Nuestra ruta de una semana por Croacia comenzó en el aeropuerto de Dubrovnik, recogiendo nuestro coche de alquiler (por el que pagamos un plus de 18 euros más para poder pasar en ferry llegado el caso).
Nuestro vuelo llegaba muy temprano y teníamos muchas horas de coche por delante porque ese mismo dormíamos en las inmediaciones de Plitvice.
Poco después de salir del aeropuerto, antes de llegar a Dubrovnik hay una parada obligatoria en la carretera y es que las vistas de la ciudad desde la carretera antes de llegar son increíbles.
Seguimos la ruta y decidimos parar en Slano, un pequeño pueblo costero para tomar un café.
No tiene mucho interés aunque si que es cierto que tenía algún rico majo para pasear y estirar las piernas.
Estuvimos paseando por la zona de la playa haciendo alguna foto y volvimos al coche por donde habíamos venido para continuar nuestro camino a la siguiente parada.
La parada programada era un lugar que tenía ganas de visitar sobre todo por su panorámica: Ston.
Situado en la península de Pelsejac, Ston se encuentra a unos 60 kilómetros de Dubrovnik y su interés radica en que en él se encuentra una de las murallas más largas del mundo; de hecho, en muchos sitios quizá leáis que lo llaman la gran muralla europea.
Cuenta con algo más de 5 kilómetros de longitud y aunque es del siglo XIV y ha pasado por varias visicitudes, se conserva en buen estado y es posible hacer una visita paseando por ellas.
Nosotros no hicimos el paseo por la muralla porque cuando llegamos a Ston era la una de la tarde y hacía un calor bastante importante… Si tenéis tiempo y ganas, contad con que el recorrido son más de 5 kilómetros y que algunos tramos son bastante empinados.
Nos dedicamos a pasear por sus calles de trazado medieval y ya decidimos quedarnos a comer por allí.
Después de comer nos acercamos a ver la iglesia de cerca y dar otro paseillo aprovechando que apenas había gente por la zona; eso sí el parking estaba bastante lleno, aunque las calles bastante vacías.
Nos quedaba aun bastantes horas de carretera hasta llegar a la zona de Plitvice, así que nos pusimos a ella haciendo una parada técnica a mitad de camino para repostar y estirar las piernas.
Según nos íbamos acercando más al interior el paisaje y la temperatura cambiaban por completo y por fin llegamos a esta zona rural, en la que teníamos el apartamento para esa noche, en la zona de Smoljanac muy cerca de la entrada de los Lagos de Plitvice.
El apartamento muy correcto, y cuenta con nevera y una pequeña zona que hace las veces de cocina (pero no tenía zona para cocinar). Es una buena opción para estar cerca de los lagos. Podéis reservarlo aquí.
Después de dejar las maletas, fuimos a cenar al único sitio que había abierto, pero cenamos muy bien y a un precio correcto (para ser lo único que había abierto). Este día fue un poco de transición pero la verdad que la ruta pintaba bien y se había iniciado sin incidencias…
Nada más cenar, nos fuimos a dormir bastante cansados ya que como de costumbre nuestro viaje había empezado la madrugada anterior para ir desde Zaragoza a Barcelona, y además al día siguiente tocaba madrugón.