Visitar el Castillo de Neuschwanstein fue una de las razones principales de nuestra pasada escapada a Múnich.

Todo el mundo tiene en la cabeza ese castillo de cuento que se eleva majestuoso en Hohenschwangau, muy cerca de Fussen.

Llegar desde Múnich es muy sencillo y si se viaja en grupo sale más económico. A nosotros en Octubre 2014 la Bayern Pass nos costó 29€ para ir a Fussen.

Tras casi dos horas de trayecto llegamos a Fussen y allí se coge un autobús(el 73 o el 78) en la misma estación que nos llevó en 15 minutos a Hohenschwangau (localidad donde se ubican los castillos principales, no tiene pérdida ya que veréis que todo el mundo se baja allí).

Nosotros decidimos centrarnos solamente en el Castillo de Neuschwanstein ya que no íbamos muy sobrados de tiempo. Pero antes de llegar al famoso castillo pudimos admirar desde abajo la belleza del otro castillo que se encuentra allí, el castillo de Hohenschwangau Schloss.

 

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Para comprar las entradas con antelación (cosa más que recomendable si te quieres evitar colas) lo podéis hacer desde aquí:

http://www.hohenschwangau.de/543.html

Para llegar al Castillo de Neuschwanstein se puede hacer a pie paseando por una pequeña cuesta por la carretera que te permitirá ir descubriendo las vistas poco a poco, o coger un coche de caballos que te subirá hasta el recinto. Nos pareció ver un autobús que te llevaba al Marienbrück pero nosotros optamos por hacer el camino a pie ya que teníamos tiempo para disfrutar del camino.

El Castillo de Neuschwanstein; conocido comúnmente como el castillo del rey loco, fue construido bajo el mandato de Luis II de Baviera, un rey caprichoso y fantasioso que al parecer se ganó a pulso su apodo de rey loco gracias a sus demandas y delirios.

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La idea de Luis II era que quería un castillo diseñado como un mundo para poder soñar, para poder refugiarse y evadirse de sus fantasmas.

 

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No fue construido como fortaleza defensiva o con otros fines, fue solamente (como otros de sus edificios) fruto de sus caprichos.

 

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Cuenta con más de 200 habitaciones y todo el castillo está decorado con pinturas inspiradas en la obra de Wagner, ya que el rey loco admiraba a este músico de manera casi obsesiva.

La construcción de sus castillos hizo que el rey se endeudara de una manera excesiva, tanto fue así, que debido a sus deudas y embargos, en 1886 poco antes de su muerte, se procedió a su incapacitación.

 

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En 1886 y tras la muerte del rey en extrañas circunstancias en el lago Starnberg fue abierto al público (cosa que no fue intención del rey en ningún momento) y desde entonces se ha convertido en uno de los castillos más visitados de Alemania (y posiblemente del mundo) y se cuenta que sirvió de inspiración a Walt Disney para crear su famoso castillo de la Bella Durmiente.

 

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El castillo no defrauda de ninguna de las maneras; pero sobre todo, las vistas desde el Marienbrücke te dejan con la boca abierta.

 

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Acceder allí es muy sencillo, tan solo un pequeño paseo de unos 10 o 15 minutos y allí tienes el puente colgante para admirar el castillo en todo su esplendor.

 

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Pero además de camino puedes hacer fotos de las vistas tan maravillosas que se obtienen desde allí.

 

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La visita al castillo se hace en tramos horarios, y una vez dentro no se permiten fotografías, tan solo desde uno de los balcones de los que se tienen unas vistas fabulosas de la zona.

 

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A pesar de lo rococó de su decoración, el castillo está en un estado perfecto de conservación (si bien es cierto que a pesar de su aspecto medieval no tiene más de 130 años). Así que no hay que conformarse con visitarlo solo por fuera, ya que la visita interior es muy interesante.

 

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Una vez terminada la visita decidimos bajar a comer y visitar Fussen. Merece la pena dar un paseo por sus tranquilas calles; es un pueblo muy bonito y podéis recorrer algunas de sus calles en poco tiempo.

 

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Nosotros como tuvimos la gran suerte de tener un día estupendo, aprovechamos para dar un pequeño paseo mientras tomábamos un helado tranquilamente para hacer tiempo y volver a Múnich.

 

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Sin duda, esas vistas desde el Marienbrücke son de esas cosas que se te quedan grabadas en la retina.

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