Para nuestro último día en Japón, habíamos decidido irnos de excursión para visitar la zona de Kurama y probar un Onsen en medio de la naturaleza.

La razón de haber escogido este onsen fue sencilla (y como siempre gracias a nuestra amiga Vero): en el onsen de Kurama aceptan a gente con tatuajes. Ya sabéis la “problemática” que hay con este tema en Japón ya que en la inmensa mayoría de los onsen públicos no aceptan gente con tatuajes.

Después de bajar en la estación de Kurama tienes dos opciones para ir al Onsen: o bien coges una especie de autobus lanzadera (bueno más bien como una furgoneta) que pasa cada cierto tiempo; o bien ir caminando (unos 15-20 minutos) por el pueblo hasta llegar allí.

 

El día estaba nublado y yo pensaba que al estar la zona más entre montañas, haría menos calor… y efectivamente, hacía menos calor que en Kioto pero aun así hacía mucho calor.

7

Una vez llegas al Onsen, tienes que entrar dentro para comprar las entradas. Tenéis varios tipos de entrada para elegir: por ejemplo hay una entrada que es solo la zona exterior del onsen que son 1000 yenes por persona. El alquiler de la toalla son 200 yenes (nosotros no llevamos toalla así que optamos por alquilarla). Si queréis hacer uso el onsen en su totalidad; es decir, además de la zona externa utilizar también la zona interior, son 2500 yenes que fue la opción que escogimos nosotros.

Con la entrada te dan un kimono que debes de ponerte para ir por el onsen y salir además a la zona exterior.

 

En la zona de vestuarios, tenéis unas taquillas que cuestan 100 yenes (que luego te devuelven).

Importante recordar que no este tipo de onsen no son mixtos; es decir, si vais en pareja a un onsen de este tipo, las mujeres van a una zona y los hombres a otra (tenéis la opción de ir a un riokan con onsen privado para poder disfrutarlo en pareja).

Antes de entrar al agua se deben de seguir una serie de normas básicas de uso: debes sentarte en esos taburetes y lavarte bien todo el cuerpo con agua y jabón (el jabón que proporcionan allí es bueno, no tendréis problema) y aclararos bien antes de entrar.

 

3

Nosotros en la zona interior estuvimos completamente solos y estuvimos un rato pasando de una piscina a otra. Pero al cabo de un rato nos sentimos un poco agobiados por el calor y decidimos irnos a la zona exterior.

2

 

Con nuestro kimono puesto, salimos y subimos por unas escaleras (cuidado, porque vimos a un trabajador casi pegarse un porrazo de cuidado mientras bajaba).

4

La zona exterior es muy bonita ya que el entorno es insuperable. Poder bañarte en un sitio así en medio de las montañas es una maravilla. En otoño e invierno tiene que ser espectacular…

5

 

Ahora bien, os aseguro que en julio… pues llega a agobiarte muchísimo… Nosotros no hacíamos más que entrar y salir del agua, pero tengo que reconocer que el sitio es precioso.

6

 

Ahora que ha pasado tiempo; si que hubiese optado solamente por la zona exterior (recordad hacer el mismo ritual de lavarse bien antes de entrar a la zona de baño).

Después de un rato de relax, no pudimos soportar mucho mas la temperatura del agua así que decidimos salir del onsen y dar un paseo por la zona.

Bajamos por donde habíamos venido y fuimos directos a visitar el templo budista de Kurama.

17

10

 

La entrada son 300 yenes por persona y si quieres ahorrarte un trozo de subida por el bosque, hay un funicular que te cuesta 200 yenes (cerrado de mediados de diciembre a febrero).

11

 

 

El entorno es sencillamente espectacular. Uno de los templos más conocidos es el Yuki Jinja gracias al festival del fuego (Kurama Hi Matsuri) que se realiza el 22 de octubre.

13

 

 

Mientras vas subiendo encuentras sitios preciosos, y sobre todo muy tranquilos que después de la locura de gente en Tokio y Kioto se agradece muchísimo. No dudéis en subir porque estaréis prácticamente solos en muchos tramos.

 

 

 

14

15

16

Una vez arriba, se puede seguir la ruta hasta llegar a Kibune (es una ruta bastante empinada, y depende de la persona, puede llegar a durar alrededor de una hora). Nosotros no llegamos a Kibune; decidimos ir bajando tranquilamente disfrutando del bosque para poder llegar a Kioto a comer.

Cuando llegamos a Kioto nos fuimos tranquilamente a comer a una de las cadenas de comida barata que teníamos al lado del hotel. Estos sitios son una opción buena para salir del paso y comer algo rápido (y bueno) a precios más que estupendos: arroz con pollo frito, yakisoba y dos cervezas pequeñas: 890 yenes.

Cuando terminamos de comer decidimos ir a echar un vistazo al Centro de Artesanía en Shogoin Entomicho.

Es una tienda de souvenirs grande y con productos artesanos con precios de todo tipo vimos desde katanas a kimonos preciosos a precios desorbitados; pero también podéis encontrar alguna cosa a precios más normales. Nosotros nos decidimos por unas botellas de saque y un tarjetero precioso para regalar.

Estuvimos un buen rato por allí viendo una armadura samurai preciosa y unas muñecas preciosas (que alguna de ellas superaba los 5000 euros).

Y desde ahí nos fuimos a dar nuestro último paseo por Gion a ver si teníamos la misma suerte de los días anteriores para ver maikos y geikos. 

Y efectivamente… nada más llegar al entrar en un callejón nos encontramos con una maiko que pasaba rápidamente y como es habitual sin pararse en dirección a alguna de las fiestas o ceremonias para la que estaría contratada…

 

 

18

19

Mientras revisaba las fotos me avisó Alberto de que se acercaba una geiko y nuevamente me quedé pasmado… y ahora viendo estas fotos, creo que es la primera geiko que vimos en el primer paseo por Gion.

 

 

 

 

20

21

22

23

Sin duda la suerte estaba de nuestro lado; no podíamos quejarnos de todas las que habíamos visto pero es que al meternos por otro callejón, pudimos cruzarnos con dos maikos que charlaban animadamente, pude acercarme a una de ellas que me sonrió tímidamente…

24

 

 

 

25

Lástima la nitidez de la foto, pero esto de hacer de papparazzi no se me da bien…

26

Me repito mucho cuando hablo de ellas; lo sé, pero realmente me parecen preciosas.

Cuando ya nos íbamos de camino a dar un paseo por Pontocho pudimos ver a nuestra última geiko del viaje, esta mucho más huidiza que las anteriores maikos; pero aun más elegante, más refinada… y al igual que apareció casi sin darnos cuenta, desapareció.

 

27

Ahora que estamos repasando el viaje tranquilamente, no sé si fue suerte, o estar en el lugar correcto en el momento adecuado… pero estamos contentísimos con la cantidad maikos y geikos que vimos… No puedo parar de revisar las fotos de ellas una y otra vez y admirar toda su belleza.

Más que satisfechos nos fuimos a tomar algo a Pontocho antes de volver al hotel donde hicimos las maletas, ya que al día siguiente abandonábamos (con muchísima pena) Kioto.

Fuimos a una empresa de mensajería a enviar las maletas directas al hostel de Osaka. Pagamos 2320 yenes por el envío de dos maletas. Podéis hacer uso de este servicio de envío de maletas probablemente en vuestro hotel, en los 7eleven o en empresas de mensajería por ejemplo.

De vuelta al hotel paramos en el 7Eleven a comprar la cena y un par de cervezas. Cenamos bastante bien a base de un pollo en tempura riquísimo, makis y algo de arroz con bebidas por 880 yenes.

Terminaba nuestra estancia de 5 días y medio en Kioto, lo que para nosotros sin duda es Japón. Una ciudad llena de posibilidades, con visitas infinitas y que a pesar de ese calor infernal de julio ha logrado cautivarnos por completo y en la que nos hubiésemos quedado muchos más días.