Para nuestro tercer día en Edimburgo; elegimos unas rutas más tranquilas que los días anteriores. Madrugamos un poco menos y nos tomamos el desayuno con mucha más calma que otros días.

Comenzamos como todos los días por la zona de Grassmarket, pero esta vez había un pequeño mercadillo, con comida y también con artesanía, láminas, avalorios… pequeño pero con cosas muy bonitas.

Antes de empezar nuestra particular ruta por la Royal Mile, estuvimos dando un paseo descubriendo algunos lugares encantadores y viendo (y escuchando) como un hombre tocaba la gaita (por cierto, de manera estupenda).

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Comenzamos a recorrer la Royal Mile para hacer nuestra particular ruta por los closes de la Royal Mile.

Los closes son callejones, pero en Edimburgo estos callejones tienen no solo nombre propio (algunos de ellos van ligados a algunas profesiones ya que era común que se viviese cerca o al lado de la zona donde se trabajaba) sino que también cada close tiene una personalidad diferente. Estos closes han sido testigos también de la historia más negra de Edimburgo, de crímenes e historias de fantasmas.

Hay cientos de closes, nosotros llevábamos apuntados muchísimos y finalmente nos dejamos muchos sin ver y lo que hicimos fue ir entrando según nos encontrábamos… Entramos en varios de los más conocidos: Ramsey Close, James Close, Lady Stairs Close…

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Subiamos y bajábamos por closes y callejones y cada rincón nos parecía más especial que el anterior.

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Entramos en la Catedral de St. Giles pero tan solo pudimos echar un vistazo ya que estaba en misa en ese momento, aun así nos quedamos un ratillo mirando por allí.

Seguimos paseando por la Royal Mile y entrando en más closes como el Old Stamp Office Close o el Byres Close. Algunos closes son propiedad privada. Nosotros no tuvimos problema en entrar en todos; y los que son propiedad privada se puede echar un vistazo sin entrar en las zonas privadas.

Algunos de ellos, son imprescindibles ya que desde ellos se tiene una perspectiva fabulosa del otro lado de la ciudad, como por ejemplo desde uno de los closes más famosos: el Advocate’s Close.

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Hicimos una parada para tomar un par de pintas y a la salida nos quedamos de nuevo a otro hombre tocando la gaita (y mirando el traje, que me encantan! no sé cuántos kilts miramos en las tiendas…).

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La siguiente parada fue la que algunos consideran la calle más bonita de Edimburgo: Cockburn Street (siempre compite con Victoria St.) e incluso mucha gente dice que fue en esta calle y no en Victoria Street en la que J.K. Rowling se inspiró para el Diagon Alley de sus libros de Harry Potter.

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Nos encantó esta calle. Está llena de tiendas con encanto, de restaurantes y pubs de todo tipo y con algunos edificios preciosos. Para nosotros fue una calle muy inspiradora.

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Para comer escogimos el restaurante Bella Italia (recordad que tenéis toda la información en nuestro post de comer y beber en Edimburgo). Sin más… la comida estaba buena pero no nos pareció nada del otro mundo.

Después de tomarnos un café nos fuimos paseando por la New Town, caminando por Princess Street y entrando en varias tiendas.

Llegamos a una zona más residencial que nos gustó muchísimo, tranquila e ideal para vivir allí.

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Y por fin llegamos paseando a lo que se convertiría a lo que consideramos una visita imprescindible en Edimburgo: Dean Village.

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Esta zona es de cuento, parece mentira que a tan solo 5 minutos del bullicio de las calles con coches, autobuses, gente… puedas llegar aquí y deleitarte de una manera increíble.

Después de un buen rato paseando y haciendo decenas de fotos seguimos bordeando la orilla del río hasta que volvimos de nuevo a la «civilización».

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Volvimos de nuevo a la zona de Princess St. y George St. y nos tomamos algo haciendo tiempo para la cena.

Cenamos en un pub de la New Town, «The Cambridge», cenamos con Patricia Cuní del blog «Mad about travel» (y su chico) y con María Grau y su marido del blog «Tu hobbie, tu viaje» además de una compañera de Pat y su hermana… Una cena muy agradable en muy buena compañía !! A ver si repetimos !

Volvimos caminando a nuestro apartamento paseando tranquilamente por los oscuros callejones que llevan de la New Town a la Old Town, imaginando mil y una historias de fantasmas.

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El día de hoy había sido más tranquilo que los anteriores;  además el tiempo se había portado estupendamente. La atmósfera mágica que se respira en esta ciudad ya nos había atrapado por completo.