Llevábamos tiempo queriendo conocer Amberes ya que eran varias las personas que nos lo habían recomendado, y en nuestro primer viaje a Bélgica no tuvimos tiempo de hacerlo; así que durante nuestro último viaje al país en octubre de 2015; decidimos visitarla en un día (o casi…).

Ya sabéis lo bien que funcionan los trenes en Bélgica, y teniendo Bruselas como base, es muy fácil y asequible visitar las ciudades belgas en un día.

Cogimos un tren en la estación central a las 09:42 de la mañana que nos costó 16,40€ a los dos ida y vuelta; y casi sin darnos cuenta nos plantamos en la Estación Central de Amberes.

Cuando salimos del tren nos quedamos impresionados con lo bonita que es estación; considerada una de las más bonitas del mundo, y no nos extraña. Muchos la llaman la basílica ferroviaria o la catedral de los trenes.

Fue construida entre 1895 y 1905 e ideada como un gran templo; hecho que hace que además de esos dos nombres anteriores, también se la conozca como el templo de mármol.

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Y sin duda su fama es bien merecida por las escalinatas, los mármoles sus techos…

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Pero además el exterior también es precioso. Merece la pena pasear un rato por ella y detenerse a admirar todos los detalles que tiene. Casi podría deciros que fue lo que más nos gustó de la ciudad.

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No dejéis de echar un vistazo también al edificio que hay junto a la estación: el zoo de Amberes. Merece la pena pararse en la puerta.

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Una vez visto esto; nos dirigimos caminando por las calles aledañas (bueno realmente nos perdimos un poco), que son calles repletas de joyerías y ventas al por mayor de diamantes. De hecho Amberes es la capital mundial del diamante (alrededor del 85% de la producción mundial proviene de aquí).

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Llegamos paseando a las calles comerciales de Keyserlei y Leystraat donde nos paramos a comer un gofre con chocolate, que como os podéis imaginar estaba increíblemente bueno.

Nos dirigimos a la Calle Waper a realizar una de las cosas que teníamos programadas, visitar la Casa de Rubens. Tras pagar 8 euros por cabeza entramos entramos en la casa del pintor.

Esta casa (Rubenhuis), además de su casa, fue el estudio de Rubens durante sus últimos 29 años y durante la visita podréis conocer cómo vivía el importante pintor.

34Pero para nosotros, lo bonito e interesante de esta visita, es la casa en sí misma. Con un patio interior precioso, con fachas interiores barrocas y con todo el mobiliario original de la época.

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39Preciosos también algunos detalles como los techos, algunos azulejos y algún mueble perfectamente conservado.

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37Tuvimos suerte de entrar antes que un grupo numerosísimo de escolares, así que os recomendamos ir lo antes posibles para evitaros aglomeraciones que en algunas zonas de la puede ser bastante agobiante.

40Al salir nos pusimos a pasear un poco sin rumbo, descubriendo esos rincones solitarios y con encanto de las ciudades que tanto nos gustan.

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Nos dirigíamos ya hacia la Grote Markt, pasando antes por la Iglesia S. Jacobs, que encontramos cerrada… como nos pasaría también con San Carlos Borromeo. Cuando llegamos a la Catedral, teníamos intención de entrar, pero no sabemos por qué, nos nos dejaron entrarm no nos dieron explicación alguna, así que no pudimos visitar la Catedral de Amberes (el mayor templo religioso de Bélgica).

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Como no pudimos entrar a la catedral, nos quedamos en la bonita plaza, y entramos en una pequeña tienda de cervezas artesanales donde hicimos una pequeña degustación de varias cervezas en vasos pequeños de alguna de sus cervezas artesanales (riquísimas todas).

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Ahora sí llegamos a la Grote Markt, el centro neurálgico de la ciudad, una plaza preciosa como todas las plazas de las ciudades belgas; al estilo (salvando las distancias) de la Grand Place de Bélgica.

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Con edificios de estilo renacentista, en esta plaza también se encuentra el ayuntamiento y la bonita estatua del Brabo que representa los inicios de esta ciudad.

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Antes de comer nos fuimos a pasear de nuevo y entramos en un sitio muy bonito a tomar un par de cervezas, la Gruta del Aguila Blanca en la cale Reynders Straat nº 18 para después comer en un italiano cerca de la Grote Markt.

 

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Después de comer nos dirigimos a la zona del Puerto de Amberes, uno de los más importantes de Europa ya que la profundidad del río Scheldt hace que puedan navegar por él barcos de gran calado. Esta fue una de las zonas que nos dejó más frío, pensábamos que sería una zona como más bonita.

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Lo interesante de esta zona es visitar el Castillo de Steen. Se trata del edificio más antiguo de Amberes y dicen que está en el mismo lugar que el anterior que se quemó durante unos ataques vikingos en el siglo IX.

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Actualmente alberga el Museo Naval de Amberes pero se puede pasear por dentro del castillo sin llegar a acceder a la zona del museo.

Volvimos sobre nuestros pasos y terminamos nuestra visita a la ciudad de nuevo paseando por la Grote Markt que tenía una luz más bonita que antes.

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57Dimos por finalizada nuestra visita a la ciudad. Quizá de las ciudades que hemos visitado de Bélgica, es la que más «fríos» nos ha dejado; y no es que no merezca la pena ni mucho menos; solamente por pasear por su Grote Markt o ver la maravillosa estación central ya merece la pena el viaje; pero despúes de haber visitado Gante, Lovaina o Brujas, esta se queda para nosotros un poco a la cola de ellas.

Cogimos un tren de vuelta alrededor de las 18.00 de la tarde para seguir el resto de la tarde cerveceando por Bruselas y paseando por su espléndida Grand Place, que ya por sí sola merece una visita aunque sólo sea de un día en Bruselas.