Que sueño… y que frío ¡!!
Nuestro hotel no daba desayunos (ya comenté anteriormente que es muy básico) así que como estábamos muy muy cerca de Victoria Station, desayunamos algo rápido en la parte de arriba (poca cosa, que Londres es muy caro) y cogimos el metro para empezar el primer día completo de aventura londinense; destino: Tower of London.
Hacía muchísimo frío, y estaba nublado pero al menos no llovía. Llegamos con tiempo ya que aún estaba cerrada la torre, así que nos dimos un paseo por la zona viendo el precioso Tower Bridge, una de las típicas postales de Londres que tantas y tantas había visto en el cine, la televisión, las revistas… que bonito que es; no decepciona una vez que lo ves.
Nos dirigimos la taquilla para comprar las entradas a la torre, aprovechando los 2×1 que llevábamos impresos; aún así pagamos una entrada, 17,95 libras ¡!! Una pasada sí… (menos mal que nos ahorramos una…). Hay opción de pagar creo que era una o dos libras más a modo de donación voluntaria, creo que para algún tipo de fundación.
Una vez que entramos a la Torre, nos sumergimos siglos atrás, te metes de lleno en la historia pura y dura de la Inglaterra mas aterradora.
Entras en una fortaleza medieval que sirvió como fortaleza, residencia real y lugar de capturas, encierros, torturas, conjuras y asesinatos.
Además de poder ver los lugares de encierro, puedes ver los famosos Beffeaters (custodios de la torre desde finales del siglo XV) y los famosos cuervos (la leyenda cuenta que el día que desaparezcan los cuervos de la torre, desaparecerá la monarquía británica).
Puedes visitar la White Tower (verdadero escenario de multitud de crímenes y desapariciones) y ver las bonitas casas donde viven los Beffeaters.
Y como no, las Joyas de la Corona: alucinante todo lo que hay allí guardado. Lujo por doquier, coronas, báculos, cuberterías, anillos, pero sobre todo yo me quedé alucinado con “La Estrella de Africa” (uno de los diamantes más grandes del mundo, una verdadera maravilla).
Una visita más que recomendable, a mí particularmente me gustó mucho, me esperaba algo más pequeño y aburrido; y me pareció una inmersión en la historia interesantísima. Caro, pero imprescindible visita para mí. Recomiendo ir nada más que abra, más que nada porque cuando nosotros salíamos ya había muchísima gente entrando y la visita no es tan tranquila.
El siguiente punto de interés en nuestra ruta era ir ver el Tower Bridge de cerca y cruzar por el a la otra orilla. Verdaderamente es una maravilla, además es uno de los símbolos de la ciudad algo que hay que ver. Nosotros decidimos no hacer la visita a su interior por falta de tiempo. Las vistas desde el puente son magníficas.
Decidimos dar un precioso paseo por la orilla, pasando por el ayuntamiento y llegando hasta el London Bridge para ver el Puente de la Torre desde otra perspectiva. (Magnífico, de verdad).
Cogimos el metro hasta St. Paul para visitar la famosa Catedral de Londres.
Volvimos a utilizar el 2×1 (tuve mucha suerte porque para la época en la que fui, había todos los 2×1 que me interesaban; os recomiendo que vayáis mirando periódicamente la página, porque creedme, os ahorráis un dineral).
La actual Catedral de San Pablo fue construida entre 1676 y 1710 (un tiempo récord) bajo las órdenes del arquitecto Christopher Wren tras el gran incendio de 1666 que destruyó la antigua catedral medieval.
Su gran cúpula, es la segunda mayor del mundo tras la cúpula de San Pedro en el Vaticano; y a la que también se puede acceder subiendo multitud de escalones.
Con la entrada te dan una audioguía (a nosotros nos pareció aburridísima). Y tengo que decir que San Pablo fue una de las grandes decepciones de Londres a mi parecer. Nada más entrar me di cuenta que aquello más que una catedral parecía un mercadillo: árboles de navidad, los puestos de las audioguías en medio, gente gritando, niños corriendo… yo no daba crédito la verdad.
La cúpula es una maravilla eso sí, y dentro de la cúpula tras subir los 259 escalones, está lo que se llama “La galería de los susurros” donde dicen que se puede escuchar un murmullo a 32 metros de distancia.
Para acceder a la parte externa de la cúpula hay un total de 530 escalones, y se pueden ver las vistas panorámicas de Londres. Yo me quedé un poco chafado porque las verjas que protegen contra las caídas imagino, afean mucho las vistas, pero bueno. Yo es que me imaginaba unas vistas quizá más espectaculares.
Cuando bajamos nos fuimos a visitar la cripta (donde increíblemente hay un restaurante… en un ambiente muy bonito… pero… Un restaurante dentro de una catedral?) donde están enterrados personajes famosos como Lawrence de Arabia, Wellington o Fleming.
EL siguiente punto de interés era visitar la Tate Modern, uno de los museos de arte moderno más importantes del mundo y punto de referencia de las nuevas tendencias.
Para llegar cruzamos el Millenium Bridge, y al llegar a la Tate, las vistas del puente con St. Paul al fondo son preciosas.
La Tate; nos encantó, es increíblemente grande, y además de las exposiciones temporales, tiene una exposición permanente que es una verdadera joya con obras de Miró, Dalí, Picasso, Warholl y un largo etcétera.
En la parte de arriba, hay una cafetería con una terraza cubierta que tiene unas vistas preciosas, a mi parecer mucho mejores que las de St. Paul (y gratis, tema importante en Londres).
Salimos de la Tate Modern y fuimos dando un paseo viendo el Shakespeare Globe y buscando la “casa” de Bridget Jones que se suponía estaba por esa zona… Nos perdimos un poco, pero fuimos a parar a un mercado muy interesante (Green Market) y en una de las esquinas de esa zona estaba la dichosa casa (ahora debe estar casi tapada entera…).
Nos dirigimos muy satisfechos al metro dirección Pîcadilly (no encontramos ningún sitio para comer por la zona del green market que nos interesase) y decidimos improvisar un poco nuestro planning, ya que ya habíamos terminado de ver lo que teníamos apuntado para ese día.
Tras comer, decidimos volver al metro y dirigirnos al Museo de Historia Natural, que no estaba para nada dentro de los planes, si no como uno de los posibles.
A pesar de ser las 4 y poco de la tarde se estaba haciendo de noche ya… en la parte externa según salimos del metro había una pista de patinaje sobre hielo con alguna que otra lucecita de navidad que le daba un ambiente muy bonito con el edificio del museo al fondo.
Solamente por ver el edificio del Museo, ya merece la visita. Es totalmente espectacular, precioso. Y el hall de entrada con el enorme dinosaurio es una pasada. De verdad que el edificio que alberga el museo es impresionante.
Una visita que disfrutamos muchísimos (vimos lo más interesante que es la parte de los animales, pero también nos dio tiempo a ver alguna zona más, con exposiciones permanentes muy interesantes).
Si se va con niños a Londres, es una de las visitas sin duda imprescindibles (bueno y se si va sin niños, o con niños grandes también). Absolutamente espectacular, sobre todo el edificio y el hall principal.
Cuando dieron los avisos de que el museo iba a cerrar (serían como las 6 de la tarde) salimos y pusimos dirección a Harrods
Los famosísimos grandes almacenes que me parecieron el sumun de lo hortera… no me gustaron absolutamente nada… Estaban llenísimos de gente, de repente encontrabas esfinges, o en la planta de abajo la horrorosa estátua conmemorativa de Diana y Dodi (horrorosa de verdad). Pijo barroco y muy recargado… demasiado rococó. Visto un rato nos fuimos corriendo un poco horrorizados la verdad.
Nos fuimos a descansar un poco las piernas a una cafetería cercana a tomar un par de cafés y trozo de tarta por el módico precio de 9 libras (casi nada…). Pero hacía un frío terrible y se agradecía meterse un café calentito al cuerpo.
Nos dirigimos de nuevo al metro y pusimos rumbo a Covent Garden pero ya eran las 19.30 y estaban cerrándolo todo pero bueno aún pudimos ver un poco del ambientillo que quedaba por allí.
Como estábamos cerca me apetecía mucho ver Somerset House y la pista de hielo que ponen allí… No pudimos patinar porque no había sitio ya y había mucha cola. Pero el sitio es realmente precioso y pude sacar una de mis fotografías preferidas de este viaje. Ya solo por esta foto mereció la pena el paseo.
Paseamos de nuevo hasta la zona de picadilly y nos fuimos a cenar a Chinatown, en un chino baratísimo y donde estaba todo rico rico rico…
Dimos un último paseo por Leicester Square y ya nos fuimos al hotel a dormir, que el día había cundido muchísimo pero estábamos agotados.