Nuestro segundo día en Berlín vendría cargado de cosas y cambios de planes sobre la marcha.
Después de desayunar en local «Impala» en Schönhauser Allee 173 (el cual recomendamos totalmente desde aquí), nos dirigimos caminando a AlexanderPlatz pasando por bonitas zonas verdes y por el imponente Volksbühne (escenario del pueblo) uno de los principales teatros de la ciudad.
AlexanderPlatz es un lugar un tanto extraño, pero lleno de vida. Durante la Edad Media ya era considerada el centro de la ciudad y después de quedar totalmente destruida tras la II Guerra Mundial, se convirtió en el centro de la Berlín Oriental durante la Guerra Fría; tanto fue así, que para demostrar su poder, el Gobierno construyó allí la imponente Torre de Televisión, uno de los edificios más altos de Europa y que además se ha convertido en una de las atracciones principales de la ciudad debido a su mirador panorámico.
El 4 de noviembre de 1989 fue escenario de una multitudinaria manifestación contra el gobierno comunista. 5 días después, «caía» el muro de Berlín.
Otro de los puntos interesantes de la «plaza» es el reloj mundial que se encuentra allí, en el que se pueden ver las diferentes horas de diferentes ciudades del mundo.
Además de eso, existen multitud de bares y restaurantes, además de un gran centro comercial; en el que si se tiene tiempo se pueden aprovechar algunas de sus ofertas.
Seguimos nuestro paseo y tras pasar por el Ayuntamiento Rojo, llegamos a Nikolaiviertel; el barrio Nikolai, que a esas horas estaba prácticamente vacío; además, estaba lloviendo un poco y la humedad tampoco invitaba demasiado a pasear tan temprano.
Se trata del barrio más antiguo de la ciudad; y a pesar de ir adaptándolo con edificios más modernos, aun conserva ese aire de calles medievales. Además de edificios y palacios barrocos, también se encuentra allí la Nikolaikirche, la iglesia más antigua de la ciudad en la que a pesar de ser modificada y reconstruida varias veces, se conservan muchas de sus piedras naturales.
Nos dirigimos ya hacia la Isla de los Museos, que aunque está cerca, aun quedaba un paseíllo a pie… Nuestra intención era pasar el día visitando dos museos: Pérgamo y Neues. Aprovechamos que no había casi nadie en la cola del Neues, y entramos rápidamente.
El Neues Museum o Museo Nuevo, es uno de los museos que forman parte de la Isla de los Museos; una joya arquitectónica y paisajística declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es uno de los complejos museísticos más grandes del mundo y está compuesta por cinco museos: Pergamonmuseum; Neues Museum, Altes Museum, Alte Nationalgalerie y Bode Museum.
La Isla de los Museos y muchos de sus edificios quedaron muy dañados tras la guerra y han ido sufriendo diferentes reformas; de hecho algunas de ellas aun no han terminado (como por ejemplo en el Museo de Pérgamo).
El Neues Museum estuvo cerrado durante casi 70 años y reinaugurado no hace mucho, en 2009.
Al principio su construcción estaba pensaba como una extensión del Museo Antiguo (Altes Museum) para guardar allí el resto de colecciones y se ha intentado que en las reformas se conserven las líneas del edificio original. El edificio en sí mismo ya es una maravilla ya que hacen que todo se encaje a la perfección en él, pero es que las colecciones de arte egipcio o la colección de papiros son una auténtica joya.
Pero además de arte egipcio se puede disfrutar de arte prehistórico, de arte medieval… pero si hay algo que se lleve la palma, la joya de la corona del museo es el increíble Busto de Nefertiti. No tenemos foto ya que hay 4 personas (una en cada esquina de la sala) que no permiten que se hagan fotos, ni siquiera sin flash. Solamente por ver el busto, ya merece la pena la visita… QUÉ BELLEZA !!! os aseguro que no esperaba que me gustase tantísimo, pero es realmente bonito, y su estado de conservación es perfecto (la fecha de creación la datan en el año 1351 a.C.).
Después de deambular un rato más por el museo; salimos con intención de visitar el Museo de Pérgamo; pero al salir, la cola superaba las 3 horas de espera (y subiendo) y estaba lloviendo así que desistimos en nuestra idea y entramos tras 20 minutos de cola en el Alte Nationalgalerie.
El edificio neoclásico ya impacta sólo con verlo con fuera y quizá, es lo más interesante del museo, su edificio.
A nosotros a excepción de alguna escultura y algún cuadro de los impresionistas, no nos llamó demasiado la atención (quizá porque no estamos muy puestos en pintura alemana); pero como la climatología no acompañaba nos vino muy bien.
Aunque si que es cierto que disfrutamos de algunos cuadros y no había demasiada gente así que si que es cierto que estuvimos muy tranquilos dentro.
Salimos del museo, y nos dirigimos caminando a comer a un sitio que llevábamos apuntado, un restaurante ambientado en un dinner americano; el Sixties Dinner en Oranienburger Str. 11. Comimos muy bien en un ambiente muy chulo que nos recordó nuestros viajes en coche por Estados Unidos; además de comer abundante, está bastante de precio y la comida está bastante buena.
Decidimos no tomar postre para ir a la zona de Hackerscher Mark para probar un trozo de applestrudel. Lo hicimos en el restaurante Weihenstephaner; y fue todo un acierto, estaba realmente exquisita.
Al salir, era hora de visitar Hackesche Höfe; un entramado de patios conectados entre sí que desde la caída del muro, son punto de encuentro de mucha gente.
Declarados monumento histórico en 1972; se trata de un complejo de patios cerrados que han sido restaurados y en ellos se pueden encontrar multitud de tiendas de diseño y delicatesen, barberías, tiendas de helados… Puedes ir paseando de un patio a otro entrando por alguna de sus tiendas (algunas son muy bonitas) o simplemente disfrutar del ambiente. Además en el patio I, se encuentra el conocido Chamelëon Theatre.
Para nosotros, es una de las zonas que más nos gustó, tanto es así que volvimos otra vez por allí.
Otra de las cosas que teníamos apuntadas como imprescindibles era visitar el Dead Chicken Alley situado cerca de Hackesche Höfe, en Rosenthaler Strasse.
El nombre de este callejón de cultura alternativa viene de un grupo de artistas alternativos que compraron el callejón y se hacían llamar «los Pollos Muertos».
Toda una expresión de ideas, de libertad y una explosión de colores y grafitis de todo tipo; además un pequeño museo dedicado a la figura de Anna Frank (cuando llegamos cerraban las puertas y no nos dejaban entrar).
Incluso podéis entrar en el edificio y echar un ojo a las escaleras y paredes, o tomaros algo en alguno de los locales que hay por allí ya que por la tarde noche, es una zona con bastante afluencia.
Es un sitio cuanto menos curioso, sobre todo porque si no sabes donde está puede que pase desapercibida su entrada; además, contrasta muchísimo con el resto de la zona.
Se había ya de noche; y paseando cerca de Alexanderplatz fuimos a tomar algo a la que dicen que es la taberna más antigua de Berlín; y dicen que incluso el mismo Napoleón cenó allí. Se trata de Zur Lezten Instanz en Waisenstraße 14-16.
Estuvimos tomando algo con una bloguera amiga (Pepa, del blog «Viajes y vivencias» ) y su marido y ya aprovechamos y reservamos para cenar.
Después de pasear un poco con estos amigos por el barrio Nikolai, volvimos a cenar a Zur Lezten Instanz, comida tradicional alemana a un precio bastante normal y como no, acompañado de una buena cerveza alemana. El sitio es pequeño y conviene reservar (nosotros no llevamos reserva y nos hicieron un hueco, pero la verdad que estaba lleno) además su decoración merece la pena; es como trasladarse siglos atrás.
Tocaba recogerse de nuevo, a pesar de no haber podido visitar el Museo de Pérgamo, el día había dado mucho de si, y el cansancio ya se iba acumulando.
Y el día siguiente vendría cargado de nuevo.
Eso de leer una entrada donde has estado hace tan poco tiempo mola, están los recuerdos ahí muy presentes. Un rato muy bueno que pasamos!! Estoy segura que aparte de volver a vernos en Zgz o en Cádiz nos veremos por el mundo más veces. Viendo las fotos he recordado el tiempo tan chungo, jeje y qué frío! no me extraña que los alemanas se vengan buscando el solete. Un besote!!
Qué placer conoceros Pepa ! Y en una ciudad tan curiosa !! Un abrazo guapa !