Comenzamos el diario de nuestro viaje de 20 días por Indonesia directamente en Yogyakarta, aunque nuestro viaje comenzó llegando a Jakarta el día anterior tras un viaje larguísimo con escala en Pekín.
Muy cansados ya que habíamos dormido tan solo 3 horas y media, ya que el transfer del hotel tardó muchísimo en venir a recogernos (tras llamarlo 3 veces y empezar las primeras de las varias discusiones que tendríamos en el país). Cogimos un vuelo a las 7:50 am que salió con retraso (como todos los vuelos que cogimos en Indonesia) con destino a Yogyakarta.
Una vez en el aeropuerto de Yogyakarta, multitud de conductores y guías se nos acercaron a ofrecer sus servicios. Finalmente y tras mucho negociar con 2 o 3 agencias de las que hay por allí, contratamos los servicios de un conductor que nos haría el siguiente trayecto: Aeropuerto – Prambanan – Borobudur (hotel) por 500.000 rupias.
Tras un trayecto de algo más de media hora, con bastante tráfico (ya intuíamos que habría bastante gente) llegamos a la primera parada del día y una de las visitas más importantes cuando se visita Yogyakarta: el templo de Prambanan.
El conductor nos hace señas (no hablaba casi nada de inglés ni por supuesto español) y nos dice que nos espera por allí.
Nos dirigimos a comprar la entrada y comprobamos lo que habíamos leído previamente: la gran diferencia de precio entre la entrada para indonesios y la entrada para extranjeros. Nos decidimos por el ticket combinado que te da acceso a Prambanan y Borobudur por 520.000 rupias (si eres indonesio esta misma entrada cuesta 75.000 rupias) y que es válida para el día de la compra y el día siguiente.
Y por fin llegamos al mayor templo hindú de Indonesia; un templo o mas bien un conjunto de más de 200 templos hindúes construidos en el siglo IX.
Fue construido para honrar a los tres dioses principales de la religión hindú: Shiva, Brahma y Visnú.
Eran como las 11 de la mañana y aunque había gente no había tanta como imaginaba para ser el primer día de las vacaciones musulmanas.
Nada más divisar el conjunto principal de los templos no pudimos más que acordarnos de los templos de Ankor en Camboya ya que la estructura guarda cierta similitud con ellos.
En el siglo XVI, los templos de Prambanan fueron devastados por un gran terremoto así que actualmente solo se conserva la parte principal y aunque al parecer están trabajando para seguir restaurando, la cosa va para rato.
El conjunto de templos de Prambanan fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1991, y no nos extraña ya que el conjunto impresiona. A nosotros; aunque nos gustaron mucho, tenemos que decir que se nos quedó escasa la visita no sé si quizá porque pensábamos que sería más grandioso (algo estilo Angkor) pero sin lugar a dudas la visita merece mucho la pena.
A nosotros lo que más nos gustó fueron las vistas del conjunto principal desde la parte izquierda de la entrada.
Estuvimos paseando un poco entre los templos y entrando en varios de ellos y sobre todo deteniéndonos a mirar (y admirar) los relieves de sus muros.
Hacía ya un calor de justicia y mientras nos paramos un rato en la sombra podemos decir que fuimos la atracción turística ya que multitud de indonesios se nos acercaron para sacarse fotos con nosotros (ya habíamos leído que esto es algo habitual). Estuvimos charlando amigablemente con una familia aficionada al Barça y nos contaron que para ellos somos muy exóticos y que lo que más conocían de España era el futbol y que por favor le hiciésemos fotos a su nene.
Estuvimos otro buen rato paseando por el complejo y ya empezamos a notar que cada vez había más gente y eso dificultaba mucho la visita porque además seguían parándonos para hacerse fotos (tengo que reconocer que puede llegar a resultar algo pesado).
Si queréis visitar otro complejo de templos menores, a unos 3 o 4 kilómetros aproximadamente se encuentran los templos de Plaosán (mucho más pequeños y con poca restauración según leímos). Nosotros no fuimos porque estábamos cansados y hacía ya un calor bastante sofocante así que después de hacer unas cuantas fotos más desde la zona salida de Prambanan y comprar una tarjeta sim de datos nos dirigimos al parking de nuevo donde nos esperaba el conductor.
Nos fuimos a comer y visitar la zona de Malioboro Street una de las zonas más populares de Yogyakarta. Realmente es una calle con puestos de comida, un mercado con souvenirs, ropa… y varias tiendas y restaurantes. Pero (siempre desde nuestro punto de vista) sin ningún encanto, o al menos no nos pareció tan interesante como otras zonas comerciales del país.
Estuvimos paseando por Malioboro Street y mirando varios puestos de comida y un poco del mercadillo y finalmente escogimos un restaurante en un piso superior: Legian Restaurant. Nos gustó mucho el ambiente y la decoración, con un pequeño jardín interior y muy buena comida; eso sí, caro (en comparación con los warung o los puestos callejeros). Nos comimos un pollo frito con crema de coco que estaba exquisito y además unos Sate Ayan (brochetitas de pollo) que desde día sería uno de nuestros platos favoritos, además de una cerveza grande, agua y dos batidos por 211.000 rupias.
Dimos otro pequeño paseo para bajar la comida (que además de rica, fue muy abundante) y nos fuimos de nuevo a buscar al conductor.
Nos dirigimos ya a nuestro hotel en la zona de Borobudur (que visitaríamos al día siguiente) a descansar y disfrutar un poco de la piscina del hotel.
Esta primera visita a los templos de Prambanan nos había dejado ya muy buen sabor de boca, aunque el plato fuerte para nosotros sería al día siguiente con la visita a Borobudur.
Muy buenos recuerdos los que me trae el post. Prambanan (y también Borobudur) fueron dos lugares que nos impresionaron. Para mi, Yogya ya es otra cosa. La verdad es que esperábamos más, aunque también es verdad que no la pudimos saborear casi.
Seguiré vuestro relato.
Nosotros tan solo fuimos a Malioboro porque no teníamos más tiempo… Borobudur nos impresionó mucho más aun…