Comenzamos nuestro segundo día en Londres con otro buen desayuno en Victoria Station y allí cogimos el metro que nos dejaría al lado de la Abadía de Westminster.

Al salir del metro me encontré de frente con el imponente Big Ben ¡! Si bien me lo imaginaba un poco más grande, a mí parece sin duda el símbolo de la ciudad y me pareció realmente bonito.

Big Ben es el nombre que recibe la mayor de las campanas que está dentro de la torre del Reloj. El reloj se llama originalmente La Torre de San Esteban y fue construido en 1858 y no se sabe si el nombre (Big Ben) se debe a un homenaje a su primer constructor Benjamin Hall o aun boxeador muy famoso esa época Ben Caunt. Tiene 96,3 metros de altura; y como curiosidad decir, que está construido en estilo gótico quizá porque el Imperio Británico tenía menos fuerza en esa época y quiso destacar ya que los parlamentos de otros estados eran de estilo clásico. A lo largo de su historia ha pasado por algún que otro percance como un retraso por la cantidad de nieve acumulada o una sola avería en 1976. A pesar de todo, es conocido mundialmente por si fiabilidad.

Después nos fuimos directos a la Abadía, pero aún estaba cerrada así que nos fuimos a dar un pequeño paseo por la zona, viendo el Parlamente por fuera y todo el exterior de la Abadía y volviendo a acercarnos un poco al Big Ben (es que me encanta ¡!).

Y ahora sí que nos fuimos dentro de la Abadía. Para aquí no teníamos 2×1 así que nos tocó pagar las dos entradas; creo que eran alrededor de 18 libras por cabeza.

Carísimo sí (como todo en Londres) pero realmente merece la pena, porque la Abadía de Westminster es espectacular, tanto por dentro como por fuera. La audio guía incluida en el precio es muy amena (la escuchamos entera, raro en nosotros que somos más de ir por libre).

Fue reconstruida y consagrada en el año 1065 y tiene mucha variedad de estilos que van desde el gótico-francés al neogótico de la fachada del siglo XVIII Está considerada como uno de los lugares más sagrados de Londres y donde la mayor parte de los reyes y reinas han sido coronados, enterrados o las dos cosas. También hay personajes ilustres enterrados como Charles Darwin o Sir Isaac Newton. Una zona muy interesante es el Poet’s Corner (Rincón de los poetas) donde están las tumbas de literatos tan ilustres como Shakespeare, Byron, Shelley o Dickens. Pero sin duda alguna la zona más bonita a mi parecer de la Abadía es Lady Chapel. Absolutamente espectacular. Se puede visitar una zona del claustro y también un pequeño museo con figuras de reyes (un tato siniestras).

Tras esta interesantísima visita (de las cosas que más me gustaron de Londres la verdad). Una vez terminada nuestra visita a la Abadía, nuestro siguiente destino era Buckinham Palace, pero como ya no nos daba tiempo de llegar al cambio de guardia (y tampoco es que me interesara demasiado verlo); nos dirigimos White Hall donde sí que vimos el cambio de guardia a caballo.

 Una vez terminado el cambio, cruzamos la Horse Guards y llegamos a St. James Park con su lago parcialmente helado y las ardillas correteando por ahí.

Cruzamos St. James y llegamos ya al Palacio de Buckinham que como no estaba a reventar de gente. Sigo diciendo lo mismo de los palacios reales… Visto uno, vistos todos… me resultan todos bastante parecidos. Unos más grandes y cuidados que otros pero… parecidos al fin y al cabo. Estuvimos un rato por las verjas de palacio viendo y salir y entrar una carroza (quizá era la reina suprema que salió a comprar el pan, quien sabe).

Decidimos irnos de allí, porque aquello parecía una romería, y fuimos paseando por The Mall hasta llegar a Trafalgar Square, una plaza que a mí me parece particularmente bonita, con unas buenas vistas con el Big Ben al fondo por ejemplo.

Decidimos entrar a la National Gallery al menos a echar un vistazo a los cuadros más importantes; ya que la entrada es gratuita y puedes disfrutar de maravillosas obras como La Venus del Espejo de Velázquez, Los Girasoles de Van Gogh, Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa de Jan Van Eyck; así como multitud de obras de Rafael, Tiziano, Caravaggio, más obras de Van Gogh, algún Zurbarán y un largo etcétera. Una visita que nos gustó mucho, y además como ya dije, gratuita.

Fuimos hacia el puente Westminster y lo cruzamos, dirección: El London Eye. GIGANTESCO ¡! No me lo imagonaba para nada tan grande, y a pesar de alguna crítica que había leído que hablaba de la “estética”, a mi parece ya uno de los símbolos de Londres.

Teníamos también 2×1 (hacedme caso y aprovechad la página) porque es muy caro. Mucha gente os dirá que no merece la pena; eso ya va en cuestión de gustos, pero os aseguro que las vistas hacia ambas orillas son absolutamente fabulosas y no tendréis esas vistas desde ningún sitio. El trayecto dura media hora, y a mí me gustó mucho, una de las cosas que hay que hacer al menos una de las veces que se vaya a Londres.

Cuando bajamos del London Eye, debían ser cerca de las 4 de la tarde, y estaba oscureciendo ya, así que decidimos improvisar sobre la marcha y nos fuimos a ver el Madamme Tousseauds; el conocidísimo museo de cera.

No estaba previsto, pero como ya habíamos visto lo que teníamos previsto ese día, y teníamos otro 2×1 nos animamos a ir. Eso sí, es CARÍSIMO. Pero se pasa un buen rato. Las figuras son clavadas al original (no como en el museo de cera de Madrid que dan miedo jaja). El museo es pequeño, pero bueno antes de entrar te ofrecen un espectáculo (en ese momento era un espectáculo fabuloso en 4D de súper héroes) y cuando terminas de ver las figuras terminas en una especie de pasaje del terror bastante divertido. Cuando terminamos, serían como las 6 y nos fuimos corriendo al centro porque teníamos entradas para ver un musical. Nosotros escogimos MAMMA MIA, porque conocíamos el argumento (es igual que la película), porque nos encanta ABBA y conocíamos las canciones y podríamos seguir todo el musical.

Tenéis un montón para elegir, yo os recomiendo que si vuestro nivel de inglés no es aceptable, vayáis a uno que no tenga mucho texto (El Rey León, Mamma Mia, el de Queen, Michel Jackson) o que conozcáis previamente el argumento. En los kioskos de TKTS (en Leicester Square) podréis aprovechar entradas a bajo precio, eso sí, quizá no encontréis para lo que vosotros queráis. Si queréis ir a uno muy conocido, os recomiendo que aunque sea más caro compréis las entradas previamente. El musical MAMMA MIA nos encantó, divertidísimo y unas voces estupendas. Al Salir, era tarde, y hacía mucho frío y la verdad que estábamos muy cansados, así que cenamos algo rápidamente y nos fuimos a dormir. Terminaba otro perfecto día británico.