Brujas es la capital de Flandes Occidental y se encuentra a unos 90 kms al noroeste de Bruselas. El trayecto en tren dura una hora aproximadamente.

Como ya dije en un post anterior; el nombre de Brujas no tiene nada que ver con hechizos o brujería. El nombre flamenco Brugge viene del noruego antiguo Bryggia que significa puentes o embarcaderos. De he hecho la palabra Brug (singular de brugge) quiere decir puente.

En la estación de tren de Brujas, a la salida tenéis una oficina de información al visitante donde podéis conseguir un mapa con información de Brujas, por 0’50€.

Justo al salir de la estación, a unos pasos tienes el precioso Minnewater, un parque muy bonito (también llamado de los enamorados). Los colores del otoño hacían que fuese aún más espectacular; y la verdad es que parece que estás metido en un cuento antiguo. Apenas había gente a esas horas y estaba todo muy tranquilo.

Tras pasear un buen rato por este parque nos dirigimos hacia el beaterio, que a mi recordó (por disposición en la que estaban puestas las casitas alrededor de un jardín) salvando mucho las distancias claro, a las casas de los Beffeater de la Torre de Londres.

Tras esto, ya nos dimos cuenta que lo más bonito de Brujas es perderse entre sus callejuelas sin una ruta fija. Todas tienen un encanto o algún rincón especial; de hecho el casco histórico de Brujas (lo que solemos visitar los viajeros) fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000.

Entramos en la Catedral de San Salvador, muy bonita y con una sillería preciosa digna de una buena visita.

Pero a mí, me interesaba especialmente la visita a la Iglesia de Nuestra Señora para poder ver la Madonna con el Niño de Miguel Angel, pero me llevé un chasco tremendo porque estaba aislada en otra sala por la que tenías que pagar tan solo para ver esa pieza, no quise pagar porque ya en la anterior iglesia había que pagar para acceder a otra parte de la misma (aquí cobran por todo si…).

Así que seguimos callejeando por las callejuelas hasta llegar a la maravillosa Grote Markt; la Plaza Mayor de Brujas, rodeada de preciosos edificios neogóticos y dominada por su imponente campanario.

Otro punto de interés es la Plaza  Burg una plaza pequeñita pero con varios sitios de interés como la Basílica de la Santa Sangre (no entramos porque la pillamos cerrada en ese momento), el precioso edificio del Ayuntamiento en estilo gótico florido o la escribanía, en estilo renacentista.

No pudimos visitar la Basílica porque en ese momento la encontramos cerrada, así que nos metimos por un bonito callejón a la derecha y salimos a un canal en el que decidimos hacer el paseo en barca. Cuesta 7€ por persona y es más que recomendable porque vas por diferentes canales de esta preciosa ciudad y la ves desde el agua.

Aquí tengo que decir, que bueno yo iba con muchas reticencias a conocer Brujas. Os explico; como muchos ya sabéis soy un completo enamorado de Venecia, y mucha gente decía que eran parecidas, que por eso se llamaba la Venecia del Norte (al igual que a Amsterdam, Estocolmo, Gante, Chicago jajaja). No tiene nada que ver, y con esto no quiero decir que Brujas sea fea, al contrario. Pero Venecia es única.

Decidimos buscar un sitio para comer para llenar el estómago y descansar un poco (encontraréis muchísimos sitios para comer; nosotros escogimos un italiano donde comimos muy bien y muy bien de precio).

Tras la comida volvimos a salir a callejear sin rumbo, y como se había nublado un poco decidimos hacer el paseo a la zona de los molinos a pie (la idea era haber alquilado una bici para ir al pueblo cercano de Damme pero al principio amenazaba lluvia…). Es una zona que me gustó mucho, sobre todo para los que no estamos acostumbrados a ver molinos y el paseo es agradable y tranquilo.

Ahora sí que seguimos paseando sin rumbo, haciendo una y mil fotos a los canales…

Y llegamos a la que dicen que es la mejor chocolatería de Brujas (The Chocolate Line; Simon Stevinplein 19, Brugge) y nos compramos un par de chocolatinas y nos fuimos a una terraza a comerlas bebiendo una buena cerveza típica de Brujas que estaba deliciosa. Os aseguro que las chocolatinas eran de pecado ¡!! Totalmente recomendable entrar a la tienda aunque solo sea por el olor ¡

Tras esto nos fuimos de nuevo a la zona de la Grote Markt a comernos unas frittes y ver pasar a la gente; tranquilos y sin prisas, y seguimos paseando por canales solitarios como de cuento de Andersen.

Y poco a poco a luz iba cayendo en Brujas y la ciudad se iba vaciando de turistas… y era aun mucho más bonita si cabe. En esto si le pasa como a Venecia, que de noche es una ciudad mágica.

Os recomiendo que si hacéis como yo ir y volver en el día, aprovechéis a coger el último tren y disfrutar de la noche en Brujas, porque tiene un encanto especial.

Brujas es una ciudad perfecta para visitarla en un día, y es muy muy bonita, sí que es cierto que es como una ciudad de cuento. Está perfectamente cuidada y muy limpia. Me sorprendió mucho que a pesar de la cantidad de gente que había, tan solo tenías que meterte por un callejón para encontrarte completamente solo.

Cuando ya era de noche, cogimos el tren de regreso a Bruselas y antes de volver al apartamento probamos otra variedad de buenísima cerveza…

Me gustaría terminar el post añadiendo algunas conclusiones sobre Bélgica:

Personalmente, me sorprendió muchísimo todo. Era un país que no tenía prisa en visitar, y regresé encantado, es muy muy interesante para visitar y muy cómodo para visitar sus ciudades porque están muy cerca unas de otras.

Bruselas me pareció una ciudad con muchas posibilidades, muy bonita y a la que la gente que sólo le dedica un día incluso medio, se pierde lo mejor de Bruselas que es su ambiente. Yo tuve la oportunidad de salir un poco por ahí, y me lo pasé en grande.

Si tenéis pensada una escapada, no lo dudéis porque merece muchísimo la pena. Eso sí… cuidado con la cerveza belga!!! Que es muy traicionera os lo aseguro ¡