El día anterior había sido tan solo para traslados, y finalmente entre unas cosas y otras llegamos a la motonave pasadas las doce de la noche… así que tras unas breves explicaciones y la asignación de camarotes, nos fuimos a dormir.

Comenzaba el crucero por el Nilo partiendo desde Luxor hasta Asuán que durante 3 días y medio nos llevaría a conocer algunas de las maravillas del Antiguo Egipto.

El primer punto del día sería visitar el Templo de Karnak.

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El Templo de Karnak se encuentra en la ciudad de Luxor y está considerado como el templo de columnas más grandes del mundo. Además es el templo más grande de Egipto y hoy en día se siguen encontrando restos que lo hacen aun más grande.

Antes de acceder al templo nos encontramos con una gran avenida de esfinges con cabeza de carnero que en su época llegaban desde este templo al Templo de Luxor y al río Nilo.

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Fue construido por multitud de faraones (entre ellos Ramsés II y Ramsés III) ya que su construcción duró entre el 2200 y el 360 a.C.

En su interior entre otros múltiples templos pequeños contiene el gran templo de Amón y un gran lago sagrado.

Pero si hay algo que llama la atención y te deja con la boca abierta es la Gran Sala Hipóstila que contiene 134 columnas es sus más de 5000 metros cuadrados.

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No sabíamos donde mirar, y no sé si fue por ser el primer templo que visitamos pero nos quedamos totalmente impactados al entrar en la sala; pero sobre todo, al pasear prácticamente en solitario entre las gigantescas columnas.

No os puedo describir la sensación pero era como algo hipnótico algo que no te dejaba salir de aquella sala…

Además de esta sala nos gustó mucho poder ver uno de los dos obeliscos de Tutmosis I de 23 metros de altura y preguntarnos cómo era posible que hiciesen aquellas maravillas.

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En la zona noroeste del templo, frente al lago sagrado se encuentra el escarabajo sagrado que simboliza el triunfo del sol sobre las tinieblas.

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Tras las explicaciones pertinentes el guía nos dejó tiempo libre que utilizamos para perdernos por el templo pero sobre todo para volver a la sala hipóstila y seguir maravillándonos en ese lugar tan especial y en el que notábamos tanta energía.

Una vez fuera del templo de Karnak, nos dirigimos al siguiente punto y fuimos visitar el Templo de Luxor.

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El Templo de Luxor se encuentra a poca distancia del anterior (relativamente) en plena ciudad de Luxor. Fue descubierto en 1884 y está considerado como uno de los templos más importantes de Egipto.

Este templo en los tiempos faraónicos, estaba comunicado con el templo de Karnak por la majestuosa avenida de las esfinges.

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Este templo fue construido por Amenhotep III y Ramsés II entre los años 1400 y 1000 a.C. y está dedicado al dios Amón y a Khonsu.

Mide unos 260 metros de longitud y su frente fue levantado por Ramsés II y mide 65 metros de largo en el que están representadas diversas campañas militares de Ramsés II.

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Por cierto que de los dos obeliscos de la entrada solo queda uno; el otro está en la Plaza de la Concordia de París.

Si el exterior es imponente el interior es espectacular con las cortes de Amenofis III y Ramsés II.

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Y para mí lo más espectacular sin duda, la gran estatua de Ramsés II aunque bien es verdad que es todo tan bonito que llega un momento que te abstraes por completo del guía, o de tu guía de bolsillo y te dedicas a observar cada detalle.

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Después de empaparnos bien de la historia del templo vimos como las diferentes religiones y el paso del tiempo se han hecho hueco.

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Solamente habíamos visto dos templos y ya estábamos fascinados; pero otro de los puntos fuertes venía a continuación ya que íbamos a visitar el Valle de los Reyes.

Visitar el Valle de los Reyes es una de las cosas imprescindibles que hay que hacer en Egipto ya que es la necrópolis faraónica. Allí se encuentran inhumados muchísimos faraones del Imperio Nuevo.

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A día de hoy se han descubierto más de 60 tumbas, y cada poco tiempo se van descubriendo cosas nuevas en el valle.

La entrada básica al Valle de los Reyes incluye el acceso a 3 tumbas, nosotros visitamos las tumbas de Ramsés IV; Meremptah, Ramsés IX y además compramos la entrada para visitar la tumba de Tutankamón.

Una vez en el valle, un trenecillo nos lleva a la zona de las tumbas excavadas; las cuales se distinguen por un número que es el orden en el que fueron descubiertas.

Hagamos un inciso. Supuestamente está prohibido hacer fotos una vez llegas a la zona de las tumbas y digo supuestamente porque hay unos guardas que se supone que te prohíben sacar fotos. De hecho llegan a ponerse agresivos (lo hemos visto) pidiendo multas de unos 20 euros. Ahora bien, se te acercan y te hacen gestos como diciendo que si les das una propina hacen la vista gorda. A mí personalmente esto es algo que me molesta muchísimo; que pongan una tarifa para poder echar fotos pues bueno, pero que esté prohibido pero si pasas por el aro de darles propina…

Yo saqué una foto a escondidas después de enfadarme y ver cómo se ponían si no pagabas y viendo a gente que después de dar propina les dejaban incluso grabar…

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Tengo que decir que la visita a la primera tumba (Ramsés IV) nos dejó totalmente fascinados por el estado de conservación y además por estar casi sin gente allí dentro…

Una vez visitadas las tres tumbas que incluía la entrada básica, fuimos a visitar la tumba de Tutankamón (esta era opcional). Olvidé apuntar cuanto cuesta, pero nos costó alrededor de 100 libras por persona. Al principio teníamos dudas sobre visitar esta tumba o no, ya que nos habían dicho que no tenia nada, que estaba vacía, pero yo desde niño había soñado con visitar la tumba de la que se habían hecho películas y escrito tanto sobre aquellas maldiciones.

Tengo que deciros que a nosotros nos encantó; es cierto que no tiene esas paredes tan bonitas, pero como no esperábamos nada nos quedamos boquiabiertos al ver la momia de Tutankamón y el sarcófago. De hecho hubo un momento en el que no había nadie en la tumba más que nosotros dos (y la momia…) y fue uno de los momentazos de todo el viaje. No os podemos decir si debéis o no entrar, pero sinceramente una vez que estás allí creemos que merece muchísimo la pena entrar a ver la tumba, que por cierto es la KV62. Como sabréis todo el tesoro de Tutankamón (que por cierto es increíble) se encuentra en el Museo del Cairo.

Dejamos atrás el Valle de los Reyes y nos dirigimos a visitar una tienda de artesanía (ya sabéis que cuando uno hace este tipo de circuitos guiados muchas veces están incluidas las visitas a determinadas tiendas o negocios en los que imagino el guía se llevará una comisión).

La tienda realmente era muy bonita y nos recibieron con mucha alegría cantando pero sobre todo contentos de ver a turistas que en mayor o menos medida les dejarían unas ganancias. Nosotros compramos allí dos escarabajos bien grandes que; aunque fueron caros, al menos eran de buena calidad.

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Regresamos al barco a comer y tener un rato de relax en la terraza de la motonave mientras disfrutábamos de las fabulosas vistas hacia Luxor.

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Volvimos a salir para visitar el Templo de Medinet Habu; situado en la aldea del mismo nombre y conocido como el Templo de Ramsés III.

Este templo constituía uno de los templos religiosos más importantes de la antigua Tebas y contaba incluso con un embarcadero y canal propio que lo unía con el río Nilo para sacar en barco a los dioses.

La entrada monumental, está decorada con imágenes del Faraón luchando contra los dioses Ra Horajti y Amón.

Si los templos anteriores nos dejaron con muy buen sabor de boca, este no se queda atrás ya que además de los impresionantes patios, cuenta con unas decoraciones en un estado de conservación excepcional.

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Además de eso, aquí aun encontramos menos gente que en los templos anteriores (en los que ya había poca gente) y pudimos disfrutar más gusto perdiéndonos por los rincones «ocultos» del templo y admirando los colores de las pinturas de las paredes y disfrutando de otra magnífica sala hipóstila; pero sobre todo sintiéndonos afortunados de poder visitar estos templos casi en solitario.

Una vez fuera y antes de volver a la motonave hicimos una breve parada para ver los Colosos de Memnon.

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Los Colosos de Memnon están situados cerca de Medinet Habu y son los restos; o mejor dicho, lo que queda en pie del Templo funerario de Amenhotep III.

Estos colosos de piedra de 18 metros presidían la entrada del templo; y desde la antigüedad son famosos porque al coloso de la derecha se le llamaba el «coloso parlante» ya que al parecer al salir el sol, el coloso emitía un sonido particular.

Tras esta breve parada volvimos a la motonave donde antes de cenar pudimos disfrutar de una bonita puesta de sol que aunque se puso el día algo nublado, fue muy bonita.

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Fue un primer día agotador que además arrastraríamos el resto de los días, pero las maravillas que vimos para empezar nuestro viaje nos dejaron sin palabras, y el hecho de no tener ningún tipo de aglomeración merecía la pena todo ese cansancio.