes tiempo merece la pena, las vistas son geniales, y gratis… y el trayecto es menos de 5 minutos, lo único malo es que hay que ir hasta allí pero vamos yo ya te digo, me encantó
Mi idea es ir 9 o 10 días a NY (washington y vuelos a parte) Así qye creo que podremos ir ^_^
Entonces no problem 😉