Nuestra aventura en Las Vegas se había terminado, nos quedamos con ganas de mucho más pero era hora de comenzar la auténtica aventura por carretera.

Antes de comenzar nuestro trocito de ruta 66 y como salimos bien temprano de Las Vegas, nos fuimos a visitar la Presa Hoover (Hoover Dam).

La presa Hoover se encuentra a unos 48 kilómetros al sur de Las Vegas; en la frontera entre Arizona y Nevada.Su construcción comenzó en 1931 y se prolongó 5 años más (aunque la terminaron dos años antes de lo previsto). El lago que se creó con la construcción se llama Lago Mead, en honor al arquitecto “jefe” del proyecto.

Una vez llegáis, se puede dejar el coche en el parking del centro de visitantes, previo pago de 5 dólares si no recuerdo mal. Una vez allí, se pueden contratar tours guiados para visitar el museo etc. Nosotros fuimos por libre paseando por la carretera que pasa por la presa .

Impresiona muchísimo la altura (221 metros). Es inmensa ¡! Asomarte da una impresión tremenda.

Si se sigue un poco por esa carretera con el coche se puede llegar a un mirador donde hay un parking gratuíto, y desde donde se tiene otra perspectiva. Pero lo mejor es dejar el coche en el parking de pago y caminar un poquito sobre ella.

Una vez vista (si no se entra al museo o no se hace una visita guiada; no se tarda demasiado en echar un vistazo) volvimos a nuestro Dodge y nos pusimos rumbo a hacer nuestra pequeña ruta 66 ¡!.

Hablar de la Ruta 66 es hablar de viejos tiempos, de motos, de camiones, de tormentas de polvo, de rock and roll y de road trips.

De restaurantes de mala muerte y moteles de carretera.

Hablar del la ruta 66 es sumergirse en el corazón de la América profunda.

La Ruta 66 (U.S. Route 66) es conocida como la “calle principal de América” y originariamente transcurría desde Chicago (Illinois), a través de Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo Mexico, Arizona y California (finaliza en Los Angeles con un recorrido total de 2448 millas, o lo que es lo mismo, 3993 kms) y fue inaugurada en noviembre de 1926.

La ruta 66 fue itinerario de la multitud de emigrantes que viajaban al oeste en busca de nuevas oportunidades; muy especialmente durante las tormentas de polvo de los años 30.

Esta ruta, mantuvo en alza la economía de las zonas que atravesaba, que tuvieron unos años de prosperidad, hasta que poco a poco fue desplazada por la Red de de Autopistas Interestatales de Estados Unidos, llevando a muchas pequeñas poblaciones a un declive evidente.

Hoy en día, la Ruta 66 es un recuerdo de aquellos años dorados; una ruta mítica gracias al turismo y al poco sostenimiento que hacen algunas asociaciones.

Ahora ciertas partes de la carretera, aparecen señalizados como Historic Route 66 para señalizar esos lugares y que no caigan en el olvido.

Conducir por parte de la histórica ruta 66 ha sido una experiencia increíble. Una de las mejores partes del viaje, en la que te sientes más que nunca dentro de una road movie norteamericana.

Tras salir de la presa hoover, pusimos la dirección en el GPS para empezar a hacer un pequeño camino por la Ruta 66.

Primera parada: KINGMAN (Arizona)

Cuando llegamos a Kingman nos dimos cuenta que aquello era típical american (como muchos de los sitios por los que pasaríamos los días siguientes) una gran carretera, con grandes calles a cada lado y alguna gasolinera y tiendas a cada lado… Las casas ya os imagináis que en ese tipo de pueblos americanos quedan retiradas.

Fuimos a tomarnos algo a Mr. Dz; otro típico restaurante años 50, donde nos tomamos uno de los mejores batidos de vainilla que he probado en mi vida ¡! El bar es genial, y las hamburguesas tenían una pinta exquisita ¡!! Pero era muy temprano aún para comer…

Cruzamos la calle y fuimos a una especie de museo sobre la ruta 66 (gratuíto y con una señora muy amable que nos dió un mapa de la ruta con puntos imprescindibles) y aprovechamos también para hacer fotos a la famosa y descomunal locomotora Santa Fe.

Tras hacer alguna foto mas, volvimos al coche dispuestos ahora si a ir por la auténtica carretera 66. Os aseguro que es alucinante conducir por esa carretera comarcal pasando por la nada, por zonas desérticas, y viendo a lo lejos algún que otro pueblo destartalado.

El siguiente punto de interés era parar en Huckberry, pero sin llegar a entrar en el pueblo, en la carretera está la Huckberry General Store. Esta zona era una de mis prioridades del viaje; se trata de una antigua gasolinera-rancho-tienda-licorería (vamos, de todo un poco).

Quizá sea de las cosas más fotografiadas de la ruta 66, y pude sacar las mejores fotos de todo el viaje.

Tuvimos mucha suerte porque cuando paramos se iba el único coche que había y estuvimos solos en la zona todo el tiempo.

Tras estar un buen rato por la zona, nos montamos en el coche ya que teníamos un ratillo hasta el siguiente pueblo donde pararíamos. Seligman.

Otro típico pueblo con una calle principal y las casas y tiendas a cada lado.

Había multitud de tiendas dedicadas a souvenirs de la ruta 66; nosotros entramos en una que estaba a rebosar de cosas, y nos compramos una camiseta con el logotipo de la ruta.

Puede que fuera un pelín turístico pero a la vez muy auténtico también, y con alguna que otra cosa curiosa cuando menos.

Y ya nos fuimos hasta nuestra última parada de la ruta 66; Williams, una de las ciudades dormitorio del Grand Canyon.

De nuevo una calle principal larga, multitud de tiendas y muy muy poca gente por la calle; de esos sitios donde parece que el tiempo se ha detenido.

Aparcamos el coche frente a una tienda y entramos a curiosear un poco y de paso le preguntamos a la dependienta por el bar Twister; otro bar ambientado en los años 50 donde nos pararíamos a comer; entramos en varias tiendas (alguna de ellas de artesanía en madera muy bonita).

El bar está al final del pueblo pero decidimos ir andando para pasear un ratillo y estirar un poco las piernas.

Una comida muy americana con sándwiches y hamburguesas y el maravilloso re-fill de Coca-Cola ¡!!

Y de repente… Empezó a llover, a tronar… caía agua como si fuesen cubos ¡!! Y bajaba una riada por la carretera… bueno, una tormenta de las gordas ¡!! (yo pillé uno de mis habituales mosqueos…) así que aunque habíamos terminado de comer nos quedamos dentro del bar por ver si amainaba pero nada… así que salimos hacia el coche (recordad que lo dejé a mitad del pueblo…) y nos pusimos empapados de agua…

Dejábamos así la ruta 66… y nos dirigíamos ya al GRAN CAÑÓN DEL COLORADO…