Seguimos de ruta por Islandia y para este días; esta sorprendente isla nos tenía preparadas varias sorpresas y varios momentos top del viaje.

En el día de hoy pasaremos de zonas desérticas a playas negras, glaciares que quitan la respiración o cascadas que solo pensabas que existían en tus sueños.

Comenzamos las visitas del día llegando a la zona de Myrdalssandur; una zona muy curiosa de la que no esperábamos mucho pero que resultó tener unos contrastes muy interesantes.

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En cuestión de metros pasas de zonas desérticas a zonas volcánicas o incluso zonas verdes.

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La idea de ir a esta zona era entrar en una pequeñísima cueva, Hjörleifshöfdi. Como podéis comprobar, todos los nombres en Islandia son sencillísimos…

Nos costó un poco encontrarla porque si no te fijas bien pasa desapercibida.

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El lugar en cuestión es muy pequeño y no da para mucho; pero la sensación de soledad, de que no nos encontrásemos con nadie más en toda esa zona ya merecía la pena el ir hasta allí.

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Volvimos al coche y nos fuimos hacia uno de los puntos fuertes del día y uno de los lugares más famosos de Islandia: Vik y playa negra Reynisfjara.

Antes de ir a la playa nos fuimos hacia la iglesia de Vik, desde donde se obtienen unas vistas preciosas de la zona de la playa.

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Cuando llegamos al aparcamiento estábamos completamente solos así que aprovechamos para hacer alguna foto temiendo que llegase algún autobús… no llegó un autobús pero si 3 furgonetas de las que salieron tropecientos chinos con todo lo que eso conlleva.

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Antes de ir a visitar Reynisfjara, hicimos una parada en un pequeño y carísimo centro comercial; creo recordar que se llama Vikurprjón, donde aprovechamos para dar una vuelta por la tienda y entrar al lavabo (es grátis, así que podéis aprovechar esta parada para ello).

Y ahora sí nos fuimos a conocer uno de los lugares más representativos de Islandia, la playa negra de Reynisfjara.

Cuando llegamos y aparcamos no imaginábamos que hiciese tantísimo viento… Nosotros somos de Zaragoza y estamos acostumbrados a las inclemencias relacionadas con el viento, pero aquello era otro nivel.

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Os tenemos que decir que aunque esta playa es una verdadera maravilla con esas columnas de basalto a las que llega el agua, no pudimos disfrutarla como realmente se merece…

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El viento era tal, que tiraba a la gente literalmente al suelo. Las olas rompían de una manera brutal; tanto, que a una oriental la tiraron y se la llevó la corriente y tuvieron que entrar varias personas a ayudarla…

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Ni siquiera pudimos hacer buenas fotos. Tuvimos un par de momentos de casi irnos al suelo. El lugar es espectacular de verdad, es totalmente de película.

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Nos alejamos un poco de la zona del agua porque la verdad que pasamos un poco de miedo y no queríamos acabar metidos en el mar ¡ o vete tu a saber dónde !.

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Era tan incómodo que decidimos dar por terminada la visita y volvimos al coche. Por cierto ojo con las puertas… aseguraos que el seguro os incluye este tema de las puertas y el viento porque vimos varios coches con las puertas estropeadas y os puede salir cara la broma.

Al salir de Reynisfjara no pudimos resistirnos a parar y fotografiar esta iglesia… qué bonitas son todas.

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Fuimos a ver el faro de Dyrholaey donde hacía muchísimo viento también. Me gustó mucho esta zona y las vistas que se tienen desde todos los alrededores… Increíble ver como las olas rompían con esa fuerza…

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Y ver la inmensidad de los paisajes islandeses.

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La idea inicial era ir a visitar Solheimasandur, el famoso e instragrameable avión estrellado… Pero al llegar al parking, comenzó a lloviznar, hacía muchísimo viento y como el camino no hay absolutamente nada (ahora hay que ir a pie desde el parking) desistimos y nos pusimos a comer nuestros sandwiches de rigor y una lata de mejillones que nos supo a gloria.

Me dio un poco de rabia no ir a visitar el avión pero eso hizo que tuviésemos el día mucho más relajado de tiempo y que pudiésemos disfrutar sin prisas de las siguientes paradas.

No fue el único cambio de planes del día. Fuimos a visitar el glaciar Myrdalsjökul, pero después de un camino terrible, con una carretera malísima, cuestas de órdago y algo de hielo, cuando llegamos arriba la nieve cubría muchísimo y no podíamos seguir así que nos tocó volver por donde habíamos venido…

Así que sin más nos fuimos a otro glaciar: Solheimajokul. Nuevamente, por falta de tiempo no pudimos hacer la excursión de caminar sobre ellos… Ojo con esto también porque al parecer Islandia está empezando a morir de éxito y el medio ambiente lo nota, porque muchos glaciares se están viendo afectados por los cientos de personas que caminan diariamente sobre ellos…

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Da igual cuantas veces veas un glaciar, son increíbles… qué pequeño te sientes.

Empezó a llover bastante fuerte así que nos volvimos al coche para ir a otro de los platos fuertes del día, y uno de los símbolos de Islandia: Skogafoss.

Muchos dicen que es la cascada más bonita de Islandia; no sé si la más bonita pero desde luego impresiona mucho cuando la tienes cerca.

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Esta cascada tiene alrededor de 25 metros de ancho y unos 60 metros de caida. Es impresionante ponerte frente a ella y observar esa cortina de agua.

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Tuvimos suerte de que fuese saliendo el sol y saliese un precioso arco iris que hacía aun más impresionante esta maravilla de la naturaleza.

No dejéis de subir arriba por los escalones habilitados para quedaros impresionados como nosotros al ver la caída del agua, es verdaderamente espectacular.

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Sin lugar a dudas, Skogafoss no defrauda.

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La última parada del día fue a un lugar del que guardo un recuerdo verdaderamente especial por lo gratamente que me sorprendió. Pero antes siempre te vas encontrando con preciosos sitios en los que te tienes que parar a hacer una foto…

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Llegamos a la preciosa cascada Seljalandfoss, donde pagamos 700 coronas de parking y fuimos rapidamente a hacer fotos de este sitio tan espectacular, pero sobre todo a pasar por detrás de la cascada y verla desde otra perspectiva.

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¿No os parece increíble que podamos ver sitios tan increíbles?

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Pero si algo me sorprendió fue la cercana Gljuifrabui. Se trata de una cascada oculta, escondida dentro de una gruta y se ha convertido en uno de los lugares más especiales que he visto nunca… Un pequeño consejo… CALZADO IMPERMEABLE, porque es casi 100% seguro que vas a meter los pies en el agua para llegar a este lugar tan bonito… Pero os aseguro que merece muchísimo la pena… Juzgad vosotros mismos.

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Salí encantado de ese sitio, lo mejor de todo es que no había visto (o no había querido verlas) fotos de este sitio así que la sorpresa fue impresionante… tuve la oportunidad de quedarme solo unos minutos y os aseguro que fue algo mágico.

Volvimos al coche más que satisfechos y muy emocionados de nuevo con el increíble día que nos había regalado Islandia… El viaje entraba ya en sus días finales.

Llegamos a nuestro hotel junto a Skogafoss y nos relajamos viendo Netflizxy entrando en calor con una buena sopa… (benditas sopas instantáneas…).