Cuando cogimos de nuevo el coche en Williams, había parado de llover, y me tranquilicé un poco.

Nada más salir de Williams el paisaje cambia de repente y comenzamos a ver grandes pinos y un paisaje mucho más verde, nada que ver con lo que hemos visto hasta ahora.

Justo al salir de Williams y desviarnos hacia Tusayan, empezó a llover de nuevo con fuerza y según avanzábamos más por la carretera, la tormenta se hizo mucho más fuerte, oscureció de repente y apenas se podía ver nada. Pasé bastante miedo conduciendo la verdad, porque venían coches de frente sin luces, y algunos de ellos te adelantaban a gran velocidad.

La verdad que me puse bastante triste, porque no me esperaba para nada que lloviera cuando estaba a punto de llegar al Gran Cañón ¡!.

Llegamos por fin al Gran Cañón e hicimos uso del Pase Anual de Parques Nacionales (yo se lo compré a una persona a través del foro de los viajeros; normalmente cuesta 80$ por coche, con lo que si entras a 3 parques que cuesta 25 dólares cada uno, ya lo amortizas).

La carretera que te lleva al Gran cañón discurre entre bosques de pinos y familias de ciervos.

Y llegamos por fin a nuestro hotel en el Village; el Bright Angel Lodge. Lo reservé previamente a través de xanterra.com (gestiona los alojamientos en los parques) con muchísima antelación porque tenía muy claro que quería dormir en el Gran Cañón.

Fue todo un acierto este hotel, la habitación muy básica, en madera, pero suficiente, con una cama comodísima, y un baño amplio. Y justo en el borde del Gran Cañón, creo que no se puede pedir nada más.

Tras dejar las cosas en la habitación, y a pesar de que seguía lloviendo bastante, y estaba muy nublado, salimos al borde, para ver por fin EL GRAN CAÑÓN DEL COLORADO.

El Gran Cañón del Colorado se encuentra al Norte de Arizona y digamos que cuenta con dos orillas la Sur y la Norte (nosotros visitamos la Sur; la conocida South Rim) y tiene unos 446 km de longitud (¿impresionante verdad?) y alcanza profundidades de has 1600 metros y tiene cordilleras que van desde los 4 a los 26 kilómetros de anchura. El río Colorado ha ido erosionando las rocas durante más de 2000 millones de años.

El Parque Nacional del Gran Cañón está considerado como una de las maravillas naturales del mundo y es uno de los primeros Parques Nacionales de Estados Unidos.

Cuando nos asomamos por primera vez al borde, no os puedo describir lo que sentí, a pesar de lo nublado que estaba, de la lluvia… tan solo salió de mi boca (abierta hasta el suelo) un WOOOWWW ¡!!; me faltaba el aire…

Lo podréis haber visto en foros, postales, películas, documentales… pero os aseguro que ni la mejor foto del mundo refleja lo que allí se contempla. Os aseguro que es una de las cosas más maravillosas y sorprendentes que he visto nunca.

Tu vista se pierde en el horizonte del Gran Cañón y de verdad que no os salen las palabras.

Siguió lloviendo durante un buen rato pero poco a poco se veían algunos rayos de sol. No podríamos ver anochecer en todo su esplendor, pero poco a poco los colores de las rocas fueron cambiando y pudimos contemplar imágenes que no podré borrar nunca de mi mente. Fueron momentos realmente maravillosos.

Dejó de llover y estaba oscureciendo así que fuimos rápidamente a hacer un pequeño trail a pie y seguir haciendo fotos sin parar.

Y me quedé de pie en una roca, en silencio, contemplando como anochecía. Os aseguro que ha sido uno de los mejores momentos de mi vida. Indescriptible.

Se hizo de noche y volvimos al hotel, y nos quedamos a cenar en el restaurante del Bright Angel una cena muy abudante y nada cara.

Y después de ese día tan maravilloso, nos fuimos a dormir a pesar de que era muy temprano pero al día siguiente nos despertábamos muy temprano.
El despertador sonó a las 03.50 de la madrugada… noche cerrada, pero nosotros ya estábamos en marcha, para coger el primer autobús que nos llevaría a uno de los miradores. No me lo podía creer, íbamos a ver el amanecer sobre el Gran Cañón.

Hay varios puntos para ver bien el amanecer; a nosotros en el hotel nos dieron la hora exacta a la que comenzaría a salir el sol y el mejor punto para verlo.

Cogimos el autobús con 5 personas más, y nos dirigimos a Yaki Point.

Estaba todo realmente oscuro. Esperamos impacientes, yo colocando mi trípode, charlando un rato y viendo como llegaba alguna que otra persona. Y poco a poco, comenzó a amanecer.

Pero que colores tan bonitos ¡!!! Y eso que el día comenzaba cubierto y no se pudo apreciar del todo bien. Pero fueron momentos mágicos e inolvidables, estar allí plantados viendo como se iba descubriendo ante ti el imponente Gran Cañón del Colorado.

 

Según estoy escribiendo estas palabras, no consigo encontrar la manera de expresar lo sentí en aquellos momentos. Totalmente espectacular.

Volvimos al bus para ir de regreso al hotel, donde dejamos listas las maletas y fuimos a desayunar a la cafetería del hotel ya que se acercaba otro de los momentos claves del viaje: íbamos a sobrevolar el Gran Cañón del Colorado en helicóptero ¡!!

Cogimos el coche y nos fuimos al aeropuerto de Tusayan donde nos dirigiríamos a la zona de Papillon Tours, empresa con la que habíamos contratado el tour previamente.

Al llegar comprobaron nuestros nombres, y nos pesaron para distribuir bien el peso dentro del helicóptero.

Tras eso pasas a una sala donde te ponen un video explicativo con las medidas de seguridad.

Esperamos un rato junto a una familia francesa y por fin nos tocó nuestro turno.

Estábamos un poco nerviosos, era la primera vez que íbamos a volar en helicóptero, pero os aseguro que una vez subió, aquello se mueve muchísimo menos que un tren.

Comienzas sobrevolando un bosque de pinos y poco a poco te acercas; y de repente y sin avisar, se abre ante ti la gran brecha.

Si me había quedado sin palabras al ver anteriormente el gran cañón, todo esto lo superaba con creces.

Os recomiendo con creces la experiencia porque es algo que no podréis olvidar jamás. Estar dentro del mismísimo Grand Canyon, ir bajando, rozando las paredes, viendo algunos sedimentos… impresionante de verdad. Además a través de los cascos escuchas una audición con la historia de la formación del Gran Cañón verdaderamente interesante.

Y os aseguro que las fotos no le hacen nada de justicia.

El tiempo se pasó volando (nunca mejor dicho), pero os aseguro que ha sido una de las cosas mejor pagadas de todo el viaje.

Regresamos al parque y estuvimos un rato por el mirador detrás del hotel y después bajamos a hacer un trozo del Bright Angel Trail.

Muy recomendable también, vas bajando poco a poco hacia el fondo del cañón, sintiéndote como un auténtico aventurero. Se puede llegar hasta abajo pero nosotros por falta de tiempo no pudimos llegar hasta abajo, así que a mitad de camino decidimos dar media vuelta y volver a subir.

Tras descansar un rato y tomarnos algo fresco, nos fuimos al coche, y salimos del parque por la Desert View, despidiéndonos del Cañón del Colorado parando en algunos de los últimos miradores.

Es de esas cosas que tienes que ver por ti mismo al menos una vez en la vida. Es que no te puedes hacer una idea de lo que es hasta que estás allí. Es realmente impresionante.

Nos íbamos con muy buen sabor de boca y realmente maravillados; y muy contentos porque la siguiente etapa, prometía y mucho.