Este nuevo día de navegación por el Nilo sería algo más tranquilo que el anterior. Nos levantamos a las 7 en punto ya que a las 8 saldríamos de la motovave para visitar el Templo de Edfú.

El Templo de Edfu es conocido también como el templo de Horus ya que está consagrada a este dios. Su construcción comenzó en el año 237 a.C. y se considera que es el templo mejor conservado de Egipto y más importante después del Templo de Karnak.

Cuando llegamos, tan solo nos encontramos con 4 grupos como nosotros, así que podemos decir que tuvimos mucha suerte (aunque es cierto que una vez dentro, sobre todo en una zona solamente, se agolpaba bastante gente).

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Este templo mide 137 metros de longitud por 79 ancho y unos 36 metros de altura. Está construido siguiendo las bases de los templos típicos con pilono y salas hipóstilas.

La entrada principal es impresionante con las escenas de Horus y Hathor y el halcón vigilando la entrada.

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El patio es muy amplio, con columnas a los lados y grandes detalles en los que deternerse a admirar la historia de Egipto.

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Si hay algo que nos gustó fue la estatua de Horus con la doble corona que se encuentra en la primera sala hipóstila.

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Las columnas de la sala hipóstila son impresionantes y que fijarse bien en sus detalles de adornos vegetales que están en un increíble estado de conservación.

Donde se concentra más gente es en la cámara de las ofrendas, donde era algo complicado hacerse un huevo para sacar la foto del monolito de granito del santuario.

Lo bonito fue perderse por las diferentes salas solitarias, intentando descifrar jeroglíficos y viendo relieves increíblemente bonitos. Uno de los mejores recuerdos que tenemos de los templos es haber tenido la suerte de poder pasearnos en solitario en muchas ocasiones.

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Después de volver hacia fuera para ver de nuevo la gran estatua de Horus y hacernos unas fotos con ella, nos dirigimos de nuevo a la motonave ya que tocaba navegar hacia Komombo.

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Además de relajarnos en la terraza tomando algo y charlando con los compañeros de viaje, pudimos disfrutar de algunas escenas cotidianas a orillas del nilo y ver los paisajes típicos de esa zona.

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Tras este buen rato de relax (que no venía nada mal, ya que el día anterior había sido agotador); a las 16:30 volvimos a bajar de la motonave para visitar el Templo de Kom Ombo.

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Situado en la ciudad de Kom Ombo; está dedicado al dios Sobek (el dios de la fertilidad y creador del mundo) y con el tiempo como a los habitantes de la ciudad no les gustaba que el templo estuviese asociado a un dios que representa el mal, incluyeron también a Horus.

En este templo había muchos cocodrilos ya que los egipcios pensaban que si los veneraban, no serían atacados por estos peligrosos animales.

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Cuando llegamos la luz era preciosa ya que estaba empezando a caer el sol y la visita fue muy bonita.

Este templo también es llamado el Templo de la Medicina y aunque su estado de conservación no está tan  bien como en otros templos,  en sus muros se encuentran representadas tanto escenas cotidianas de la medicina de la época, como instrumental quirúrgico o escenas de partos.

El guía además, hizo que la visita fuera aun más mágica ya que esperaba a que los otros dos grupos se marchasen y conseguimos quedarnos casí solos mientras se iba la luz poco a poco.

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Estuvimos paseando un rato más viendo los relieves y jeroglíficos perfectos y para terminar la visita de una manera muy especial pudimos disfrutar de una preciosa puesta de sol a orillas del Nilo y ver el templo iluminado, lo que lo hacía muchísimo más especial aun.

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Junto al templo se encuentra un pequeñísimo museo dedicado a los cocodrilos. No dejéis de visitarlo si vais porque además de gratuito, veréis varios cocodrilos momificados. A nosotros nos pareció muy curioso.

Tras esta visita, volvimos a la motonave y después de cenar pudimos disfrutar de un divertido rato en el bar con actuaciones de bailes típicos de los nubios aunque nos fuimos pronto a dormir, que al día siguiente el madrugón era de los buenos.