Amanece de nuevo en Islandia y como ya iba a ser habitual, el día sería de lo más intenso.
Recogimos nuestras cosas del alojamiento en el lago Myvatn y nos dirigimos hacia Husavik ya que tenía una cita por la mañana temprano.
Husavik es una localidad costera situada al norte de Islandia que cuenta con menos de 2700 habitantes y que viven principalmente del turismo y la pesca. El atractivo de este lugar es la alta posibilidad de ver ballenas en libertad no muy lejos de la costa.
Antes de ir, buscamos las empresas que operaban en la zona. Buscábamos una empresa que fuese lo más sostenible posible y la que más nos convenció fue North Sailing. Después de varios mails con ellos en los que nos explicaban la política medioambiental de la empresa, nos invitaron a probar su tour mas popular como ya os habíamos contado con anterioridad en el post de ruta y presupuesto.
La mejor época para ver ballenas suele ir de abril a octubre (aunque en Reikiavik salen tours durante todo el año), siendo los meses de julio y agosto los mejores o más propicios.
Apenas tuvimos tiempo de pasear por Husavik porque llegamos media hora antes de la salida del tour, pero el puerto nos encantó, con las vistas con las montañas nevadas en el horizonte.
El tour que realizamos fue el «Husavik original whale watching tour« y escogimos el primero de la mañana para poder continuar con nuestra ruta por el país.
El barco en el que se realiza el tour es un barco que respeta (en la medida de lo posible) el medio ambiente y sobre todo y lo mas importante, no es invasivo con el medio, y no se acerca en exceso a las ballenas.
Nada más salir, nos explican esto y nos dicen que como el día está muy claro es muy probable que veamos ballenas pero que esto no es una ciencia exacta (como es lógico).
Tras unos 20 minutos de trayecto (con un frío terrorífico), el barco se para y comenzó el espectáculo… y comenzamos a ver un par de ballenas francas jorobadas… Nos quedamos todo el grupo en silencio, tan solo se oían los ruidos de los obturadores de las cámaras…
Por cierto que estas ballenas son tan solo un tipo de las muchas que se pueden ver en esta zona, donde también se pueden ver orcas o incluso ballenas azules (el animal más grande del mundo).
Habíamos visto ballenas en Hermanus, en Sudáfrica, y aunque las vimos muy de cerca y fue un momentazo, creo que lo que vivimos esa mañana en Husavik lo superó con creces porque pudimos ver varias ballenas a nuestro alrededor y sobre todo tener alguna bonito foto de las colas de las ballenas que en Sudáfrica nos resultó imposible.
La duración del tour fue de unas dos horas, y durante todo el tiempo que estuvimos en el barco, estuvimos viendo varias ballenas. Y ciertamente el barco no se acercaba mucho a ellas. Vimos a una empresa, en una especie de lancha motora, que se acercaba muchísimo a ellas (demasiado en mi opinión).
Además de ver ballenas, el paisaje del océano con esas montañas medio nevadas detrás era totalmente idílico. La verdad es que fue una mañana mágica sin lugar a dudas.
Nos dieron además un chocolate caliente con un bollo (que nos supieron a gloria bendita ¡¡porque hacía mucho, mucho frío !!).
Desde aquí solo tenemos buenas palabras para la empresa North Sailing, fueron muy profesionales en todo momento y sobre todo sinceros. Tenéis que tener en cuenta que son animales en libertad, en su hábitat y que no siempre salen cuando queremos…
Volvimos al coche y nos pusimos rumbo hacia nuestra siguiente visita del día: Detifoss.
Llegar desde Husavik hasta Dettifoss fue toda una odisea: cogimos la carretera hasta que llegamos a la 864 y a mitad de camino, nos la encontramos llena de nieve y hielo y con 3 coches parados en un lado porque no podían continuar…
Llegamos a Dettifoss (invirtiendo el doble de tiempo claro), la cascada más caudalosa de Europa (tiene un caudal medio de 200 metros cúbicos) y aunque debido a la posición del sol, la luz no era la idónea, nos quedamos muy impresionados con la fuerza del agua… nos preguntábamos de dónde saldría tanta cantidad y cómo podía tener tantísima fuerza… Tiene 40 metros de caída pero lo que más sorprende es que !tiene 100 metros de ancho¡.
Es una pena que no se puedan oir las fotos… aun recuerdo ese ruido ensordecedor.
Estuvimos viendo la cascada desde diferentes puntos y viendo también el cañón formado por el agua que nos pareció también muy bonito.
Ibamos a ir a Selfoss pero el camino resbalaba un montón y yo tuve una pequeña torcedura no hacía mucho (mis tobillos y yo y el cuento de nunca acabar…) así que decidimos no ir a verla y dar media vuelta (no fuese que me hiciese daño en el tobillo y la cosa terminase regular). Ya la veremos en otra ocasión, porque ya os adelanto que volveremos en otra época del año. No sé cuando, pero sabemos que vamos a volver.
La idea era seguir por la 864 pero tras unos metros, nos encontramos con una capa de nieve de unos 40 cm y además hielo… el coche empezó a resbalar y se nos iba hacia los lados… pasamos un mal rato la verdad. No podíamos continuar por esa carretera en esas condiciones.
Pero la cosa no acaba ahí… después de dar la vuelta por la misma carretera llena de nieve y baches por la que habíamos ido, nos encontramos con que el camino más «corto» a Egilsstadir, estaba cerrada (en la app y web que habíamos visto no aparecía cerrada…) así que no nos quedó más remedio que volver casi a Myvatn y de ahí a Egilsstadir… con la pérdida de tiempo que eso nos supuso.
El camino se nos hizo un poco pesado porque al final tuvimos que conducir más tiempo del que habíamos pensado pero bueno, son cosas que te pueden pasar y hay que contar que las cosas no salen siempre como uno las ha planeado.
Tan solo hicimos una parada técnica a echar gasolina hasta que llegamos a Egilsstadir, donde compramos provisiones en el supermercado y nos fuimos al hotel a descansar.
Esa noche, la predicción de auroras boreales era mejor que las anteriores así que después de cenar nos fuimos a un par de kilómetros del hotel, y nos paramos en la mitad de una carretera completamente a oscuras, pero la verdad es que en cuestión de 5 minutos se nubló y comenzó a llover así que nuestro gozo en un pozo… nos movimos despacio por si hubiese suerte pero nada… así que volvimos al hotel.
La predicción subía un poco a eso de las 12 de la noche pero seguía nublado así que nos fuimos a dormir… Por si acaso, puse la alarma a las 23.50 por eso de mirar por la ventana… (nunca hay que perder la esperanza ¿no?).
Suena la alarma, y miro por la ventana… parece que veo algo no sé… como raro… despierto a Alberto, se levanta y tampoco está seguro y le dicho «-Chico, que eso no es normal, vamos a salir…
Nos ponemos las botas y el abrigo, y en pijama salimos al aparcamiento y no sé, la cosa no estaba clara, pero de repente… y durante muy pocos segundos…
Fueron tan solo unos instantes, y quizá no sea la aurora boreal ni las fotos más bonitas del mundo, pero durante unos segundos a nosotros nos pareció una de las cosas más increíbles que habíamos visto.
Tan solo bailó unos segundos para nosotros, pero ahí estábamos en un aparcamiento en el noreste de Islandia, viendo una aurora boreal.
Os aseguro que esa noche nos fuimos al cama sintiéndonos muy afortunados. Tan solo podíamos estar agradecidos de todo lo que este viaje nos estaba dando.
Fue uno de los momentos más mágicos de todo el viaje…