Teníamos intención de salir del parque al amanecer para así aprovechar mucho mejor los avistamientos pero se nos pegaron las sábanas y no pudimos madrugar todo lo que quisimos… Recogimos las cosas ya que dejábamos Pretoriuskop para ir a Skukuza.

Echamos gasolina antes de salir (es preferible llenar siempre que se pueda el depósito, por si las moscas…) y nos fuimos muy poco a poco hacia Skukuza.
Por cierto nosotros el día anterior en Pretoriuskop nos compramos un libro-guía con los animales de Kruger, y algún mapa de carreteras del parque. Además de eso llevábamos un gran mapa de carreteras que habíamos comprado en una librería de Londres.

Cogimos la H2-2 con la esperanza de ver algún gran felino; pero de momento la suerte no estaba de nuestro lado…

A cambio pudimos disfrutar de nuevo de los grandes rinocerontes; uno de ellos prácticamente al lado de mi ventanilla (no os hacéis una idea de la sensación que tienes al tener a los animales tan cerca de ti) y de las preciosas cebras.

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Pero no solo eso, ¿Qué me decís de las jirafas? ¿Habéis visto sus pestañas? No nos cansábamos de fotografiarlas; a todas las que veíamos…

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Seguimos conduciendo por algunos caminos y pudimos deleitarnos de nuevo con los elefantes y con otro grupo de jirafas.

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Cogimos la H1-1 y a la altura de Transport, vimos que había un atasco impresionante; el mayor que vivimos dentro del parque. Tanto fue así que estuvimos cerca de una hora parados…
Aquí tenía que estar pasando algo grande…
Y así era, aunque nosotros no pudimos apenas verlo y mucho menos hacerle una foto… Teníamos demasiados coches (y algún jeep grande) que nos dificultaban la visión. Al parecer un gran leopardo estaba cazando… Me invadió una emoción tremenda… Había soñado con este momento desde que empecé a organizar el viaje…
Aquí vimos lo irresponsable que puede llegar a ser la gente: niños con medio cuerpo fuera de la ventanilla, gente subida encima de los coches…
Tan solo pudimos ver la cola… No hubo manera de verlo bien y ya os digo que estuvimos casi una hora parados…

Cuando logramos salir del atasco (como pudimos… porque allí daba igual invadir carriles o dificultar el paso) dimos la vuelta por la misma carretera para volver hacia Skukuza, queríamos ir a uno de los miradores donde se puede bajar el coche y estirar las piernas; que a lo tonto ya llevábamos algunas horas conduciendo; pero de camino tuvimos que parar de nuevo porque una manada de elefantes se cruzó en nuestro camino… o mejor dicho, nosotros nos cruzamos en el suyo. Jamás podré olvidar como se cruzaron nuestras miradas; son unos animales majestuosos, increíbles, y tan bonitos ¡!!

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Paramos en el mirador Matekeniani… y teníamos toda la sabana para nosotros. Estuvimos un buen rato allí sentados perdiendo nuestro mirada en el horizonte africano.

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Cuando volvimos al coche; decidimos coger la H11 para tomar luego la S1 ya que habíamos visto en el panel de avistamientos que se habían visto leopardos el día anterior; no hubo suerte tampoco… así que nos dirigimos ya a Skukuza donde hicimos el check in y comimos un par de sándwiches descansando en la terraza de nuestro hut tomando una cerveza fresca que habíamos comprado en la tienda.

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Hicimos un poco de tiempo para salir en el Sunset Drive a ver si teníamos suerte y veíamos a los escurridizos felinos.

Nos dirigimos al punto de encuentro para el Sunset Drive y nos subimos en el vehículo. Son unos vehículos adaptados más altos de lo habitual y abiertos por los laterales; como un gran jeep. El guía explica las normas básicas (cosas de sentido común como no sacar el cuerpo fuera… que aunque creáis que esto no se hace… hay mucho irresponsable suelto) y nos insiste sobre todo en NO CHILLAR si vemos animales cerca; que no olvidemos que estamos en su territorio y puede ser peligroso.

Al principio se nos hizo algo aburrido ya que solamente nos cruzamos con una jirafa y un gran elefante… Pude hacer una bonita foto a un bonito toco (el famoso Zazú del Rey León) y vimos atardecer que a pesar de estar algo nublado; me pareció espectacular, sin saber que aún me quedaban varios atardeceres más bonitos aún por ver…

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Se hizo noche cerrada; y además de cerrada, la temperatura bajó bastante (cogeos ropa de abrigo para este tipo de game drives). En los vehículos suele haber mantas, que la verdad vienen fenomenal.

El Jeep lleva varios focos ; unos 4 que depende del sitio donde estés sentado tienes que dirigirlos tu…
El caso es que de repente el jeep para… los nervios a flor de piel, los pelos de punta… UN LEÓN ¡!! Tuvimos que mandar callar a la gente, porque la gente se debía pensar que estaba en un zoo o en un circo… chillando sin parar.

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Imaginaos la emoción… un león, el rey ¡! Caminando solitario por el asfalto, ajeno a todo… Y comenzó mi desesperación porque si es complicado fotografiar fauna en movimiento, a eso se
unió la falta de luz, el que la gente que manejaba los focos alumbraba al cielo en lugar del asfalto y que el jeep también se movía…

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Dejamos al león atrás y llegamos a una zona rocosa, donde no vimos un león sino a toda una manada de unas 5 leonas, un par de cachorrillos y otro macho más… Bueno, aquí no pude reprimirme y se me cayeron un par de lágrimas. Es como que te embarga la emoción y te intentas contener, pero no puedes, no quieres…
Vimos un gran macho durmiendo una leona a otro lado durmiendo y otras por allí merodeando…

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El macho se fue despertando muy perezoso… adormilado y estirándose por el suelo…

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Mientras tanto las leonas seguían tranquilas. Tranquilas, pero siempre vigilantes…

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El macho bostezaba pero cuando se dio cuenta de nuestra presencia dio un rugido que nos dejó a todos emudecidos…

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Arriba en las rocas, una leona cuidaba de uno de sus preciosos cachorros; el momento que estábamos viviendo es uno de esos momentos viajeros en los que todo el esfuerzo que uno hace durante el año para poder viajar, se te olvida y hace que todo merezca la pena.

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Fueron momentos en los que deseas que el tiempo se pare para poder saborear ese momento solo un poco más…

La mirada de esa leona… la llevamos grabada para siempre en nuestra mente.

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El Sunset Drive terminó muchísimo mejor de lo que esperábamos… estábamos tan emocionados que no hablábamos de otra cosa que no fuesen los leones…

Cenamos en el restaurante de Skukuza tranquilamente mientras comentábamos lo fantástico que había sido el día y fuimos a ver el panel de avistamientos para tener una orientación para el día siguiente y para apuntar también el lugar donde habíamos visto los leones.

De nuevo nos acostamos pronto para salir temprano a la mañana siguiente que volvíamos a cambiar de campamento base.