Nuestro segundo día en Florencia (primer día completo) comenzaba disfrutando del desayuno en el hotel cogiendo fuerzas.
Nuestra primer objetivo del día era visitar la Galería de la Academia para ver el David de Miguel. De hecho; tanto esto como visitar la Galería de los Uffizi, era dos de los motivos principales de viajar a Florencia.
Tras pasar por el Duomo y quedarte pasmado de nuevo (imposible no pararse y quedarse mirándolo un rato); nos dirigimos casi en línea recta paseando hasta llegar a la Academia.
Cuando nosotros llegamos la cola para sacar las entradas era bastante grande; nosotros como os contamos en el post de preparación del viaje, llevábamos la Firenze Card. Si no lleváis la tarjeta es más que recomendable que si queréis evitar las colas para ver el David de Miguel Angel, os hagáis con la entrada anticipada, que aunque tiene un sobrecoste de 4 euros más, sin duda alguna merece la pena (porque además depende de la hora a la que vayáis puede ser que no entréis). Podéis reservar la entrada en la web oficial.
Como nota informativa os diremos que la Galería de la Academia es el segundo museo más visitado de Florencia después de la Galería de los Uffizi.
Una vez dentro digamos que hay dos salas principales y como os podéis imaginar; el lugar más concurrido es el final de una de las salas donde se encuentra el David.
Os aseguro que desde hace años tenía unas expectativas altísimas. Me preguntaba si sería cierta esa perfección que tantas veces había leído y que mi profesora de Arte (gracias siempre Natalia) nos repetía una y otra vez.
Pues tengo que deciros que cuando llegas y los ves, tu boca no se puede cerrar.
Fue una buena idea madrugar y ser de los primeros en entrar para poder evitar las aglomeraciones que se forman después.
Construido entre 1501 y 1504; la obra fue encargo de la Opera del Duomo y Miguel Angel (que a mal genio no le ganaba nadie) se opuso a que se colocase en la Loggia dei Lanzi y finalmente cuando se terminó de construir en 1504 se instaló frente al Palazzo Vecchio. Para protegerlo de la climatología y evitar su deterioro, fue trasladado a la Accademia en 1873.
Con una altura de 5’2 metros y unas proporciones perfectas, el David de Miguel Angel fue esculpido a partir de un bloque de mármol de Carrara (después que varios autores lo intentasen) y representa a David justo antes de enfrentarse a Goliat; pero no solo eso, representaba a la República de Florencia dispuesta a defenderse de todos los poderes políticos que la amenazaban constantemente.
Creo que poco más os tengo que decir. Le hicimos decenas de fotos, no podíamos dejar de rodearlo para admirarlo por completo.
Pero si hay algo que me gustó, fue poder ver de cerca esos detalles de los que me hablaban, esa perfección y esa exactitud en la forma de esculpir.
Después de maravillarse con el David, no hay que perder detalle de otras obras de Miguel Angel.
En el pasillo que da acceso al David, se encuentran 4 famosas esculturas de Miguel Angel: los esclavos, esculturas inacabadas que estaban ideadas para que fuesen parte de un Mausoleo.
Además de eso, en la Accademia también hay una colección de pinturas y una exposición permanente de instrumentos musicales.
Una vez fuera de la Accademia y después de tomarnos un rico café, paseamos por el Ponte Vecchio hasta llegar a nuestro siguiente punto: a visitar la Galería de los Uffizi (o al menos las obras que nos interesaban).
De nuevo tenemos que insistiros en las colas (que aquí eran enormes ya) y que os hagáis con las entradas (o la Firenze Card) de manera anticipada en la web anterior.
El edificio se comenzó a costruir en 1560 por Giorgio Vassari bajo las órdenes de Cosme I de Medici y desde el inicio, se empezó a utilizar como «almacén» de las cantidad de obras de arte que tenían.
Lo bueno de este museo es que es muy sencillo de visitar, ya que las salas van correlativas en el tiempo; es decir, están ordenadas de forma cronológica.
Sin duda alguna mis ganas se centraban en la sala principal de unos de mis pintores preferidos: Boticcelli y una mis pinturas preferidas: el Nacimiento de Venus.
Cuando entramos en la sala, me emocioné muchísimo. Recordé el examen que hice hace años analizando la obra de Boticcelli… Pero no solo pudimos admirar este cuadro, sino también otra de sus obras más famosas (y preciosa de hecho): La Primavera. Con esa cara que tanto me recuerda a la actriz Cate Blanchet.
Me centré bien en ver El Nacimiento de Venus mientras Alberto me dejaba solo para que disfrutara de ese momento. No sé cuantos minutos pasaron mientras hacía primeros planos y me quedaba totalmente embobado mirando el cuadro, acercándome y plantado allí en medio sin moverme.
Me parece de una belleza totalmente sublime y escribiendo y revisando las fotos vuelvo a quedarme embobado por completo.
Seguimos recorriendo algunas salas disfrutando de otras obras tan importantes como La Adoración de los Reyes Magos y La Anunciación de Leonardo Da Vinci, La Virgen del Jilguero de Rafael o el Retrato de los Duques de Urbino de Piero de la Francesca.
Como os decíamos; al no ser un museo de grandes dimensiones, la Galería de los Uffizi es sencilla y asequible de visitar.
Cuando salimos teníamos una especie de borrachera tremenda de arte así que nos fuimos dando un paseo hasta All’antico Vinai a tomarnos un panino de porchetta una botella de agua y una cerveza para hacer hambre antes de comer. Este sitio es IMPRESCINDIBLE si visitáis la ciudad, los panini son absolutamente deliciosos. Pocas veces hemos comido un bocadillo tan bueno.
Decidimos que la comida de ese día la haríamos en la zona del Mercato Centrale así que de camino hacia allí decidimos visitar el Baptisterio y el Campanile.
En el campanile suele haber colas también, así que si queréis ahorrar la cola, podéis comprar la entrada combinada al conjunto Baptisterio-Campanile-Catedral ya que de esa manera os ahorraréis mucho tiempo que podréis invertir en cosas más interesantes como sentaros a tomar un buen Spritz por ejemplo.
Aunque tengáis la Firenze Card, debéis ir a las oficinas de venta de entradas a que os den las entradas. Esta oficina se encuentra en la calle frente al Baptisterio y allí hay una cola para los usuarios de la Firenze Card.
El Baptisterio de San Juan está en la Plaza del Duomo frente a la Catedral pero curiosamente, este edificio de forma octogonal no tiene vinculación con la Catedral.
Sus orígenes son romanos pero el edificio actual es del siglo XII y su revestimiento también es en mármol blanco y verde.
Una vez entras tus ojos se van hacia arriba, hacia los mosaicos bizantinos de la cúpula que nos recordaron un poco a los mosaicos de la Basílica de San Marcos en Venecia. Increíble lo bien conservados que están.
Si lo más destacado del interior del Baptisterio son sus mosaicos, lo más destacado del exterior son sus puertas, sobre todo la Puerta del Paraíso de Ghiberti que en 10 relieves en bronce nos cuentan escenas del Antiguo Testamento. Pero ojo que contrariamente a lo que piensa mucha gente estos paneles son una copia. Los originales se encuentran en el Museo de la Opera del Duomo (os enseñaremos fotos en otro post).
Cuando salimos fuimos a subir al Campanile de Giotto, y al tener nuestra entrada, nos ahorramos los 70 minutos de cola que había para subir.
Los trabajos para su construcción comenzaron en 1334 con los planos de Giotto pero éste, no pudo verlo terminado ya que falleció y se hizo cargo de terminar la construcción Andrea Pisano
Tras una subida de 414 escalones, cuando sales las vistas quitan el hipo ya que no solo ves la maravillosa cúpula de la catedral o unas estupendas vistas de Florencia. Personalmente nos encantó la vista completa del Baptisterio.
Quizá si no lleváis la Firenze Card y no queréis tampoco comprar la entrada combinada de 15 euros (incluida en la Firenze Card) que incluye Baptisterio, cúpula y Campanile, os diríamos que subieseis a la cúpula de la catedral de la que hablaremos en otro post.
Una vez abajo nos dirigimos ya a comer en la zona del Mercato Centrale y nos metimos dentro a comer. Estaba lleno hasta la bandera y nos costó bastante encontrar un sitio donde sentarnos.
Los puestos de comida son de lo más variado y hay para todos los gustos aunque tenemos que decir que quizá es un poco más caro de la media; pero merece la pena ver el ambiente y mezclarte con los florentinos. Pedimos dos platos de pasta y dos cervezas grandes por 29 euros.
Al salir nos fuimos paseando tranquilamente para bajar la comida, disfrutando de los rincones tan bonitos que tiene la ciudad y entrando en tiendas tan bonitas como esta llena de pinochos de madera.
El día anterior nos habíamos quedado con las ganas de ver la exposición de Ai Wei Wei en el Palazzo Strozzi así que nos fuimos allí. Fue toda una sorpresa, nos pareció de lo más interesante y con obras de lo más dispares.
Volvimos al hotel a dejar algunas bolsas y rápidamente cogimos el autobús nº 12 que nos directamente de la puerta del hotel a Piazzale Michaelangelo (1’20 euros el billete). Aunque la tarde seguía algo nublada decidimos subir ese día por si el día siguiente llovía.
Antes de ir al conocido mirador fuimos a visitar la preciosa iglesia San Miniato al Monte cuya fachada es el culmen del románico florentino.
Dedicada al primer mártir de la ciudad, San Miniato tiene un interior algo particular ya que tanto el presbiterio como el coro (que está sobre una plataforma) están sobre una cripta.
Estuvimos un buen rato disfrutando del interior que curiosamente estaba casi vacío (estaba casi todo el mundo en la zona de las escaleras) y al salir estuvimos un buen rato disfrutando de las vistas tan bonitas que se tienen desde allí.
Bajamos a la zona del mirador en Piazzale Michaelangelo y estuvimos intentando hacernos un hueco entre tantísima gente, trípodes… Pero además de disfrutar de las vistas y de un bonito atardecer (aunque estuviese nublado), fuimos testigos de una pedida de mano.
Bajamos andando dando un paseo llegando a la bonita zona de Oltrarno; una zona que nos pareció muy muy bonita, llena de bonitas tiendas y de tranquilos bares para tomar algo. Y eso hicimos, tomarnos una pinta y un Spritz en un bonito bar llamado Speakedsy en la Via San Niccolo 23.
Esa noche cenamos en la Trattoria Da Giorgio (todo un cierto) una pizza y una lasagna deliciosas con agua y tiramisú de postre por 23 euros.
El día terminaba con la visita ya habitual al Hard Rock Café donde nos tomamos dos cervezas para dar por terminado un completísimo y agotador día en la capital toscana.
Ahora me apetece volver a Florencia!!! Qué bonito atardecer desde la Plaza de Miguel Angel! La gastronomía italiana es, junto con la japonesa, de mis preferidas, en cualquier trattoria de barrio puedes encontrar unos platos espectaculares, me gusta mucho vuestra forma de disfrutar de los viajes!
Por cierto, cuándo vais a Roma? De nuestra estancia allí, tengo algunos lugares donde comer muy, muy rico, son esas trattorias pequeñas y quizás no muy famosas, pero donde hacen una comida exquisita. A mi no me da para escribir mucho más en el blog de lo que lo hago (porque como bien decías, tengo que trabajar, la casa, la compra……) y tengo muchos post pensados de Roma que irán saliendo poco a poco, pero también quiero terminar Japón y escribir nuestra última escapada a Viena (en lo que estoy ahora), ya ves que no tenemos remedio, cuando algo nos gusta le dedicamos todo el tiempo que podemos!!! Bueno, lo dicho, que os puedo escribir un correo con esos lugares o con cualquier cuestión que pueda ayudaros sobre Roma, fue un mes y medio muy intenso y que, sobre todo yo, me recorrí completa la Ciudad Eterna.
Un beso chicos!!!
Muchísimas gracias M. Angeles !!!! pues esos restaurantes poco conocidos y con buenos precios nos vendrían fenomenal !!! UN besico maja.
hola buena, me voy a Florencia en unas semanas, y quería saber si con la firenze card hay posibilidades de coger alguna visita guiada para la Accademia o el Ufizzi! graciaas
Hola buenas, hasta donde yo sé no incluye visita guiada la firenze card.
Un saludo y que disfrutes del viaje